Usted está aquí: martes 28 de marzo de 2006 Opinión Un éxito de la ciencia mexicana

Javier Flores

Un éxito de la ciencia mexicana

En la dieta de los mexicanos nunca faltan los frijoles. En todos los hogares, sean ricos o pobres, forman parte del menú. En todas sus modalidades son exquisitos: refritos o de la olla, o en guisos tradicionales como el frijol con puerco campechano, las enfrijoladas, las sopas, los tamales, o ya de perdida en un taco con salsa, que resulta un verdadero manjar. "Aunque sea unos frijolitos" es la frase con la que en cualquier poblado mexicano se recibe a los parientes o visitantes inesperados. Son una delicia, una verdadera joya. Son, además, el objeto de estudio de científicos mexicanos, a los que hoy debemos que nuestro país haya ingresado a la era de la investigación sobre el genoma.

La planta del frijol requiere de la asociación con algunas bacterias. En sus raíces se forman unas "bolitas", o nódulos, que son el resultado de la acción de un microrganismo llamado Rhizobium etli. Este tiene la capacidad de fijar el nitrógeno que captura del medio ambiente, que se transforma en amonio, indispensable para el desarrollo de la planta del frijol, la cual, a su vez, le devuelve a la bacteria productos de carbón que resultan de la fotosíntesis. Se trata de una simbiosis, es decir, se necesitan una a la otra.

Desde hace varios años, los científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México han estudiado esta bacteria. Sin duda, han sido los líderes en este campo. Pero ahora ha ocurrido algo diferente, que es de gran trascendencia para México: este año los investigadores del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM, en Cuernavaca, Morelos, han logrado descifrar, por primera vez en nuestro país, el genoma completo de un organismo, la bacteria de la que hablamos, Rhizobium etli, con lo que no sólo se avanza en el conocimiento de este microorganismo, esencial en el desarrollo de la planta del frijol, sino además con ello México ingresa a una nueva era, en la que se muestra la capacidad de la ciencia mexicana para desentrañar el genoma de los seres vivos.

Esto es realmente algo muy importante. Quizá algunos recuerden que hace poco se anunció con bombo y platillo que se había desentrañado la estructura del genoma humano. Por primera vez se tenía acceso al " libro de la vida". Por un lado, el empresario Carl Venter y por otro el Proyecto del Genoma Humano publicaron simultáneamente sus resultados, de acuerdo con los cuales se habría logrado descifrar toda la secuencia del ácido desoxirribonucleico (ADN) en nuestra especie. Antes se había obtenido esta lectura en otras, como la mosca de la fruta, algunas bacterias, roedores y primates, con los que se efectuaron algunas comparaciones. Para lograr esto se requirió de una tecnología muy sofisticada y de personal altamente especializado. Pues bien, México, al descifrar la estructura completa del ADN de la bacteria asociada a la planta del frijol, ingresa al grupo selecto de países con capacidad científica para emprender este tipo de proyectos.

Sólo dos naciones en América Latina lo han logrado, por supuesto en organismos diferentes: Brasil y México, aunque cabe destacar que el primero cuenta con una inversión en ciencia y tecnología superior al uno por ciento de su producto interno bruto (PIB), mientras nuestro país apenas oscila alrededor del 0.4 por ciento. Las diferencias entre el presupuesto y los logros sólo pueden explicarse, primero, porque en nuestro país realmente contamos con científicos de muy alto nivel, y en segundo lugar porque están respaldados por una gran institución: la Universidad Nacional Autónoma de México. El proyecto mexicano para dilucidar el genoma de la bacteria fijadora de nitrógeno asociada al frijol costó apenas entre 6 y 7 millones de dólares. Los fondos provinieron, además de la UNAM, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y de la Fundación Gonzalo Río Arronte. Es muy importante destacar que el proyecto significó siete años de intenso trabajo científico.

Como quiera que sea, México, por medio de la UNAM, se coloca a partir de hoy en la vanguardia latinoamericana en el campo de las ciencias genómicas. Me parece muy importante citar a los investigadores que participaron en este logro de la ciencia mexicana, cuyo trabajo se publicó el pasado 7 de marzo en los Proceedings de la Academia Nacional de Ciencia de Estados Unidos: Víctor González, Rosa Isela Santamaría, Patricia Bustos, Ismael Hernández González, Arturo Medrano Soto, Gabriel Moreno Hagelsieb, Sarath Changra Janga, Miguel A. Ramírez, Verónica Jiménez Jacinto, Julio Collado Vides y Guillermo Dávila. El trabajo se puede leer en: www.pnas.org/cgi/content/full/103/10/383.

Esto ameritaría un brindis, pero, como yo casi no bebo, me conformo con unos frijolitos.

 
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