Número 116 | Jueves 2 de marzo de 2006
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

Los trapitos al sol

El DIF dio a conocer los resultados del Diagnóstico de la Familia, amplia investigación que, pese a lo accidentado de su hechura y la falta de consensos entre especialistas en el tema, ofrece datos relevantes de la diversidad familiar, por más que la institución busque acomodar las cifras para sustentar su militancia a favor
de una única familia: la nuclear.




Por Fernando Mino
Luego de más de tres años de su anuncio, por fin fue dado a conocer el Diagnóstico de la Familia Mexicana, conjunto estadístico y reporte descriptivo que muestra las formas de cohabitación y convivencia de los mexicanos, planeado por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) para demostrar la composición nuclear de la “familia mexicana”. El Diagnóstico muestra que al año 2000 existían 20.6 millones de familias, 74 por ciento de las cuales eran nucleares —compuestas por una pareja con o sin hijos— y 26 por ciento extensas —donde conviven más de dos generaciones.

Durante la presentación del accidentado trabajo de investigación, el 24 de enero pasado, el secretario de Gobernación, Carlos María Abascal, dijo que la familia se proyectará “hasta la eternidad” a través del amor, libre de la influencia de la política, porque “podría prostituirla”. Para Carlos Javier Echarri, doctor en demografía e investigador de El Colegio de México, el Diagnóstico es un esfuerzo importante que debe dar pie para que los interesados discutan los resultados, con apertura a todas las posturas sobre la temática familiar.

El conjunto del Diagnóstico de la Familia ve la luz luego de un complicado proceso que inició con la presentación del proyecto en la residencia presidencial de Los Pinos el 4 de noviembre de 2002. Explica Carlos Javier Echarri: “Este diagnóstico salió a trompicones. Tuvieron que contratar tres despachos distintos porque era una encuesta muy grande, también estaba el hecho de que se les iba el tiempo y había que ejercer el presupuesto destinado al proyecto; y, por otra parte, no fue un proyecto muy abierto: yo nunca vi una convocatoria o un concurso público para participar. Esto se presta a suspicacias; aunque las personas que diseñaron la encuesta son académicos de renombre, que no se prestarían a hacer una encuesta a modo, lo mejor era la apertura”.

La investigación incluyó una recopilación y cruce de datos de los censos y encuestas realizadas por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) y el Consejo Nacional de Población, un análisis comparativo de las legislaciones civiles del país, y la realización de una encuesta representativa -levantada entre 23,849 personas de todo el país , la Encuesta de la dinámica de las familias en México, realizada por el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM a lo largo de 2005, con base en un convenio de colaboración firmado con el DIF desde agosto de 2003.

Las muchas familias
El mismo concepto de familia se presta a amplios debates. “El etiquetar a 'la familia' siempre implica el peligro de dejar fuera a muchos conjuntos humanos que pueden cumplir con las funciones familiares, pero que no encajan en la definición. La realidad es mucho más compleja de lo que solemos imaginar, y andar haciendo definiciones que cubran toda la gama puede ser muy complicado”, considera Echarri.

Dentro del Diagnóstico de la Familia Mexicana, el Prediagnóstico sobre la dinámica familiar, elaborado por el investigador Luis Leñero Otero, del Instituto de Estudios Sociales, reconoce la complejidad del tema: “Aparentemente todos creemos saber lo que es la familia, porque la hemos vivido desde nuestra infancia y la hemos formado o proyectado en nuestra juventud madura, en nuestra adultez y edad mayor. Pero por ello mismo, nuestra experiencia personal es equívoca si queremos extrapolarla al conjunto de familias”.
Asimismo, el análisis de Leñero recorre las diferentes posturas desde las que se ha abordado la temática familiar. Entre ellas, resaltan “las concepciones fundamentalistas” que a partir de ciertos dogmas, “deducen la importancia de cierto modelo ideal de organización familiar y, por lo tanto, de los comportamientos que obedecen a supuestas 'leyes naturales' en las relaciones familiares”.

No son todas las que están
El Diagnóstico de la Familia ofrece información cuyo fin, de acuerdo a Leñero Otero, no es imponer un modelo ideal de familia sino “un camino posible de solución a problemas y necesidades familiares”. Problemas que están lejos de las supuestas amenazas a la familia que describe la directora del DIF, Ana Rosa Payán: “Los ataques del exterior hacia la familia son constantes y esto lo vemos a través del lenguaje. Me acuerdo cuando éramos chicos; las malas palabras hasta eran pecado. Ahora las decimos con una naturalidad, al grado de que quien no las dice ya no es gracioso” (La Jornada, 13 de febrero de 2006).

Para Carlos Javier Echarri no existen amenazas contra la familia. “En todo caso, entre las fuerzas que están en contra de la familia, yo pondría los bajos salarios, el desempleo, la falta de seguridad social, la carencia de una vivienda digna, etcétera”.

Pero los “constantes ataques” que ven Payán y otros funcionarios y funcionarias ultraconservadores son de otra índole, como quedó claro desde el II Congreso Internacional de Familias, celebrado en febrero de 2005 en Guadalajara con el patrocinio del DIF nacional, donde se pronunciaron en contra del reconocimiento de parejas del mismo sexo, a las que calificaron como “contrarias a la naturaleza humana”.

Esta misma idea es la que guía a Ana Rosa Payán a decir que en el Diagnóstico de la Familia Mexicana no se mencionan a las familias conformadas por parejas homosexuales porque el DIF nacional sólo puede trabajar con aquellas uniones que la ley reconoce. “Aquí el problema no es si existe, ¡claro que existe! Pero en la ley no se reconoce”, aseguró.

No obstante, si se rastrea, las parejas homosexuales sí aparecen en las estadísticas. “En los censos del año 2000 revisé el número de casos en que el sexo del jefe o jefa del hogar y el del cónyuge eran iguales; el resultado fue de alrededor de 0.7 por ciento del total de los hogares del país”, señala Carlos Javier Echarri. Y aunque se trate de un subregistro, aún así significan miles y miles de familias formadas por parejas del mismo sexo.

Por lo pronto, la reflexión y el análisis en torno a la composición de las familias mexicanas han quedado abiertos. Para Ana Rosa Payán, fueron los académicos responsables de la investigación los que “determinaron la encuesta que refleja que hay más preocupación en la familia nuclear que por otro tipo de familias”.
Los resultados arrojados por el Diagnóstico de la Familia Mexicana abren la discusión y se prestan a la controversia.

“El esfuerzo no debe quedar en el Diagnóstico, sino convertirse en una especie de seminario público para la discusión abierta. El Estado no puede diseñar políticas para lo que se imagina que son las familias, vistas desde un punto de vista ideológico y religioso, y no atender la conformación real y plural de las mismas”, concluye Echarri.