Usted está aquí: martes 7 de marzo de 2006 Opinión DESDE EL OTRO LADO

DESDE EL OTRO LADO

Arturo Balderas Rodríguez

Globalización sí...pero no tanta

LA INTENCION DE ADQUIRIR la concesión para que una compañía propiedad del emirato de Dubai opere seis de los más importantes puertos en Estados Unidos es el más reciente tropiezo de George W. Bush. Para sorpresa de muchos, no fue la bancada demócrata la que se opuso más vehementemente a la operación, sino algunos distinguidos miembros del Partido Republicano, al que pertenece el presidente. Por lo pronto su instrumentación estará en suspenso durante mes y medio, tiempo en el que el Congreso revisará sus detalles, principalmente los que conciernen a seguridad. Independientemente de las cuestiones técnicas, el aspecto más complejo es que pone a prueba el concepto de "globalización salvaje".

LO QUE EN PRINCIPIO era una objeción de los congresistas, debida a la poca claridad sobre los aspectos en el manejo de la seguridad, ha tocado también la idea de la soberanía con la que el país debe administrar áreas claves, como son sus puertos de entrada. Si uno lee con cuidado las cartas que los lectores envían a los diarios y los comentarios de varios analistas políticos, se percata de que hay sorpresa generalizada al conocerse que los más importantes puertos de Estados Unidos están manejados por compañías ex-tranjeras. Se cuestiona que una parte vital de la economía pueda estar administrada por extranjeros.

NO ES EL PRIMER CASO en que una operación semejante es pospuesta o revertida. Cabe recordar que el año pasado una compañía china estuvo a punto de adquirir la petrolera Unocal. Sus intenciones se frustraron mediante una serie de subterfugios detrás de los cuales se ocultaba el hecho de que una compañía extranjera no podía poseer ciento por ciento de un recurso estratégico, mucho menos si esa empresa estaba situada en un país con el potencial económico que tiene China. El resultado fue que se vendió a la petrolera estadunidense Chevron.

EL ASUNTO DE LA CONCESION en los puertos tiene muchas aristas que se limarán una a una. Lo cierto es que el manejo un tanto descuidado de la operación y la consecuente publicidad al respecto destaparon una caja de Pandora en la cual se pone en entredicho la exigencia a otros países de abrirse a un proceso de globalización. La apertura masiva del comercio en el marco del "libre mercado" sin taxativas demuestra que soberanía y nacionalismo no son conceptos pasados de moda, inclusive en la nación más poderosa de la tierra, tan dispuesta a globalizar comercio, finanzas, comunicaciones, ideas y democracia por igual.

CONSECUENCIA INDIRECTA de todo este embrollo es la interpretación entre la población de origen árabe sobre el doble rasero aplicado: los ingleses no tuvieron mayor impedimento para administrar los puertos que ahora proponen administrar los árabes. Como que el horno no está para bollos, especialmente tratándose de relaciones con los países árabes.

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