Número 117 | Jueves 6 de abril de 2006
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

Convivir, la mejor manera de aprender sobre el sida

 
Mario Alberto Reyes | María de Jesús Cuevas Morán tiene 43 años de edad, está casada y es madre de cuatro hijos. Hasta hace unos meses se desempeñaba como auxiliar de limpieza en un hospital, pero la petición de una amiga de ir a trabajar a otro lugar pronto haría cambiar su forma de pensar acerca de las personas que viven con VIH/sida.

Después de meditarlo, María de Jesús aceptó la oferta. Desde entonces se encarga de cocinar y realizar la limpieza en las instalaciones del albergue Villa Sarita de la organización civil Grupo de Amigos con VIH (GaVIH), en Acapulco, el cual atiende a personas seropositivas de diversas edades, pero sobre todo niños.

“Mi trabajo me gusta mucho y estoy aprendiendo muchas cosas, por ejemplo a llevarme con otros niños que no son mis hijos, pero lo principal ha sido aprender a conocer el VIH. A no tener miedo a las personas que están infectadas. Antes de venir ya tenía información, pero nada más la que pasaban en el radio y la tele, pero no es lo mismo, aquí conocí más de la enfermedad.

“Mi horario de trabajo comienza a las siete de la mañana y termina a las tres de la tarde. Vivo aquí mismo, en Acapulco, en la colonia La Cima. No tardo mucho en llegar porque mi casa está más o menos cerca, sólo tomo dos camiones.

“El trato con los niños es muy bueno. Son muy cariñosos, los abrazo, les doy de comer y les ayudo en lo que puedo. Tengo cuatro hijos, les platico acerca de lo que hago y a veces los traigo para que jueguen y convivan con ellos. Mi esposo nunca se opuso a que yo trabajara en este lugar, mi mamá era quien no quería, pero le expliqué y ahora está más tranquila.

“Lo que más les gusta a los niños que les prepare es el mole y todo lo que lleve picante, pero no es bueno que lo coman muy seguido. También piden mucho las hamburguesas y pollo frito o enchilado. Les gusta tomar refrescos pero no les doy mucho, más bien les preparo aguas de sabor, depende de la fruta que tenga en mi cocina. El refresco es sólo para las fiestas.

“Los niños de este albergue me provocan ternura. Lo que yo les diría a las personas que rechazan a quienes viven con VIH/sida es que no tengan miedo. No nos van a contagiar sólo por tocarlos. Hay que darles mucho amor porque están en una situación muy difícil y no merecen vivir en condiciones de desprecio”.