Número 116 | Jueves 2 de marzo de 2006
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

Ganar la batalla de vivir

 
Carole Joseph | Antonio, joven de 27 años y miembro del Ejército Mexicano, recibió su diagnóstico de VIH de un médico militar acompañado de las siguientes palabras: “Lo más seguro es que te vas a morir en poco tiempo. No tendrás derecho a servicio médico”.

“Soy Antonio, nací en Tepic, Nayarit, y tengo más de 10 años de vivir con VIH. Durante todo este tiempo he luchado por mis derechos como ser humano y por tener una vida mejor. Ahora me dedico a estudiar la preparatoria y a aprender psicología de forma autodidacta.

“A los 16 años ingresé a la escuela militar. Sabía que perdía lo más importante para mí, que era mi libertad, pero quería estudiar; siempre quise llegar a ser piloto. Por fin, en 1992 ingresé a la Fuerza Aérea Mexicana. Le daba mantenimiento a los aviones.

“Eran jornadas de trabajo muy pesadas, debía pasar lista temprano y hacer todas las actividades que el jefe en turno me ordenaba. Un día me mandaron a Tabasco, estaba con la escoba y el trapeador todo el día, pero no me importaba, porque iba a conocer a otra gente y aprendería cosas nuevas de la aviación.

“Era mucha la presión, así que en mis tiempos libres me olvidaba de la vida militar. Me iba a pueblear y a conocer gente. Eran noches de alcohol, hombres, mujeres, cantinas. Despapaye, pues. El no estar cerca de mi familia me hizo buscar otras compañías. Todos queríamos un rato de cariño y necesitábamos estar con otras personas.

“Cuando me mandaron de apoyo a Oaxaca estuve varias semanas en cama con gripe, temperatura, dolores en el cuerpo y dolores intensos de garganta que no me permitían comer. Estaba seguro que había pescado dengue o paludismo en Tabasco, pero nunca me imaginé que podría tener VIH.

“Después de que me dieron el diagnóstico y me dijeron que no tendría servicio médico, fui a Derechos Humanos y a la Comisión Nacional de Arbitraje Médico, pero nunca me dieron respuesta. Me dieron de baja y me liquidaron.

“Después de más de cinco años sigo en espera de una respuesta por parte de la Comisión de Arbitraje Médico. Busqué la forma de desacreditar al doctor que me dio el diagnóstico de forma tan vil. Me trató de una forma cruel, como a un condenado, como si no tuviera derecho a vivir.

“No podía ocultar más mi infección, tuve que hablar con mi familia, y afortunadamente me apoyaron mucho. Se me complicó el encontrar trabajo, pero ahora tengo uno estable, en donde estoy muy a gusto. Aunque, claro, no puedo decir cuál es mi condición, pues seguramente sería rechazado.

Perdí la batalla contra el Ejército, pero no la batalla de saber vivir de forma diferente. He definido qué clase de vida quiero tener; tengo más claro qué es lo que viene y qué es lo que va pasar. Y para defender mis derechos seguiré luchando.