Usted está aquí: domingo 2 de abril de 2006 Política Los hechos son tozudos

Guillermo Almeyra

Los hechos son tozudos

Personas con las que tengo una vieja amistad y otras que respeto, cometen a mi juicio el error de observar sólo los aparatos partidarios y estatales en vez de ver los hechos fríamente, porque los mismos son tozudos y no pueden ser ignorados sin graves consecuencias posteriores. De modo que observaré algunas cuestiones, dejando por ahora de lado las diferencias entre los candidatos y los partidos, y la identificación sustancial que tiene el PRD actual con el que nació hace poco más de 15 años de un PRI y de una izquierda en descomposición, y como esperanza de una izquierda social fuerte pero que no tenía entonces un canal político.

Para empezar, veamos qué pasa en México. No hay en la actualidad movimientos sociales de envergadura ni se discute una alternativa al sistema sino en pequeños círculos. El movimiento social más importante es, desgraciadamente, negativo: una emigración sin precedentes, o sea, la búsqueda de soluciones individuales, la fuga del país para ganar más e integrarse mejor en el sistema. Ni la otra campaña ni ningún mesías despiertan esperanzas.

Veamos también hacia cuál mundo vamos: el sexenio próximo será muy probablemente el de la guerra preventiva atómica contra Irán, el del empeoramiento de la economía estadunidense, el de la ofensiva de Washington para recuperar posiciones en América Latina. No será un sexenio de paz y crecimiento, sino de crisis social en México. ¿Cómo creer que la otra puede dar voz a los que se abstienen porque no quieren enfrentar al sistema si éstos son millones, mientras la otra campaña ha provocado a lo sumo la atención de decenas de millares, pero no la organización de los mismos ni mucho menos movimientos? Si se llegase a una abstención de 60 por ciento estaríamos ante millones que desgraciadamente no se identifican con la otra campaña, sino que caen en el no voto por desesperación. ¡Ojalá quienes nunca votan estuvieran aunque sea sólo al nivel de la otra campaña, porque entonces habría movilizaciones y el país sería diferente!

Me parece muy peligroso, por tanto, idealizar a los explotados creyendo que estamos ya en un nivel superior que aún no se ha alcanzado, por esa falsa visión de decepciones y errores sobre "los de abajo". Los cuales, dicho sea de paso, no son sólo los que asisten a los actos de la otra campaña, sino todos: los que no votan y los que votan, los que están desilusionados y sin fuerza y se abstienen o los que se equivocan y esperan todo de su mero voto por un Salvador... Además, hay que recordar las elecciones en Guerrero y no solamente las del estado de México. Porque muchas veces el voto es masivo, no por la existencia de ilusiones populares en cuanto a quien lo recibe, sino porque los no organizados utilizan el sufragio como instrumento para castigar al poder y para tratar de cambiar la relación de fuerzas sociales. La votación por el PRD en Guerrero, en efecto, fue masiva, pero nadie se casó con el gobernador y al día siguiente de su triunfo comenzaron los conflictos (La Parota) y las movilizaciones de quienes votaron por él, pero para derrotar al PRI. Además, los partidos están en crisis en todo el mundo, pero eso no quiere decir que en determinados momentos no sean utilizados -como, por ejemplo, en Italia- para incidir en la relación de fuerzas sociales aunque no sean los instrumentos ideales para ello.

Un dato más: la derecha mexicana y el terrorista Negroponte atacan desesperadamente a López Obrador, y Salinas dice que éste es el enemigo que hay que abatir. Ahora bien, la identidad del "Sr. López" no depende sólo de su entorno ex salinista y derechista, de su programa dañino, de su creciente moderación a medida que nos acercamos al 2 de julio, sino también, y fundamentalmente, de sus enemigos, de quienes se le contraponen y lo convierten en mártir, en paladín de los pobres o en un nuevo Chávez, cuando no es ninguna de las tres cosas. Seguir hablando del "huevo de la serpiente", del "espejo de Salinas", de que "todos son iguales", es contraproducente, porque opone la otra campaña a millones que no son salinistas (por ejemplo, Rosario Ibarra) pero votarán por López Obrador.

Por otra parte, el PRD nunca tuvo un programa muy diferente del que presenta hoy, y jamás promovió el anticapitalismo, pero tiene el apoyo de la mayoría de los partidarios del cambio social y no es sólo un grupo de dirigentes corruptos e insensibles. Otros hechos: aunque Marcos se indigne, su gira -la de un líder de un movimiento armado y clandestino- es tolerada por el gobierno porque a éste no le conviene hoy la represión y sí, en cambio, su propaganda contra el candidato que antes quiso y no pudo desaforar. Marcos ha declarado, por otra parte, que con esa gira no se propone organizar ningún plan de lucha y no centra su acción en promover la autonomía, sino en la mera -aunque necesaria y legítima, pero insuficiente- denuncia de las monstruosas consecuencias del sistema.

Lo importante, lo fundamental de la otra campaña consiste en que permite que grupos de explotados se vean y se escuchen. Y su limitación, en que no organiza en la lucha por la autogestión y no construye puentes hacia la actual mayoría de la izquierda social, no presenta "otra teoría" ni desarrolla la anterior tradición obrera y socialista y, en cambio, considera que inclusive la crítica revolucionaria a sus posiciones es intolerable.

Si se quiere construir un futuro no capitalista, por tanto, hay que apoyar la otra campaña, pero también ayudarla a cambiar.Y eso no tiene nada que ver con las elecciones ni con los "males menores".

 
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