Usted está aquí: viernes 10 de marzo de 2006 Sociedad y Justicia La lucha contra la pobreza incluye dar agua a mil millones de personas

La ONU presenta el informe sobre la situación mundial del acceso al líquido

La lucha contra la pobreza incluye dar agua a mil millones de personas

La privatización del servicio, "buena alternativa", asegura; descartada en México: Conagua

LAURA POY SOLANO

Ampliar la imagen Luchar contra la corrupción es un reto de los gobiernos para lograr que toda la población tenga acceso al agua. En la imagen, piletas en la delegación Cuajimalpa Foto: María Luisa Severiano

Las condiciones de pobreza que afectan a la población mundial, la corrupción en el manejo de los recursos hídricos y el creciente deterioro del medio ambiente global son parte de los desafíos para alcanzar un modelo de gobernabilidad que permita accesos equitativos al agua y asegurar la sostenibilidad de los ecosistemas, afirmó Gordon Young, coordinador del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de Naciones Unidas.

Agregó que la lucha mundial contra la corrupción exige un mayor esfuerzo y colaboración de todos los gobiernos, pues no sólo cuesta al sector hídrico millones de dólares al año, sino "la dilapidación de los escasos recursos reduce las posibilidades que tiene un país para distribuir agua y saneamiento para todos".

En la presentación mundial del segundo Informe de Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, Young señaló que al menos una sexta parte de la población del planeta, mil millones de personas, viven en extrema pobreza "asediadas por la sed, el hambre y la enfermedad".

Afirmó que si bien los problemas hídricos afectan a todas las naciones, los países que cuentan con menos recursos "son los que más sufren por agua" y en los que se concentra un mayor porcentaje de la población que no puede acceder a un recurso de calidad y en cantidad suficiente.

En conferencia de prensa, señaló que combatir la pobreza incluye proporcionar agua a mil cien millones de personas que no tienen acceso al líquido, de los cuales 400 millones son niños. A ellos se suman los 2 mil 600 millones que no cuentan con un sistema de saneamiento.

Muchas de las soluciones a los problemas hídricos, reconoció, se basan en lograr una mejor gobernabilidad que integre las condiciones culturales y sociales que se generan en cada nación, como parte de un proceso integral de gestión del agua, ya que ésta desempeña un papel fundamental en el desarrollo socioeconómico del mundo, así como la protección ambiental y la concreción de las metas del milenio.

Participación privada

Sin embargo, destacó que son pocos los países de bajos ingresos que consideran el agua "como un elemento clave de sus planes y propuestas nacionales. La mala gestión del agua es habitual y se caracteriza por la falta de integración, por un enfoque sectorial y por la resistencia institucional a los cambios entre los principales organismos públicos en un contexto de competencia creciente, pues tan sólo un número reducido de autoridades locales y de asociaciones cuenta con los recursos necesarios para asumir las responsabilidades que ha delegado la autoridad central".

Insistió en que la participación de las empresas privadas brinda "buenas alternativas" para la distribución del recurso, aunque reconoció que la privatización total de los servicios hídricos en los países en vías de desarrollo "no ha permitido cumplir las expectativas de mejores y mayores servicios de abastecimiento y saneamiento". Por ello, exhortó a establecer un mejor modelo de gobernabilidad que integre transparencia, participación y diálogo entre gobiernos, empresas privadas y sociedad civil.

Si bien reconoció que la discusión entre un control público o privado del agua es tema "controversial", afirmó que el agua puede verse como una mercancía, pero "no sólo con valor económico, pues también tiene implicaciones culturales y religiosas".

Por su parte, Cristóbal Jaime Jáquez, director general de la Comisión Nacional del Agua, insistió que en México no existe "en la mente de nadie" impulsar la privatización del agua, ya que la Constitución "establece como propiedad de la nación todos los recursos hídricos".

Sin embargo, reconoció que los retos para garantizar un uso sustentable del recurso están vinculados a un crecimiento demográfico que implica una mayor demanda de consumo, que en tan sólo 50 años se incrementó seis veces.

A ello se suma una creciente contaminación del líquido, pues tan sólo el sector industrial, "que no es el de mayor demanda, mantiene los índices más altos de contaminación, ya que genera un volumen anual de contaminantes superior al de toda la población del país".

 
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