Usted está aquí: viernes 24 de marzo de 2006 Política Minera México hostiga a parientes de muertos para que no reclamen cuerpos

Denuncian familiares a la firma; "es un monstruo de mil cabezas; no podemos con él"

Minera México hostiga a parientes de muertos para que no reclamen cuerpos

LEOPOLDO RAMOS CORRESPONSAL

Monclova, Coah., 23 de marzo. La empresa Industrial Minera México es "un monstruo de mil cabezas" que hostiga e intimida a las familias de los 65 trabajadores muertos en Pasta de Conchos, en un intento por obligarlos a dejar de reclamar el rescate de los cuerpos, denunciaron viudas de los fallecidos en la explosión ocurrida hace un mes y cuatro días, durante un foro que la noche del miércoles desarrolló aquí la diócesis de Saltillo para que expusieran sus puntos de vista sobre la tragedia.

"Es un monstruo enorme; no podemos con él porque tiene muchas cabezas, desde arriba hasta abajo, hasta donde estamos nosotros", aseguró la abogada Teresa Contreras Ruiz, viuda de Porfirio Cibrián, uno de los 65 trabajadores que murieron.

"Ellos (los empresarios) están tapando mil cosas; hay socios de aquí, de allá que no quieren ser vistos, hay muchos responsables; eso también lo sabemos", insistió, y aseguró que no obstante saber que Pasta de Conchos era una mina insegura, su esposo decidió seguir trabajando ahí para mantener a sus dos hijos y poder costearle sus estudios de derecho.

"Nos lastimaron. Maldito sea aquel día en que nos avisaron del accidente, y en el que supimos que a partir de ahí nuestros hijos se iban a quedar sin padre para siempre", aseveró en el mismo tono molesto Elizabeth Gutiérrez Ornelas, esposa de Juan Antonio de la Cruz, otra víctima.

Las madres de familia reprocharon al presidente Vicente Fox no sólo que no haya estado cerca de ellas los días posteriores a la catástrofe, sino que no haya canalizado los apoyos necesarios para garantizar el rescate de los cuerpos.

"Eso es lo que queríamos del señor Presidente, que nos mandara gente capacitada; pero esa ayuda no llegó", lamentó Teresa Contreras.

El obispo de Saltillo, Raúl Vera López, se sumó a los reclamos al gobierno federal. "La historia se repite y así como los mineros y sus familias -de Nueva Rosita y Cloete- hicieron la caravana del hambre -en 1951- no fueron escuchadas por el presidente de entonces -Miguel Alemán-; ahora tampoco el Presidente vino a escuchar a la gente, aun cuando ahora tiene más facilidades para ir a cualquier lado."

 
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