Usted está aquí: jueves 6 de abril de 2006 Política Reforma migratoria une a progresistas y ultraderechistas en Estados Unidos

Buscan seguir contratando mano de obra barata, coinciden opositores a la iniciativa

Reforma migratoria une a progresistas y ultraderechistas en Estados Unidos

Pretende el gobierno culpar a fuentes externas de los problemas del país: economista

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Nueva York, 5 de abril. Un grupo de críticos de la reforma migratoria que se debate en Estados Unidos está integrado por una rara combinación de progresistas y ultraderechistas con un solo punto de acuerdo: critican que los "ricos" están promoviendo los programas de trabajador huésped y de la legalización de indocumentados porque desean continuar explotando un flujo de mano de obra barata.

El tema de clase en el debate migratorio a veces queda oculto, pero ahora, el asunto brota tanto en voz de algunos de los legisladores más progresistas como de algunos de los conservadores y hasta derechistas antimigrantes.

"La clase elitista en Estados Unidos se está convirtiendo en la clase dominante y ha ganado suficiente dinero al contratar mano de obra barata ilegal, y cree que tienen derecho a sirvientes baratos para hacerles manicure y arreglarles sus jardines, por ejemplo. Esta clase dominante, esta nueva clase que gobierna Estados Unidos, está ampliando la clase servil en Estados Unidos al costo de la clase media de Estados Unidos, al costo de (los) trabajadores en Estados Unidos". No son palabras de un político de izquierda, sino del representante republicano por Iowa Steve King, al criticar la propuesta ante el Senado y la posición del propio presidente George W. Bush.

"¿Por qué nadie habla de los trabajadores estadunidenses durante el debate sobre la reforma migratoria?", preguntó el senador liberal demócrata Byron Dorgan en un discurso ante el pleno del Senado esta semana. Tras ofrecer estadísticas sobre la creciente desigualdad del ingreso en Estados Unidos entre ricos y pobres, y señalar que la legislatura ha negado el incremento al salario mínimo nacional durante más de ocho años, acusó que la razón por la cual todos dicen que los inmigrantes sólo ocupan empleos que ningún estadunidense desea es "porque (esos empleos) pagan demasiado poco".

Criticó el que la Cámara de Comercio desea la legalización de 11 millones de indocumentados y un programa de trabajadores huéspedes, y dijo que eso ocasionará que más millones de inmigrantes lleguen precisamente para mantener bajos los salarios de los trabajadores.

Subclase de empleados: AFL-CIO

Algunos patrocinadores del plan de trabajadores huéspedes, como el senador Edward Kennedy, insisten en que todo programa de trabajador temporal tiene que incluir protecciones básicas -como el pago del "salario prevaleciente", la libertad de cambiar empleo, y otras protecciones básicas- para evitar que los inmigrantes sean explotados y usados para reducir las normas laborales para todo trabajador.

Para la central obrera AFL-CIO, un programa de trabajador temporal sólo sirve para crear una "subclase permanente de empleados" sin voz o voto, que sólo sirve para deprimir condiciones laborales en este país en favor de los patrones, y por lo tanto ha expresado su oposición a tal propuesta.

De hecho, hoy en un discurso ante sindicalistas, el senador John McCain defendió su propuesta de un programa de empleados temporales, y en respuesta fue abucheado y algunos trabajadores le exigieron a gritos: "que paguen un salario decente".

El economista Doug Henwood indicó a La Jornada que en un contexto donde hay un nivel enorme de ansiedad económica en los dos tercios de la población de abajo, "es conveniente culpar a fuentes externas por nuestros problemas -la globalización, el comercio y ahora los inmigrantes... esto tiene una larga, larga historia en Estados Unidos; tal vez desde sus inicios".

Recuerda que hay una larga tradición del sistema estadunidense de promover siempre la existencia de una "amenaza externa" para explicar problemas internos o para responsabilizar a otras fuerzas de lo que ocurre aquí, y para algunos "ahora son los inmigrantes mexicanos".

Pero al analizar el impacto económico de la migración, considera Henwood, editor de Left business observer, todo indica que la migración es un factor mínimo en deprimir los niveles salariales aquí, que no imponen una gran carga fiscal -y de hecho probablemente contribuyen más al fisco que lo que retiran en servicios gubernamentales. A la vez, comentó, no cabe duda "que son para los intereses del capital una fuente inagotable de mano de obra barata... y mejor si está amedrentada, por ser ilegal".

