Usted está aquí: jueves 9 de marzo de 2006 Capital Desatención a demandas de comuneros provoca violencia en Villa Milpa Alta

Retienen al delegado y al titular de la Corena, tras chocar con talamontes

Desatención a demandas de comuneros provoca violencia en Villa Milpa Alta

JOSEFINA QUINTERO M.

Ampliar la imagen Un talamontes fue sorprendido derribando árboles en el bosque de Milpa Alta, donde existe tala clandestina Foto: Marco Peláez

La tala clandestina de árboles, el robo de piedra de monte y el condicionamiento para la aplicación de los programas del Gobierno del Distrito Federal en los bosques provocó un enfrentamiento entre comuneros de Villa Milpa Alta y pobladores de San Salvador Cuautenco, de la misma delegacion, que en la madrugada de ayer dispararon en contra de los milpaltenses, quienes retuvieron a funcionarios de la delegación, al director de la Comisión de Recursos Naturales (Corena), Nicolás Mendoza, y al jefe delegacional, Cuauhtémoc Martínez Laguna, para exigir soluciones inmediatas y resolver el abandono y la comisión de actos ilícitos en las tierras comunales.

El enojo de los comuneros se originó por no poder defender sus tierras de los "invasores" y "ladrones de madera y piedra". En una revisión que realizaron los representantes de los nueve pueblos que integran Villa Milpa Alta, para valorar los daños provocados por taladores, que en la madrugada cortaron 50 árboles, sorprendieron a siete personas que cargaban piedra de monte y a Víctor de la Cruz cuando cortaba madera.

Los sujetos fueron identificados como habitantes de San Salvador Cuautenco y detenidos junto con el cargamento de piedra por los guardias comunitarios, quienes solicitaron el apoyo de la Secretaría de Seguridad Pública para presentarlos en una agencia del Ministerio Público por daños ambientales, pero ésta nunca llegó.

Ante la tardanza de los elementos de la SSP, los comuneros enfilaron los camiones para hacer por su cuenta la remisión, pero una de las camionetas logró desviarse del camino y solicitó el apoyo de los habitantes de San Salvador Cuautenco, poblado de avecindados, quienes de inmediato acudieron al llamado, bloquearon las brechas de acceso y enfrentaron en el paraje de Tulmiac al grupo de comuneros.

El número rebasó por mucho a los afectados, quienes iban en tres camionetas, mientras que los del bando contrario viajaba a bordo de nueve vehículos, con armas de fuego, machetes y palos.

Entonces se escuchó la amenaza: "¡llegamos a romper madres y nos vamos a llevar los camiones y háganle como quieran, estamos dispuestos a todo!"

Hubo algunos momentos de tensión y discusiones, pero al final Yolanda de la Cruz comentó: "los nuestros todos se abrieron, porque nadie llegó a apoyarnos". Las campanas de la iglesia repicaron y el pueblo salió, pero ya era tarde, "los de San Salvador partieron con todo y cargamento". Un joven de ese poblado pasó por el lugar y fue detenido por la comunidad, que intentó golpearlo, pero fue rescatado por elementos de la SSP.

La segunda huída de los presuntos delincuentes los encolerizó y se trasladaron al edificio delegacional para exigir la presencia del titular de la demarcación y la secretaria de Medio Ambiente, Claudia Sheinbaum, quien, aseguraron, canceló los recursos para atender el bosque a condición de que la comunidad acepte integrarse al programa de reserva comunitaria.

En la explanada delegacional primero intentaron retener al subdirector de Tenencia de la Tierra, Roberto Otero, quien logró escabullirse. Luego llegaron 500 granaderos, efectivos del Grupo Especial de Reacción Inmediata (GERI), comandados por el subsecretario de Seguridad Pública, Gabriel Regino, y un helicóptero Cóndor sobrevoló la zona.

Al llegar el director de la Corena, Nicolás Mendoza, y el titular de la demarcación, Cuauhtémoc Martínez, a la sede delegacional se propuso que una comisión de inconformes fuera recibida, pero el acceso al inmueble fue bloqueado y los funcionarios retenidos por los pobladores para que escucharan sus demandas.

En espera del sonido para ser escuchado, Martínez Laguna solicitó un poco de agua a sus asistentes, pero una mujer de la comunidad respondió: "quiere agua, aquí la tiene", y vació por detrás una botella que cayó justo en los rostros de ambos funcionarios.

Las demandas fueron claras: cerrar los caminos del bosque a San Salvador Cuautenco y retirar los apoyos a dichos pobladores, quienes se dedican a traficar la madera, pues en el poblado hay registro de la existencia de dos aserraderos clandestinos.

Pasada la medianoche se acordó la contratacion de 200 personas para la vigilancia del bosque, iniciar el programa emergente, castigar a los reposables de los ilicitos ambientales, retirar los apoyos de la zona boscosa al pueblo de San Salvador Cuautenco y controlar los caminos, entre otros, puntos.

 
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