Usted está aquí: lunes 20 de marzo de 2006 Sociedad y Justicia Willie Colón, el mejor momento del magno concierto del Festival del Agua en el Zócalo

Zap Mama abrió y con un refinado universo sonoro levantó el ánimo del escaso público

Willie Colón, el mejor momento del magno concierto del Festival del Agua en el Zócalo

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen Colón, el más esperado de la velada, llegó al escenario en medio de vítores Foto: Francisco Olvera

Ampliar la imagen La gente fue poca, en comparación con otros masivos, pero entregada Foto: Francisco Olvera

¿Qué fue? ¿Por qué el concierto inaugural del Festival Internacional del Agua en el Zócalo lució desangelado, desairado, gris?

Había empezado bien, inclusive muy bien, con la explosiva y contagiosa alegría de Zap Mama. Después de algunos problemas técnicos que retrasaron el inicio, la agrupación que lidera Marie Daulne llevó al público, todavía no muy numeroso, de la sorpresa al entusiasmo franco. "Estuvo chido", dijo un joven asistente que no conocía al quinteto multirracial.

Tocó el turno a Maciré Sylla y su banda, de Guinea. A pesar de la inicial frialdad del público, con pundonor y entrega, poco a poco, la cantante fue metiendo a la audiencia en su refinado universo sonoro. Música de fuerte raíz étnica, identificada por su contundente y frenético ritmo sostenido en tambores y conjuntado por elementos electrónicos.

Maciré Sylla complementaba su canto con danzas prodigiosas, inverosímiles, pletóricas de agitada sensualidad, en las que cada parte de su anatomía parecía tener vida y voluntad autónomas. La gente, que aún era poca en comparación con otros espectáculos masivos en esta plaza, terminó entregándosele.

Intermedio. La pausa fue aprovechada por un grupo internacional de activistas en favor del cuidado del agua y en contra de su privatización por las grandes corporaciones trasnacionales.

Al grupo lo encabezaba la especialista Maude Barlow, autora del libro El oro azul, quien en estos días ha andado muy activa en México haciendo oír su voz en contra del Foro Internacional del Agua que se realiza en esta ciudad. Desde su punto de vista, el foro tiene como principal objetivo favorecer a las grandes corporaciones en sus afanes privatizadores.

Tras el profundo bache

Después vino el bache profundo y prolongado en que cayó el festejo, con las participaciones, en ese orden, de las cantes Chío, de México, y más adelante, Karenka, de Cuba. Una de las principales credenciales de la primera era haber aparecido en programas de televisión y haber trabajado con Maná. Su pop rutinario empezó a provocar el retiro de la gente que, después de Zap Mama y Maciré Sylla, esperaba que la calidad y emotividad del espectáculo fuera en aumento.

A pesar de su buena voz y el acompañamiento de buenos músicos, la propuesta musical de Karenka tampoco logró conectar con la gente. Más apoyada en su presencia física y en continuos comentarios complacientes hacia México y los mexicanos, que en su oferta musical, la cubana también naufragó en la indiferencia mayoritaria del cada vez más escaso público.

Ante esto, una pregunta se hacía pertinente: ¿Quién y bajo qué criterios eligió el elenco y decidió el orden de aparición de los artistas participantes en el "magno concierto inaugural" del Festival Internacional del Agua? Sin rodeos: el nivel de Chío y Karenka quedaban muy por debajo de quienes las antecedieron en el escenario.

Quienes salieron a salvar parte de la noche fueron los músicos del grupo que se presentó bajo el membrete de "La Sonora Santaneca de Carlos Colorado". Al escuchar las piezas clásicas del repertorio de esa agrupación, el público empezó de nuevo a aglutinarse en torno al escenario dispuesto en la gran plancha de concreto.

Niños y adolescentes soltaron el cuerpo con El mudo

Era notoria la presencia de hombres y mujeres maduros que bailaban meciéndose en la nostalgia por los días de ayer y gozando las piezas vibrantes de antaño. Pero también hubo niños y adolescentes que soltaban el cuerpo ante El mudo o Perfume de gardenias. Sin embargo, la agrupación musical que tocaba esta noche se quedaba muy atrás de aquella de la que toma su nombre y de la cual ya no quedan sobrevivientes.

Al fin, a eso de la una y media de la madrugada, apareció sobre las tarimas el más esperado de la noche, Willie Colón, entre vítores y silbidos. Fue el mejor momento de la velada, pero lejos de otras ocasiones ya anotadas en la bitácora de lo memorable.

El público en ningún momento llenó siquiera la mitad de la plaza. Pero convocados por Willie fue cuando más asistentes hubo.

El salsero puertorriqueño interpretó varias de las indispensables de su repertorio y bebió whisky, en una actuación discreta, entorpecida con problemas en el sonido, apenas dentro de los estándares de alguien de su nivel.

De todos modos hubo quienes bailaron a todo lo que daban, cantaron a todo pulmón o simplemente miraron deleitados por aquellas canciones que ya son como parte de un patrimonio personal.

Así, a las tres de la mañana terminó el concierto inaugural del Festival Internacional del Agua.

 
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