Usted está aquí: jueves 23 de marzo de 2006 Política Felipe Calderón, el silenciador

Martí Batres Guadarrama

Felipe Calderón, el silenciador

"Ca-lla-te cha-cha-la-ca", así le dijo Andrés Manuel López Obra-dor al presidente Vicente Fox. Y de inmediato las buenas conciencias de la derecha se escandalizaron, condenaron y acusaron al candidato de la coalición Por El Bien de Todos de autoritario, intolerante, y de pretender silenciar a los que no coinciden con él. Lanzaron una campaña en medios de comunicación para dejar la idea de que se pretendía callar al Presidente porque tenía ideas distintas a las de López Obrador. El propio Vicente Fox y el candidato del PAN, Felipe Calderón, comenzaron a exigir "que nadie calle a un solo ciudadano de la República". Se distorsionó entonces el sentido de la afirmación de López Obrador.

Más allá de la aceptación o no de la opinión pública al uso de determinados lenguajes coloquiales, lo cierto es que en el fondo la exigencia de Andrés Manuel era y es correcta, pues no se trata del derecho que tenga el ciudadano Vicente Fox a opinar sobre los diversos asuntos de la nación, sino del derecho que no tiene para utilizar la Presidencia de la Republica en favor del candidato de un partido político. Vicente Fox sí se debe callar. Se debe callar en cuanto a la competencia partidista que está viviendo hoy el país. No debe, bajo ningún motivo, utilizar cientos de millones de pesos en espots televisivos para hacer propaganda a favor de la opción política de su preferencia. El no debe, bajo ningún motivo, utilizar el poder de la Presidencia para atacar a uno de los contendientes, no lo puede hacer, no lo debe hacer, porque es el Presidente de todos los mexicanos, porque todos le pagamos su salario con los impuestos que nos cobra el Estado, porque todos pagamos los espots televisivos, la sala de prensa de la Presidencia, el avión en el que se traslada el Presidente, y el conjunto de detalles que constituyen el gasto formidable que se da alrededor de la institución presidencial.

Andrés Manuel exige a Fox que se calle, como hace seis años Fox exigió lo mismo a Ernesto Zedillo. El Presidente no debe hacer campaña ni a favor ni en contra de ningún aspirante a la Presidencia, porque rompe los principios de equidad, de equilibrio en el financiamiento de las campañas, de igualdad jurídica ante la ley.

Entonces no se trata de que el señor Vicente Fox deje de hablar, lo cual por su propia naturaleza sería de hecho imposible, pues estamos frente a un personaje bastante deslenguado. Que hable de lo que quiera mientras sean los temas de gobierno, pero en cuanto a temas partidistas electorales que se calle.

Ahora bien, y por otro lado, sobre quién tiene la tendencia a silenciar a los demás, me parece que los panistas se mordieron la lengua.

Por un lado, al señor Vicente Fox se le olvida que hace apenas un año promovió el desafuero de López Obrador ya no digamos para callarlo, sino para quitarle sus derechos. Pero, por otro lado, el señor Felipe Calderón no canta mal las rancheras, porque toda su energía parlamentaria durante el breve lapso en el que fue coordinador parlamentario del PAN en la 57 Legislatura se concentró en buscar silenciar a los demás.

Primero se esforzó por evitar que los indígenas zapatistas hablaran en la máxima tribuna de la nación. Luchó, argumentó y votó en contra de que ellos hicieran uso de la máxima tribuna. Más tarde, frente a la visita de Kofi Annan, secretario general de la Organización de Naciones Unidas, propuso, argumentó y votó en contra de que los partidos políticos hablaran durante dicha sesión. Y más adelante les negó a los legisladores el derecho de hacer uso de la palabra cuando el rey Juan Carlos de España visitó el recinto legislativo para decirnos a los mexicanos qué deberíamos hacer con nuestros energéticos.

Felipe Calderón sí se distinguió como un censor, un silenciador de las voces de los demás y lo hizo precisamente en el órgano parlamentario donde se tiene que hablar por principio.

Recientemente, otro panista connotado, el señor magistrado electoral Estuardo Mario Bermúdez, pidió silenciar a las reporteras Gabriela Romero y Carolina Pavón, de los periódicos La Jornada y Reforma, respectivamente, porque sus puntos de vista le eran incómodos. Y no olvidemos cuando el señor Diego Fernández de Cevallos gritó a los inquilinos que fueron al Palacio Legislativo de San Lázaro: "Cállense, crápulas sin calzones".

Por último, diría en relación con las recientes declaraciones de Hugo Chávez, presidente de Venezuela, sobre el proceso electoral mexicano, que también se debe callar, al igual que Aznar. Sólo corresponde a los mexicanos hablar de su proceso electoral. Sin embargo, debe quedar perfectamente claro que fueron los panistas los que metieron a Hugo Chávez a la contienda nacional, y que son ellos los únicos responsables de que Hugo Chávez o Fidel Castro o George Bush o Jose María Aznar se metan a opinar de nuestros procesos políticos internos. Por eso, que se callen los que tengan que callarse y opinen sólo los mexicanos, y que no se nos olvide la tradición censora, autoritaria de los panistas en el país.

 
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