Usted está aquí: jueves 13 de abril de 2006 Opinión La propaganda del PAN

Octavio Rodríguez Araujo

La propaganda del PAN

Me declaro incapaz de contrarrestar la propaganda sucia y baja del PAN en contra de la candidatura de López Obrador a la Presidencia de la República. Sólo cuento con este espacio para dar mi opinión y no podría caer en las bajezas de los panistas sin convertirme en uno igual a ellos. Estoy tan molesto que mis críticas a López Obrador y al PRD, que las tengo, me las guardo para otros tiempos, pues no les voy a engordar el caldo a los del PAN. Cómo serán las cosas que hasta los del PRI parecen decentes comparados con los ultraderechistas del blanquiazul, y vaya que también han sido sucios en su propaganda.

A confesión de parte, relevo de pruebas. El ultraderechista Manuel Espino, dirigente de Acción Nacional, ha sido muy claro en lo que ha estado haciendo y en lo que hará en contra de López Obrador: ha advertido, en entrevista con La Jornada "que de aquí en adelante van a seguir '¡los carambazos para que no se vuelva a poner tan gallón!', una vez que Felipe Calderón 'ya lo tiene en su corral'."

Las campañas electorales, que debieran ser debates de proyectos para el país y sus habitantes, se han convertido en peleas de gallos con todos los criminales trucos que sus dueños emplean para divertir a los nada respetables (pero sí sanguinarios) espectadores. El PAN, con toda la impunidad que le permite el IFE, ha hecho de esta práctica ilegal su forma "exitosa" de combatir a su principal adversario, el candidato de la Alianza por el Bien de Todos. Si Gómez Morín o Christlieb Ibarrola vivieran, se morirían de vergüenza. Los panistas bien nacidos nunca imaginaron lo que le harían al partido los pragmáticos, primero, y luego los miembros del Yunque que se apoderaron de él. Antes el PAN era simplemente un partido de derecha, liberal y básicamente católico, pero respetable. Ahora está dirigido por la basura que quedó después de la salida de quienes defendían una ideología sólida y coherente aún existente en los documentos aprobados en su vigésima convención nacional de febrero de 1969.

Cuando Fox, en su campaña a la Presidencia (que no ha podido asumir con decoro), insultó a su opositor Francisco Labastida, llamándolo lavestida, mandilón y mariquita, hubo muchos mexicanos que se lo festejaron, sin darse cuenta de que ése sería el tono de estos panistas que intentan en vano ocultar su ignorancia e incultura con diatribas y denuestos. Ahora, tanto en Los Pinos como en las oficinas de Acción Nacional, no puede haber otra cosa que lo que sus miembros son, con muy pocas excepciones: bravucones de cantina y de callejón oscuro, pendencieros con dinero y, sobre todo, vulgares y maleducados que no quieren dejar el poder para mantener su cruzada a nombre de Cristo Rey para crucificarlo todos los días y convertir al país en lo que era España antes de la muerte de Franco o Portugal antes de la muerte de Salazar.

No extraña entonces que Manuel Espino diga que le da pena Elena Poniatowska, "esa pobre señora" que ha cometido "el error" de llamar a la cordura a los candidatos y a los partidos. Tampoco extraña que no sepa qué tipo de intelectuales son Monsiváis, Del Paso y otros, pues obviamente no sabe quiénes son ni los ha leído. En lo único que tiene razón, hay que decirlo, es que son de "sospechosa integridad moral", pues no coinciden con él ni tienen como libro de cabecera Mi lucha, de Hitler. Sí, son sospechosos, y yo también; y de sospechosos, hay que recordarlo, se llenaron los campos de concentración de su admirado Adolfo, el del bigotito debajo de la nariz que no contento con haberse apoderado de Alemania quiso apoderarse del resto del mundo en una guerra sin cuartel contra los que no pensaban igual que él.

Felipe Calderón, el mismo que quiso presentarse como heredero de Castillo Peraza (que con todos sus defectos tenía la cualidad de estar en contra del Yunque), ha recurrido también a las mentiras y al insulto. Para él López Obrador se refugia tras "las enaguas de Poniatowska" (entrevista con López Dóriga) y, por si no fuera suficiente, "es un peligro para México". Esto último es lo más grave, pues el mensaje subliminal de esta expresión es que México es el PAN, Fox, Calderón, Espino, El Yunque y toda la clerigalla de los Legionarios de Cristo (a los que pertenece Marta Sahagún) y del Opus Dei acompañados de los empresarios más reaccionarios del país, de los mismos que decían que Luis Echeverría era comunista y que quería expropiar las casas de los ricos para meter en ellas a "la plebe".

¿Cómo contrarrestar el basurero propagandístico del PAN contra López Obrador? Quizá el periódico Reforma podría presentar una denuncia penal contra los que están usando su formato, sus tipos de letra y su símbolo para circular en Internet una primera plana de un supuesto 7 de octubre de 2008 bajo el título de Pejeriódico plagado de insultos y estupideces. Quizá el IFE, el Tribunal Electoral, la PGR y otras instancias podrían detener esa propaganda simplemente porque infama y produce daño moral a terceras personas. Quizá el cardenal Rivera pueda llamarlos al orden por violar sistemáticamente el octavo mandamiento (no mentirás) que recibió Moisés en el Sinaí y que confirmó Jesucristo. Quizá los ahora dueños reales de la televisión y de la radio, en apego a la ley de imprenta, se nieguen a publicar mensajes que la violen.

Estos quizá no son ingenuos de mi parte, sino reflejo de mi incapacidad para idear algo que contrarreste la grosera impunidad de los panistas contra López Obrador. Por lo pronto, aunque tengo críticas al candidato perredista y a su partido, me abstengo voluntariamente de expresarlas, como protesta personal por lo que está ocurriendo.

 
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