Usted está aquí: lunes 6 de marzo de 2006 Capital El gobierno foxista sacó al DF de su programa de changarros

Rocío Mejía: prefirió beneficiar a microfinancieras y bancos, como el de Elektra

El gobierno foxista sacó al DF de su programa de changarros

Durante los cinco años recientes la entidad dejó de recibir 100 millones de pesos, asegura

LAURA GOMEZ FLORES

Ampliar la imagen Pese a existir en el Distrito Federal 2 millones y medio de personas en pobreza o marginación, la administración federal decidió excluirlo del Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario Foto: Luis Humberto Gonzalez

El Distrito Federal dejó de recibir 100 millones de pesos durante los cinco años recientes del programa de changarros, orientado a apoyar la actividad productiva de la gente de menos recursos, pese a contar con 2.5 millones de personas en pobreza o marginación, debido a que las autoridades federales se orientaron a apoyar a microfinancieras privadas, como Santa Fe de Guanajuato, o bancos, como el de Elektra, que cobran tasas de interés anuales de 96 por ciento.

Dicha situación, explicó la directora del Fondo de Desarrollo Social (Fondeso), Rocío Mejía Flores, se ha traducido en la pérdida constante de los implementos de trabajos de los acreditados, pues difícilmente logran cubrir el doble de lo prestado a dichas instituciones bancarias o intermediarios financieros, como Fincomun o Compartamos, éste último con apoyo de Banamex y emisiones en la Bolsa Mexicana de Valores.

Oficios sin respuesta

Los oficios enviados por el gobierno capitalino desde 2001 a la Secretaría de Economía, para ser considerados dentro del Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario (Pronafin), no tuvieron respuesta, pese al envío del padrón de personas en pobreza y la publicación de su normatividad, donde se establecía que los apoyos se entregarían a las dependencias que ya venían colocándolos, lo cual no se cumplió.

"Nunca tuvimos un peso del programa de changarros, ni tampoco otros apoyos porque todo se lo dieron a las microfinancieras privadas, como la de Santa Fe de Guanajuato, Fincomun y hasta el banco de Elektra, cuando no necesita prestarle, sobre todo porque el apoyo a los acreditados se ha convertido para ella en un negocio, al imponer una tasa de interés mensual de entre 6 y 8 por ciento, de las más caras en el mercado", argumentó.

La funcionaria señaló en entrevista que la política de "bajar" los recursos vía intermediarios financieros no bancarios fue un error del gobierno federal porque no se apoyó a los fondos estatales, como el Fondeso, que sí están en el segmento de los más pobres, impulsando la creación de cientos de negocios informales y la pérdida de los equipos o herramientas de trabajo de los beneficiados.

"Tan sólo Elektra, al ver que el programa podría generarle importantes ganancias, entra al mercado e impone una de las tasas más elevadas al año, de 96 por ciento, pero no conforme con ello, se queda con la garantía que exige al acreditado, porque le prestan sobre el equipo o maquinaria que tienen y ellos mismos le venden. Así que por todos lados gana, cuando, según se nos dijo, se trataba de apoyar a los más pobres mediante la creación de un negocio que les permitiera el autoempleo, lo cual no ha sucedido", argumentó.

Otro error

La Ley de Ahorro y Crédito Popular, que entró en vigor en enero pasado, significa otro grave error de las autoridades federales, porque deja en manos de las grandes financieras toda la operación de crédito, mientras a las pequeñas, micro y cooperativas, que fungían como "banquitos sociales en los pueblos, las deja fuera en total estado de indefensión, después de ampararse cuatro años", indicó.

Por ello la determinación de esta administración local de impulsar un programa de apoyo a grupos solidarios integrados hasta por 15 personas, con créditos de 3 mil a 12 mil pesos, según la recuperación de los recursos, y a las micro y pequeña empresas con préstamos de hasta 300 mil pesos, con tasas de interés de 4 y 6 por ciento mensual en promedio y plazos de 4 a 36 meses, respectivamente, destacó.

Se trata, dijo, de atender las demandas y necesidades de los diferentes sectores sociales respecto al creciente requerimiento de apoyos crediticios para iniciar proyectos productivos, ofreciendo alternativas a los emprendedores que no son sujetos de crédito por parte de la banca comercial, sin exigirles y con acceso gratuito a cursos de capacitación, asesoría y apoyo para la comercialización de sus productos y servicios, para evitar su fracaso.

"Aquí la ventaja es que nosotros sí apoyamos al más pobre de la ciudad y corremos el riesgo, aún en el programa establecido con Nacional Financiera, que busca fomentar el desarrollo de las actividades productivas de micro, pequeñas y medianas empresas a través de intermediarios financieros bancarios con créditos hasta de un millón de pesos, pero el programa changarros no se arriesga y no presta al más pobre, como según dice", afirmó la funcionaria.

 
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