Usted está aquí: viernes 3 de marzo de 2006 Opinión CIUDAD PERDIDA

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Retos y debates: el pez por su boca muere

¿Por qué gritan las chachalacas?

Las lecciones de Carlos

DICE EL lugar común que el pez por su boca muere, y en este caso -espero que usted perdone el abuso del recurso- cae como anillo al dedo.

NO HACE mucho, la bastante poco conocida editorial Nuevo Siglo XXI Ediciones hizo circular un libro en el DF, el cual ofrece "lecciones" acerca de los debates entre candidatos a la Presidencia. En uno de sus apartados, titulado Los debates ¿inútil show o efectiva persuasión?, dice:

"UN ASUNTO que en las campañas modernas siempre está presente es el debate, que más que útil a los candidatos, lo es para la prensa. El debate es una cuestión sobre la que los candidatos tienen poco control, y por ello hay mucho más que perder que ganar con él. Claro que para la prensa allí surge el verdadero yo de los candidatos. Como no hay control de todas las preguntas, es una oportunidad para ver al hombre real, ver su agilidad mental, conocimiento, manejo de la agresividad, su desempeño en situación adversa.

"PERO EL debate no reditúa para sus actores. Según estudios de opinión realizado en Estados Unidos desde 1960, cuando Nixon y Kennedy debatieron, se sabe que no incide en forma relevante sobre los votantes y rara vez aporta nuevos; el debate, salvo rarísimas excepciones, sólo refuerza las preferencias dadas.

"EN REALIDAD el margen de personas que se deciden por un debate es muy pequeño. Además, como no hay marcadores objetivos que digan quién gana, cada quien ve el resultado como le conviene y todo candidato que se respete tiene que tener los spin dectors que son los intérpretes interesados y comprometidos para tratar de influenciar sobre la calificación del debate".

EL TEXTO lo firma el nuevo vocero del PRI de Roberto Madrazo: Carlos Flores Rico, y se titula Lecciones fáciles para elecciones difíciles. Introducción a la planeación estratégica de campañas, pero bien podría llamarse: ¿Y entonces por qué gritan las chachalacas? Buena lección, Carlos, muy buena.

El caso María Isabel Sheraton

LA FARSA llegó a su fin y la delegada de Cuauhtémoc, Virginia Jaramillo, se venció ante las amenazas y la fuerza de las trasnacionales que apoyaron a la empresa dueña del Sheraton. Cuando menos eso parece.

LO MAS importante de todo esto, no hay que olvidarlo, fue un acto de discriminación de la administración del hotel ubicado en Paseo de la Reforma, por órdenes del gobierno de George Bush, conflicto no ha sido subsanado.

RAPIDO Y sin mayores problemas, es más, hasta con gusto, los dueños del hotel pagaron las multas de las sanciones que la delegación impuso por los actos de ilegalidad cometidos por la empresa, pero en ningún momento se exigió que estos sujetos cumplieran con las leyes mexicanas.

LO PEOR es que la delegada no parecía estar muy preocupada por que la ley mexicana que evita la discriminación se cumpla, y con ello deja abierta la puerta para que cualquier día, cuando se les antoje, los señores del Sheraton expulsen de sus instalaciones a cubanos, venezolanos y hasta mexicanos (¿por qué no?) que se supongan enemigos del régimen de Bush.

NADA GARANTIZA que los dueños del Sheraton rectificarán su actitud. Con el mismo gusto de ahora, esos señores pagarán las ridículas multas y seguirán pasando por sobre las leyes de este país, sobre su soberanía, es decir, sobre su pueblo, sin ninguna pena.

ES VERDAD que a Virginia Jaramillo la dejaron sola. Es verdad que ninguna instancia le brindó el apoyo suficiente para que su decisión, apoyada en las leyes, se cumpliera de cabo a rabo, pero también es cierto que todo esto terminó en una especie de farsa que sólo benefició a las políticas extraterritoriales que pretende imponer Bush en todo el mundo.

QUIZA SEA necesario que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal -cuando menos- revise las leyes y los reglamentos para endurecerlos, de tal modo que un acto de discriminación se castigue con el cierre definitivo del establecimiento que lo cometa.

TAL VEZ ello haga despertar a los diputados locales del letargo en que se encuentran -tras saberse candidatos a otros puestos de elección popular- y se decidan a discutir a fondo este asunto que interesa a todos. Bueno, eso es lo deseable, pero ellos tienen la última palabra.

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