Usted está aquí: lunes 10 de abril de 2006 Opinión El fauno de Atenas

Iván Restrepo

El fauno de Atenas

Tenian razon Felipe Calderón, candidato a la Presi-dencia de la República, y la dirigencia de su partido. También los responsables de los noticieros de la televisión y conocidos, imparciales e informados columnistas de la prensa nacional. En efecto, el gobierno de Venezuela interviene en los asuntos de México. Y lo hace desde hace algunos meses sin que de ello se informara a la opinión pública, última en enterarse de los asuntos trascendentales del país. Asimismo, por lo que se ha sabido, supieron de esto los titulares de las secretarías de Gobernación y Relaciones Exteriores, siempre atentos a cumplir con su deber.

Esa intervención es mucho más importante de lo que se pensó inicialmente, pues el gobierno venezolano busca influir de manera decisiva en el manejo de áreas consideradas de seguridad nacional, muy estratégicas si se quiere garantizar la soberanía de México. Estamos hablando de una extensa zona que tiene cerca de 11 mil kilómetros de extensión y conforma el litoral nacional en el Océano Pacífico, el Golfo y el Caribe, área que por su riqueza codician los grandes intereses trasnacionales, algunos de los cuales ya controlan algunas partes.

Cuando Calderón y la directiva de su partido hablaron de la intervención bolivariana en el quehacer de nuestro país era porque una de sus legisladoras guardaba celosamente todas las evidencias. La hasta ayer desconocida diputada Irene Blanco Becerra presentó el 6 de octubre del año pasado ante la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados una iniciativa de ley sobre la zona costera, cuyo contenido es idéntico a la que desde hace cinco años rige en Venezuela desde hace cinco años. Tal como consta en la minuta parlamentaria, Blanco Becerra expuso y defendió dicha iniciativa ante el pleno de la cámara. La semana pasada dicho documento estuvo a punto de ser dictaminado.

Pero no faltan aquellos que, seguramente por ignorancia, por estar anclados en el pasado, por populistas y negar las bondades de la globalización y la difusión del conocimiento, se oponen a que nuestro país camine por la avenida del progreso y del cuidado de los recursos naturales inaugurado hace casi seis años.

Al principio se pensó, erróneamente, que la oposición provenía del medio científico, resentido porque este gobierno no lo tomó en cuenta, máxime que nuestros expertos alertan desde hace tiempo sobre la urgencia de poner orden en la zona marítima federal terrestre, la cual navega en la irregularidad, la corrupción y la destrucción de sus importantes ecosistemas. Se sospechó igualmente de los altos funcionarios de la Secretaría del Medio Ambiente, de probada militancia panista, pero también de reconocida incapacidad y desconocimiento de las tareas puestas bajo su responsabilidad. Pero la oposición no provino de allí, porque andan muy ocupados en ayudar al candidato blanquiazul. Por un instante se pensó entonces que la iniciativa importada de la República Bolivariana era obra de mal pagados asesores científicos al servicio del PAN; sin embargo, pronto se descubrió que cobraban bien y puntualmente.

Finalmente se logró saber la verdad: el plagio de una ley venezolana para el manejo integral de las zonas costeras mexicanas fue una nube de humo, una forma de distraer la atención de la opinión pública para evitar cualquier inconformidad en torno a la candidatura al Senado de César Leal Angulo, amigo muy querido del líder del PAN, Manuel Espino.

Sobre el señor Leal, ex embajador en Grecia y prestigiado militante de Acción Nacional, pesan, entre otras lindezas, una acusación de acoso sexual que data del tiempo en que se desempeñó como embajador. Por eso en los corrillos panistas le llaman El fauno de Atenas.

Para Armando Labra, in memoriam

 
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