Usted está aquí: sábado 8 de abril de 2006 Opinión Ausencias notables

Miguel Concha

Ausencias notables

Diversas redes y organizaciones de derechos humanos en el país están organizando diálogos con los candidatos a la Presidencia de la República y al Congreso de la Unión, para presentarles consideraciones y propuestas de cambios estructurales que realmente conduzcan al establecimiento de una política de Estado en la materia. Para su sorpresa, han observado que en la mayor parte de las plataformas electorales hay casi una ausencia completa del tema de los derechos humanos. ¿A qué se debe esto? A la falta de un compromiso serio con ellos, o a que no son vistos como una prioridad de gobierno y, lo que es peor, como una condición ineludible para el establecimiento de un Estado democrático.

"México se encuentra en la encrucijada. La transición democrática entrará en una nueva fase en las elecciones de 2006. Sin embargo, aunque las elecciones ocupan un lugar preponderante en la vida política del país, el tema de derechos humanos -el cual es central para las aspiraciones democráticas de todos los ciudadanos- está ausente de los debates políticos. Los líderes políticos deben convertir la retórica en acción concreta, si es que México va a vivir una nueva época de derechos humanos."

Con estas palabras, Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional, iniciaba el 10 de agosto del año pasado una carta abierta a los partidos políticos, dada a conocer en una conferencia de prensa a la que ellos fueron especialmente invitados, y a la que no se dieron por aludidos los presidentes de los tres principales partidos políticos. Sin embargo, entre distintos sectores de la sociedad se ha venido reiterando la necesidad de que los derechos humanos sean un tema central no sólo del debate electoral, sino que tienen que considerarse como fundamento del desarrollo social y democrático del país, y como un eje transversal de cualquier programa satisfactorio de gobierno. Temas como el de la procuración y administración de justicia; la justicia transicional (crímenes del pasado); la política económica con responsabilidad social; la política social con perspectiva de derechos humanos; los derechos de la infancia y de la juventud; los derechos sexuales y reproductivos; la paridad de género y los derechos humanos de las mujeres para la democracia y el desarrollo nacional; los derechos de los pueblos y comunidades indígenas; la migración; la libertad de expresión y el derecho a la información; la participación ciudadana, y el fomento a las actividades de las organizaciones, son algunos que las organizaciones civiles están exponiendo en sus diálogos con los actores políticos.

En un desplegado en varios diarios de circulación nacional, Amnistía Internacional se sumó el pasado 30 de marzo a esta iniciativa, con la exposición de seis áreas que desde hace años identifica como fundamentales en México: la urgente reforma al sistema de procuración y administración de justicia; el respeto constitucional de los derechos humanos, de conformidad con los estándares internacionales; la garantía de mecanismos eficaces para combatir la violencia contra las mujeres y las niñas; la adopción de medidas inmediatas para garantizar los derechos económicos, sociales y culturales de todos los ciudadanos, así como el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas; la seguridad de los defensores y defensoras de derechos humanos, los periodistas y los activistas para desarrollar su labor, y la solución al problema de la impunidad de los crímenes del pasado.

A los planteamientos ya mencionados se sumó en días pasados la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que al presentar una agenda en la que se tocan algunos puntos coincidentes con los que las organizaciones civiles han estado presentando a los candidatos y a la sociedad, por conducto de su presidente pidió también a los candidatos de todos los partidos asumir un compromiso claro y explícito con los derechos humanos. Tantas convergencias en los obstáculos para la vigencia plena de los derechos humanos en México deberían constituir un piso mínimo para empezar por fin a corregir los problemas estructurales que los violentan gravemente todos los días. Sin embargo, la ausencia de los mismos en los discursos de los candidatos sigue mostrándonos lo indispensable que es insistir en lo que desde el año pasado ya comentaba Irene Khan: "Ha llegado la hora de que el respeto por los derechos fundamentales y la dignidad humana sean una realidad para todos los mexicanos. El desafío está en convertir los compromisos contraídos con respecto a los derechos humanos en algo tangible, de lo que todos puedan disfrutar. Esto es la responsabilidad de los partidos políticos con la sociedad civil."

Ojalá todos los actores políticos estén realmente a la altura de estas expectativas.

 
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