El economista y columnista liberal del New York Times, Paul Krugman, señala que es "intelectualmente deshonesto" declarar -como lo hace el presidente George W. Bush, que los inmigrantes hacen trabajos que los estadunidenses no harán, ya que todo depende de cuánto se paga por hacer un trabajo, y "la razón por la cual algunos empleos pagan demasiado poco para atraer a los nacidos aquí es la competencia de inmigrantes mal pagados", afirma. Por eso, concluye, el programa de trabajador huésped promovido por Bush "está claramente diseñado por y para los intereses corporativos, quienes estarían encantados en tener una fuerza laboral de salarios inferiores que no puede votar".

Pero el sector empresarial no oculta que favorece una reforma migratoria que garantice la presencia de una fuerza laboral inmigrante.

La Cámara de Comercio de Estados Unidos, con una membresía de 3 millones de empresas, ha sido una de las voces más firmes al repudiar las propuestas antimigrantes y apoyar una reforma migratoria amplia que incluya un programa de trabajadores huéspedes y un mecanismo para la legalización de indocumentados (los cuales conforman aproximadamente 5 por ciento de la fuerza laboral total estadunidense). Varios sectores empresariales han declarado abiertamente que no pueden funcionar sin esta mano de obra inmigrante.

La Cámara de Comercio lanzó esta semana una serie de anuncios por televisión que describen el papel clave que juegan los inmigrantes en la economía nacional, e insta a los legisladores a promover una reforma migratoria comprensiva que incluya vías para la legalización de empleados indocumentados y un programa para trabajadores inmigrantes a futuro, ya que la cámara calcula que ante la jubilación de más de 77 millones de estadunidenses en 10 años, no habrá suficiente mano de obra para la oferta de empleo.

Los beneficios de inmigrantes

Jared Bernstein, economista del Economic Policy Institute, señaló que los empleos no tienen nada que ver, en sí mismos, en el lugar de nacimiento de un trabajador, y todo que ver con lo que se paga para hacerlos. "Nada negaría a cualquiera, sea inmigrante o nacido aquí, hacer estos trabajos si pagaran mejor, si incluyeran seguros de salud", declaró al New York Times.

Pero Bernstein señaló que aunque puede se cierto que hay un impacto negativo directo de los inmigrantes sobre los trabajadores menos calificados estadunidenses, eso no es un argumento suficiente para detener el flujo migratorio. Indicó que la presencia de indocumentados no sólo reduce el precio de algunos servicios y productos -algo que beneficia a todos los consumidores- sino que también son consumidores y generan demanda de servicios y productos, y eso genera empleo para todos.

El curioso consenso entre progresistas y ultraconservadores recuerda la alianza entre fuerzas opuestas durante el debate sobre el TLC, cuando derechistas como Pat Buchanan y Ross Perot criticaban el acuerdo junto con sindicalistas, ambientalistas y figuras como Ralph Nader del lado progresista.

El líder de la corriente antimigrante de la Cámara de Representantes, Tom Tancredo, el ahora famoso locutor de CNN Lou Dobbs y ultraconservadores por todo el país, han logrado vincular la profunda ansiedad e inseguridad económica que existe en este país al tema migratorio. Por otro lado, defensores de derechos laborales -sindicatos y otros- junto con algunos legisladores progresistas han intentado criticar algunas de las medidas de una reforma migratoria como nocivas para los intereses de los pobres y los trabajadores en este país, y al mismo tiempo insisten en que no son antimigrantes.

A la vez, sindicalistas y otros que podrían ser identificados como progresistas aún no han logrado abordar el tema de clase y migración. Sin embargo, los propios inmigrantes lo enfrentan todos los días, y tienen algunas respuestas: en varios rincones del país, tanto en pueblos pequeños como grandes urbes, los trabajadores inmigrantes encabezan algunas de las luchas por derechos laborales, derechos civiles y demandas comunitarias más dinámicas del país. De esta manera, resulta que en algunos casos, el movimiento laboral, comunitario y de derechos civiles estadunidense ahora podría ser rescatado por los migrantes.

 
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