Usted está aquí: sábado 15 de abril de 2006 Cultura El que se despeluca

DISQUERO

El que se despeluca

Oficiar las bodas de Mozart con las curvaturas y cadencias del Caribe no es nuevo. En sus novelas, el escritor cubano Alejo Carpentier pone a bailar a todos los barrocos y también a Mozart y a Stravinsky y al mismísimo Mahler.

En este contexto, el legendario conjunto cubano Irakere, en su versión original hizo felices a multitudes en los años 80, cuando el maestrísimo Raúl de la Rosa los trajo al viejo Auditorio Nacional y después armaron un bendito cataclismo en la Arena México, y en medio del bullicio y el gran decibelaje se formó un insólito silencio entre las masas que los vitoreaban, y en ese milagro se escuchó un grito desde el fondo del butaquerío: ''¡Nuuuuncaaa seee muuuueeeraaaannn!" exclamó alguien para regocijo y la aprobación de los concurrentes.

Era el Irakere de Paquito D'Rivera, Arturo Sandoval, Chucho y Oscar Valdés, y otros maestros.

De entre sus discos, se consigue una joya: The best of Irakere, donde en el track 8, ejecutan el adagio, segundo movimiento, del hermoso Concierto para clarinete y orquesta de Volfi Mozart, y es entonces cuando el mundo se menea con la gracia y candor y desfachatez y gozo y sensualidad y alegría que solamente la música de Mozart puede prodigar, sobre todo si está entrepiernadita con la ricura de la música clásica cubana.

Es un regalo de los dioses, toda una fiesta de cumpleaños, sobre todo si es en múltiplos de 50, que son los que cumple hoy el autor del Disquero, en los 250 años de Mozart.

 
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