Ojarasca 107  marzo 2006

Lecturas nuevas 

De luchas verdaderas

y pistas falsas

Una vieja historia del agua

En los pueblos, comunidades y municipios a la zona oriente del Valle de México circula desde hace meses una hoja informativa de nombre Cuentagotas. Es una publicación quincenal, gratuita, fresca, empeñada en recuperar la historia regional y los problemas actuales de San Martín, Huexoculco, Cocotitlán, Cuautzingo, Tlapala, San Lucas, Miraflores, San Andrés, Temamatla, Chalco y otras zonas fronterizas entre Morelos, estado de México y Distrito Federal. Sus creadores son campesinos e hijos de campesinos metidos a antropólogos e historiadores que mantienen con su territorio una relación de cuidado y respeto. Su preocupación central es el agua, que ha venido agotándose por la depredación bestial de los caciques locales y su complicidad con el Estado y sus políticas privatizadoras. Los editores invitan a las personas a enviar textos a su redacción para hacer de ese espacio de diálogo algo colectivo. Si se les antoja contactar a Cuentagotas, escriban a [email protected]. Publicamos fragmentos de su "Historia del agua" que viene incluida, gota a gota, en esa modesta pero crucial hojita informativa regional:


El agua es la vida en los seres humanos; en los animales, en toda clase de árboles y plantas. Ahí están los hermosos planetas en el cielo, sin agua, sin vida. Sólo son bellos, pero áridos planetas.

[...] Chalco fue un gran lago, que abarcaba hasta el df y se unía al Noroeste con el lago de Texcoco. Abundaban las famosas carpas y ranas en Mixquic, el aguautle y los patos en Santa Martha, los chichicuilotes, gansos y patos en Chimalhuacán. Abundante flora, fruta y verdura que ahora sólo comemos con el riego de aguas negras, como el romero para Noche Buena y Semana Santa. Vean Xico viejo sobre la carretera a Tlahuac.

[...] ¡Jóvenes!: pregunten a sus papás, todavía por los años cincuenta teníamos nuestros pozos públicos de sólo 17 y hasta 25 metros de profundidad. Famoso el "pozo de la orilla" entre Salto del Agua y Buena Vista, donde por un tiempo y a un costado del pozo permanecieron los restos de un avión que calló en Los Dos Cerros, en Juchitepec, el de las Siete Carretillas entre Fresno y Abasolo, el Tlaltenco entre Cuauhtémoc y Acercamiento Nacional, de donde contaban los abuelos que arrojaron una jícara colorada, y ésta fue a aparecer hasta Tepozotlán, el de la plaza Hidalgo, donde se lanzó al vacío el finado "pelón Romero" para escapar de las torturas de la Judicial que lo había aprehendido. Pero todos esos pozos y el de los particulares se secaron, una vez y para siempre, cuando fue perforado y explotado el primer pozo (decíamos "artesano") por Sancti Steban y Ángel Pérez en la entonces hacienda de Atoyac (carretera México-Cuautla y a Cuautzingo). Entonces nos vimos en la necesidad obligatoria de cooperar para que se perforara el primer pozo para el agua potable, de 60 metros de profundidad, con un diámetro de tubo de 6 pulgadas, que abastecía a nuestra población. Agua de día y de noche (dichosas épocas). [...] Y entonces perforaron otro pozo cerca de la cantera del cerro --actual mina de cascajo--, donde hicieron un gran depósito de agua que nosotros le llamábamos "la alberca". Ahí llegaba la gente principalmente "la del cerro" a traer agua y a lavar. ¿Cuál fue el resultado de la explotación de este nuevo pozo?... Que en los ochenta hubiera nuevamente escasez de agua.

[...] A principios de 1972 la Secretaría de Recursos Hidráulicos... con el consentimiento del gobernador del Estado de México, Carlos Hank González, hicieron una exploración al subsuelo de nuestra región desde los Reyes la Paz, y abarcando San Marcos Huistoco, Miraflores, Cocotitlán, Temamatla, Los Reyes Acatlixhuayán, San Pablo, Tezompa, Ayotzingo, Cuautzingo, Tlapala, San Martín Cuautlalpan --entre los que la memoria recuerda-- con el objeto de detectar los mantos acuíferos de nuestra región y muy fácil se les hizo solicitar al gobierno federal publicara un decreto para explotar esta mina de agua y llevársela al DF.

