Usted está aquí: domingo 26 de marzo de 2006 Política Marín es el peor verdugo de sí mismo: Lydia Cacho

Peritajes demostrarán su responsabilidad, asegura

Marín es el peor verdugo de sí mismo: Lydia Cacho

El mandatario, nervioso ante la denuncia en la PGR, dice

LEOPOLDO RAMOS CORRESPONSAL

Saltillo, Coah., 25 de marzo. Lydia Cacho está segura de que el gobernador de Puebla, Mario Marín, se ha convertido en el peor verdugo de sí mismo, pues serán sus propias palabras, evidenciadas en diferentes grabaciones telefónicas, las que terminarán por demostrar su responsabilidad en la persecución y el arresto ilegal de que fue objeto.

Entrevistada en Torreón, donde presentó su libro Los demonios del Edén, en el contexto del primer encuentro de periodismo, literatura y diseño organizado por el periódico El Siglo de Torreón, Cacho agregó que también tiene la certeza de que el gobernante priísta se ha puesto nervioso tras la denuncia que ella presentó ante la Procuraduría General de la República (PGR) por las vejaciones que le infligieron.

De acuerdo con la periodista y escritora, Marín sabe perfectamente que una vez respaldadas por peritajes independientes, las grabaciones de llamadas telefónicas que intercambió con el empresario Kamel Nacif serán consignadas en la averiguación a cargo de la PGR.

"Nosotros vamos a presentar ante las autoridades por lo menos tres o cuatro peritajes", anticipó.

Recordó que horas después de que el contenido de las grabaciones trascendió a la opinión pública, el mandatario rechazó la veracidad de los telefonemas, pero más tarde él mismo ordenó que a las grabaciones se les practicaran peritajes, incluso a cargo de especialistas de Estados Unidos, por lo que no le quedó mayor remedio que reconocer el contenido.

"El dice que las conversaciones están cortadas, y eso es cierto en algunos casos, pero la llamada del gobernador con Kamel Nacif es perfectamente lineal, no tiene diferencias entre la voz del gobernador y la de Nacif", abundó.

Políticos implicados

Lydia Cacho aseguró que en México la red de pederastas es tan extensa que incluso involucra a varios políticos mexicanos que mantienen contacto con los verdaderos cabecillas del movimiento: libaneses asentados en el país.

Se refirió al caso del comerciante Antonio Sicsick Segovia, quien vivía en Torreón y en esa misma ciudad fue condenado a purgar una pena de 14 años de prisión cuando se comprobó su participación en los delitos de tráfico y corrupción de menores, así como en el de violación equiparada.

 
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