Usted está aquí: viernes 14 de abril de 2006 Política Por falta de pruebas, esperan fallo favorable para los tres mexicanos detenidos en Cuba

Ningún testimonio los relaciona con la frustrada salida de isleños, afirman

Por falta de pruebas, esperan fallo favorable para los tres mexicanos detenidos en Cuba

"Estuvieron en la hora y sitio equivocados", sostiene hermana de uno de los procesados

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

Ampliar la imagen El fallo sobre el caso de los tres mexicanos podría demorar semanas, en tanto, los connacionales fueron conducidos a una prisión de máxima seguridad Foto: Notimex

La Habana, 13 de abril. La falta de pruebas que vincularan a tres pescadores mexicanos acusados de tráfico de personas con el intento de un grupo de cubanos de emigrar ilegalmente, fue el punto clave en la defensa de los procesados, según asistentes al juicio oral realizado el miércoles en la ciudad de Cienfuegos, 268 kilómetros al sureste de la capital.

"En ningún momento" hubo evidencias o testimonios que relacionaran a los procesados con ese caso de frustrada salida clandestina, dijo María Elena Barco Rivera, pediatra de Nuevo León y hermana de uno de los encausados, Juan Ramón Barco Rivera, de 45 años.

La suerte de Barco, Luis Nicolás Chan Campos, de 45 años y Johnny Enrique Fuentes Koyoc, de 22, quedó desde hoy en manos de un panel de cinco jueces de la Sala de lo Penal del Tribunal Popular Provincial de Cienfuegos, que puede dictar sentencia en cualquier momento.

Después de 13 horas de alegatos, la fiscalía pidió 10 años de cárcel para cada uno de los encausados y la defensa demandó la absolución.

La doctora Barco, quien asistió al juicio junto con su madre, Lucía Rivero, dijo que tuvieron una defensa legal "brillante, excelente".

Agregó que tampoco fue probada la vinculación entre los mexicanos y los dos cubanos incluidos en la misma causa, Michel Tejeda, de 41 años y José Enrique Sardina Vázquez, de 44, quien tiene permiso para residir en el extranjero y estancia legal en México desde septiembre de 2005. La fiscalía señaló a Tejeda y a Sardina como intermediarios de la frustrada operación.

María Elena dijo que sólo uno de los 13 testigos de cargo identificó a su hermano. Era el oficial de guardacostas que rescató a los pescadores a 8 millas de la costa cubana, en medio de un temporal, en la madrugada del 31 de mayo de 2005.

"Estuvieron en el lugar y tiempo equivocados", resumió la mujer, al tratar de explicarse cómo desde entonces cambió la vida de los tres encausados.

La hermana y la madre de Barco hablaron hoy con periodistas, junto con el embajador mexicano, José Ignacio Piña, quien dijo que la defensa actuó "con todo rigor, profesionalismo y seriedad".

Los defensores de los mexicanos fueron los abogados Tamara González Martín, Daniel Ripes Alfonso y Gladis Santana González, del Bufete de Servicios Especializados, un despacho de esta capital para clientes extranjeros.

Consultado sobre la coincidencia del juicio con denuncias del gobierno cubano de una operación organizada de tráfico de personas desde Cuba hacia Estados Unidos, cruzando territorio mexicano, Piña dijo que "en cualquier relación de cualquier país siempre habrá un puntito negro".

Sin embargo, añadió que entre Cuba y México "siempre habrá muchas cosas positivas" y que "nuestro propósito es seguir fomentando y fortaleciendo esas relaciones".

El tribunal prohibió a periodistas de medios mexicanos el ingreso a la sala del juicio, a pesar de que la audiencia fue pública, pero algunos de los presentes en la sala ofrecieron detalles que permiten reconstruir los trazos del debate.

De acuerdo con esas versiones, el fiscal Israel Ibarra Suárez fincó la acusación en el descubrimiento, el 30 de mayo de 2005, de un intento de emigración ilegal en la pequeña localidad de Río Hondo, municipio de Cumanayagua, Cienfuegos, en la costa surcentral de la isla.

Un grupo de 17 personas, entre ellas cuatro menores, intentaba salir en una embarcación rumbo a México, donde seguirían el viaje por tierra hasta la frontera norte, para llegar así a Estados Unidos, a cambio de 10 mil dólares por cada uno, según la acusación.

La patrulla naval fronteriza se lanzó entonces a la búsqueda de la nave y la localizó frente a la costa de Cienfuegos. Era el barco huachinanguero CPI-8, donde iban los tres mexicanos, de acuerdo con la versión de la fiscalía.

Además de argumentar en torno a la coincidencia de ambos sucesos, el fiscal adujo que la embarcación llevaba comida suficiente para 37 personas durante 20 días y que al momento de su captura estaba en buenas condiciones técnicas.

La defensa replicó señalando que no había conexión entre uno y otro hechos; las reducidas dimensiones de un barco de faena, con capacidad para cinco personas y que además llevaba 4 toneladas de hielo, 4.5 toneladas de carnada y 600 anzuelos y que, según los mexicanos, el motor había sufrido una avería pero pudo ser reparado.

Los abogados de los mexicanos señalaron, además, que el mal tiempo en el Caribe suroccidental en ese momento contribuyó a dejar la embarcación a la deriva y que el cálculo de los pescadores sobre la comida era que sólo tendrían reservas para los tres durante 15 a 20 días en alta mar.

Aunque el fiscal presentó en sus conclusiones preliminares una petición de 25 años de prisión, redujo su objetivo a 10, al tomar en cuenta elementos de la defensa y considerar que, finalmente, los mexicanos eran víctimas también de la delincuencia organizada en la modalidad de tráfico de personas.

El giro de la fiscalía en la evaluación del caso también alcanzó a los ciudadanos cubanos. De una petición de 20 años de prisión para cada uno, Ibarra pasó a solicitar penas de "trabajo correccional sin internamiento", una especie de libertad condicional con obligaciones laborales, que se cumple en un máximo de cinco años y que no deja antecedentes penales.

El tribunal, que en este caso preside la jueza Alina Santana Echeverri, dispone de hasta 13 días hábiles para emitir su fallo y suscribir el acta. En la práctica este plazo puede alargarse algunas semanas por la acumulación de casos en trámite, según expertos en la materia.

La madre y la hermana de Barco pudieron ver al preso en Cienfuegos en dos ocasiones, el martes por la noche y el jueves por la mañana. Ambas dijeron que lo encontraron con salud y muy buen estado de ánimo.

La señora Rivera, de 70 años de edad, padece diabetes y daños en ambas rodillas y se desplaza con ayuda de un andador. Hacía más de dos años que no veía a su hijo y el impacto del encuentro y la situación le provocaron momentos de intensa emoción y llanto.

Fuera del tribunal, durante el juicio, estuvo lista una ambulancia con equipo de emergencia. Un médico se mantuvo cerca de la mujer y en varios momentos se le reconocieron sus signos vitales.

Lucía Rivera se encargó, personalmente, de recabar documentación para apoyar la defensa de su hijo. "Puedo demostrar su honradez", aseguró esta tarde.

 
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