Usted está aquí: sábado 15 de abril de 2006 Política Sutileza y bendiciones para recabar fondos en la Iglesia Universal de Dios

"Que nadie se sienta obligado, pero si pueden den mil pesos" dice el obispo Paulo

Sutileza y bendiciones para recabar fondos en la Iglesia Universal de Dios

Diezmos, subastas de biblias y exhortos son válidos para conseguir las "donaciones"

ALMA E. MUÑOZ Y FABIOLA MARTINEZ

Con sutileza y auxiliado por sus grandes dotes de orador, el obispo Paulo Roberto, de la Iglesia Universal del Reino de Dios Oración Fuerte al Espíritu Santo, también conocida como Pare de Sufrir, consigue que los fieles poco a poco entreguen su dinero. Primero les hace comprar un libro de cánticos en 50 pesos, para que se integren a sus jornadas de oración. Luego les pide que cada uno de los que recibieron con anterioridad un sobre para diezmos, pasen a depositarlos en los sacos rojos que dos de sus auxiliares sostienen debajo del altar.

Después pide, "sin que nadie se sienta obligado, porque aquí a nada se les obliga", que quien pueda dar mil pesos para pagar la transmisión del programa Habla que te escucho, que se transmite todos los días, a partir de la medianoche por el canal 4 de Televisa desde hace aproximadamente un año, lo haga a cambio de una biblia de bolsillo. Como nadie acepta, baja la oferta a 500. Pero tampoco consigue nada.

Entonces, el obispo replica, levantando dos dedos de su mano derecha: "200, 200, ayúdennos a continuar con este programa que llega a tanta gente". Cuatro personas se levantan de su asiento y depositan los billetes. Insatisfecho por el resultado, el brasileño dice: "cien, cien", y a cambio, un libro de superación personal y un disco compacto de rezos, empaquetado en bolsa de papel.

Otros cinco individuos se levantan y eso obliga a Paulo Roberto a gritar "50, 50, y se llevan cualquiera de las dos cosas, el cidí o el libro". Como observa que son mínimas las compras, entonces lanza su última oferta: "20, 20, 20 y los pastores les darán un cidí". Unas 50 personas aceptan y pagan.

Pero para el obispo no es suficiente. Y sin perder tiempo, acompañado de música de piano, les pide a sus seguidores que se pongan de pie, cierren los ojos, tomen una moneda de cinco o 10 pesos y alcen el brazo para que Dios las bendiga... y "también a sus oferentes". Algunos aún no se reponen de la sorpresa, cuando reciben la instrucción de entregar ese dinero a los pastores, jóvenes que siempre le acompañan, son guardianes del orden, bloquean los acercamientos al brasileño, a menos que éste lo autorice. Se mueven rápidamente entre las filas de los asientos para recabar las monedas en pequeños costales de terciopelo.

En tanto, el jerarca de la secta -como la denomina el secretario de Gobernación, Carlos Abascal-, recuerda que están listos los sobres para recibir más diezmos, mismos que deben entregarse en la próxima reunión. Diario hay dos o tres sesiones, todas con diferentes propósitos, en los principales templos de la Iglesia Universal del Reino de Dios en el Distrito Federal: en el otrora teatro Silvia Pinal, hoy Santuario de la Fe, y en el ex cine Jalisco, el Santuario Mayor. Cada uno con cupo para 700 personas, aproximadamente. El domingo el lleno es total, y entre semana apenas la cuarta parte. Y en los dos "oficia" el obispo Paulo Roberto.

Los templos son manejados por indicación de Edir Macedo, brasileño que ha sido acusado en su país de lavar dinero proveniente del narcotráfico, evadir impuestos y lucrar con la fe, pero nadie le ha comprobado nada, a pesar de que fue encarcelado durante 12 días en 1999.

Dudas sobre su conducción

En México, la Iglesia obtuvo su registro como asociación religiosa en 2001. Durante el sexenio del presidente Ernesto Zedillo se le negó dos veces, porque había dudas sobre su actividad religiosa. Se cobijaron en el grupo de evangélicos encabezados por el pastor Adoniram Gaxiola, y cuando trataron de independizarse, sufrieron otro rechazo. Se fueron a juicio y consiguieron que un juez emitiera un amparo en su favor y entonces fueron dados de alta.

Hasta la fecha, hay dudas sobre la forma en que se conducen y algunos, como el pastor Arturo Farela, también evangélico, los acusan de engañar a la gente y comercializar con la fe, lo cual está penado por el reglamento de la Ley de Asociaciones Religiosas. Y mientras no haya una denuncia, con víctima de por medio, no se les puede sancionar, como explicó en entrevista con este diario el director de Asuntos Religiosos, Alvaro Castro. Tampoco para el caso de sus transmisiones por Televisa o canales de Televisión Azteca en los estados, porque sólo difunden testimonios y no realizan culto público.

En la Secretaría de Gobernación están clasificados como neopentecostales y a eso responde la efusividad con que se manifiestan. Se les ubica como recelosos y sospechosos, pero también como asociación religiosa que tiene como tesis invertir en el reino de Dios. Se calcula que sus adeptos suman al menos 10 millones de personas, la mayoría de clase media baja, a quienes les dicen que si ponen dinero, el señor se los va a multiplicar. A mediados de enero tienen una colecta especial, en la que llegan a pedir hasta 50 mil pesos por persona.

A principios de año, Gobernación pidió a Hacienda que indagara si Pare de Sufrir tiene fines lucrativos o preferentemente económicos que violen la normatividad, pero aún no encuentra nada, excepto que en una ocasión introdujeron al país 35 ministros de culto procedentes de Brasil, que no fueron registrados ante la primera dependencia, lo que les ocasionó una multa por 200 mil pesos. Eso es todo, mientras tanto el obispo Paulo sigue subastando biblias.

 
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