La Jornada Semanal,   domingo 19 de marzo  de 2006        núm. 576

LA JORNADA VIRTUAL
Naief Yehya
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 EL PROBLEMA ALEMÁN

EL ARCHIVO SECRETO

La nación alemana tiene hoy demasiados problemas y preocupaciones organizando su Copa del mundo que tendrá lugar dentro de unas cuantas semanas. Especialmente tras ser goleados por Italia. Pero por si hiciera falta más presión y angustia ahora Estados Unidos han montado una campaña acusando a los alemanes de querer negar el Holocausto. El problema tiene que ver con el Servicio Internacional de Rastreo (sir), de Bad Arolsen (http://english.its-arolsen.org/), un archivo creado en 1943 por iniciativa de los aliados para transformar la sección de relaciones internacionales de la Cruz Roja británica en una dependencia para rastrear personas desaparecidas durante la guerra. Este es el archivo cerrado más grande del mundo; reúne una impresionante colección de documentos que detallan lo ocurrido a alrededor de 17.5 millones de personas: captura, tratamiento de enfermedades, experimentos realizados con ellos, acusaciones de crímenes, como haber participado en actividades subversivas o haber colaborado con los nazis. Cuando acabó la guerra el archivo se usó por la Cruz Roja para ayudar a familiares a encontrar a sus seres queridos entre las víctimas de iii Reich. A sesenta años del fin de la segunda guerra mundial se consideró que la tarea de rastreo del sir había concluido, por tanto los estadunidenses quieren abrir el archivo a investigadores, académicos y público en general, además de ofrecerlo a naciones e instituciones interesadas. Los alemanes, por su parte, creen que esto equivale a abrir la caja de Pandora, ya que de hacerlo violarían la privacidad de las víctimas (el mismo argumento que usa eu para justificar el no revelar el nombre de los cautivos en su "guerra contra el terror"), se expondrían a un diluvio de demandas y a nuevas exigencias de compensación. Estados Unidos está impaciente ante lo que perciben como un vergonzante esfuerzo por ocultar la verdad.

EL ARCHIVO RECLASIFICADO

Paradójicamente el mismo día (20 de febrero 2006) en que apareció una noticia relacionada con sir, en la primera página del New York Times se reveló que desde hace siete años las agencias de inteligencia estadunidenses han comenzado a retirar más de 55 mil documentos desclasificados que estuvieron accesibles al público durante años. La orden de reclasificar la dio Clinton (durante su gobierno se reclasificaron alrededor de mil 500 documentos), pero el proceso se aceleró durante el gobierno de Bush (más de 8 mil) y se prohibió hasta la revelación del nombre de las agencias involucradas. El investigador Matthew Aid descubrió que el programa avanzaba vertiginosamente al encontrar que muchos documentos aparentemente inofensivos (algunos ya publicados) habían sido reclasificados. La tarea es tan vasta que no parece responder a un programa específico, sino a un simple deseo de crear una atmósfera de misterio y secreto, algo que el régimen de Bush ha venido haciendo desde que tomó el poder, cuando clasificó incontables documentos de la presidencia de su padre. Parecería que la carrera por la reclasificación es realmente una guerra contra la historia.

EL ARCHIVO DE LA HIPOCRESÍA

Por si no fuera suficiente, se derrumbó recientemente la maquillada fachada de ecuanimidad, crítica y pacifismo que Alemania manufacturó cuando Estados Unidos preparaba su guerra preventiva contra Irak. Dos agentes secretos alemanes consiguieron el plan de defensa de Bagdad que tenía Hussein y lo filtraron al ejército estadunidense en febrero del 2003. Inicialmente el gobierno de Gerhard Schröder declaró que tan sólo habían dado información a Estados Unidos para evitar que civiles fueran bombardeados accidentalmente, y añadieron que toda acusación de lo contrario era "absurda". Donald Rumsfeld bautizó a Alemania, Francia y otros países como la "vieja Europa" por su oposición a la guerra. Y así, en apariencia, la guerra creaba una cisma en Occidente. Hoy sabemos que eso fue simple teatro y que el gobierno alemán como el egipcio y el saudita ayudaron a la invasión mientras se manifestaban en contra. Además, ahora sabemos que el gobierno alemán no fue tan inocente como creíamos en materia de la "rendición extraordinaria" del ciudadano alemán de origen árabe, Khaled el-Masri, quien fue secuestrado en Macedonia y enviado a una cárcel afgana donde fue interrogado y torturado. El-Masri era completamente inocente.

La pregunta obligada es: ¿Quién está haciendo un archivo para rastrear a los desaparecidos iraquíes de esta guerra?