Una vez enterados de ésta fatídica noticia se empezaron a organizar representantes de los pueblos antes mencionados, exceptuando Tezompa, Ayotzingo y San Pablo Atlazalpan (El Sol de México, 8 de agosto de 1972) pues como siempre no falta gente servil y comodaticia que querían "negociar" el agua "a cambio" de $$$$$ y "obras". También aquí en Cocotitlán había algunos de esa calaña, por ejemplo el presidente municipal de ese periodo, el comisariado ejidal, entre otros. En Temamatla un tal Vanegas, en San Martín uno de apellido Rayón y otros tantos judas en los pueblos que pidieron su "mochada" y decían para desanimar a la gente: "¿quién puede contra un decreto del gobierno federal y la secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos?"

Pero los pueblos se organizaron y decidieron a defender su patrimonio. Hombres, mujeres y niños en asambleas multitudinarias manifestaron: No permitiremos que se lleven nuestra agua al df, y se sostuvieron ante el mismo representante de la sarh en un mitin en Chalco, el 7 de junio de 1972...

 

Sendero de ignorancia

Ante la acumulación de violencia, asesinatos, torturas, desapariciones y encarcelamientos relacionados con conflictos del poder, despojo y explotación, y ante la guerra de exterminio contra los pueblos y comunidades indígenas del país, salta mucho la aparición de un libro en inglés, A Trail of Feathers (sendero de plumas), Public Affairs, Nueva York, 2005, donde Paul Rivard, amigo del finado periodista Philip True, intenta reconstruir el misterio que aun rodea su muerte violenta en la región Huichola de Jalisco a fines de 1998. Si bien es loable el intento de desentrañar las causas de un asesinato, el libro sugiere que las tradiciones y modos actuales del pueblo huichol pueden haber contribuido a la muerte de True. Se nos dice que el libro "es una tragedia clásica de cómo el pasado reverbera destructivamente en el presente --para los individuos, las culturas y las naciones". Son múltiples sus entretelas, pero citamos dos pasajes que resuman menosprecio y desconocimiento del mundo de la Sierra Huichola: 

El alcoholismo en las culturas tradicionales es una plaga. Se bebe muy poco socialmente y el tequila casero o tuchi, y una bebida fermentada, el tejuino, se consumen con mucha frecuencia en exceso, como escape a las penurias de la vida cotidiana en la sierra. Bajo su influencia, los indígenas esperan que los fuereños beban con ellos y se ofenden cuando el visitante declina la invitación. La borrachera induce violencia y provoca que los normalmente pacíficos indios se vuelquen en actos de rabia no planeada que luego no saben explicar (p. 361).

Tal vez es necesario el concurso de toda una comunidad para esconder un crimen y ocultar un cadáver. Tal vez los huicholes no pueden condenar a dos asesinos confesos sin condenar a toda la comunidad huichola. O tal vez los líderes huicholes piensen que mientras Chivarra y Hernández [los supuestos asesinos] anden libres en la Sierra, los huicholes le habrán demostrado a los fuereños que, al menos en este caso, siguen siendo un pueblo independiente (p. 362).



Un racismo ingenuo no ayuda a explicar la muerte de un reportero renombrado por intentar develar verdades. La contrainsurgencia aprovecha muy bien los prejuicios que borronean el respeto ancestral y actual de los pueblos por la vida (pese a que, como en todo el mundo, existan hechos de violencia en sus territorios) para frenar o desacreditar los impulsos de resistencia indígena.

Incluso Newsweek (22 de marzo de 1999) fue mucho más objetivo en su investigación y anotó líneas de evidencia que falta aclarar y que apuntan a que el misterio de ese asesinato permanecerá oculto mientras no sepamos qué buscaba o encontró True en la Sierra y no se develen las relaciones de poder mestizo, narco y caciquil que, bordeando los territorios huicholes y despojándolos de sus riquezas materiales y espirituales, abren nichos para cometer actos ilícitos de los que nadie quiere hablar.

 Francisco Mata-5

RVH


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