Usted está aquí: domingo 16 de abril de 2006 Opinión MEMORIAS DE UN DIPUTADO

MEMORIAS DE UN DIPUTADO

José Agustín Ortiz Pinchetti

Exceso de legisladores

EN MI ARTICULO anterior resumí para ustedes ciertas impresiones sobre la Cámara de Diputados; aprovechando el espíritu de las vacaciones continuaré con estas revelaciones. Me costó mucho adaptarme a San Lázaro: tuve que hacer varias visitas para hacer un mapa mental de todo aquello. Fracasé; los edificios eran inmensos. Cada partido ponía su impronta. El PAN usaba tonos azules y música de supermercado. El PRI, mucho más institucional, tenía oficinas fastuosas, las mejores de toda la Cámara (han perdido la mayoría, no el estilo ni el control). El PRD daba señales de descuido como ciertos activistas del partido.

¿QUIEN ANDA AHI? Población permanente. ¿Quiénes se imaginan ustedes que viven atrás, dentro de aquel conjunto faraónico? Se oculta una burocracia permanente, numerosa. Los diputados van y vienen efímeros como olas del mar. Nunca son los mismos. Nunca se quedan más de tres años por la absurda prohibición de relección inmediata (forma de obligar a los diputados a rendir cuentas de sus tareas). Se quedan de modo estable, permanente, casi perpetuo, 6 mil funcionarios y empleados con muy diversos sueldos, prerrogativas y escapes.

ENTRE ELLOS UNA innumerable legión de guardias y auxiliares. Una multitud que se ajusta al estilo burocrático del México de los años 80 y a la vez el ambiente laberíntico y decadente de aquellos enormes edificios.

LA POBLACION FLOTANTE: los diputados. Los nuevos diputados llegamos a San Lázaro como los escolapios que quieren conocer las aulas donde cursarán la secundaria.

VEAN USTEDES, EL enorme conjunto de 500 diputados que conforman la legislatura sería ingobernable sin el control político. Esto significa que sólo una decena de diputados clave conectados con las elites de los partidos, con los gobiernos, el federal y estatales, deciden las líneas de votación. A los demás se les permite los 5 minutos de gloria subiendo a la tribuna a decir discursos en un estilo con 130 años de retraso y sobre las más diversas materias. Hay que reconocer algo: ser diputado no es un signo de distinción en México. Más bien para el vulgo, motivo de sospecha. Si nos atenemos a las encuestas de opinión sobre los distintos gremios, el más bajo de todos en nivel de reconocimiento y de respeto es el de los diputados. Abajo incluso de la tenebrosa "policía judicial" y de la clase política "en general".

¿USTEDES ENTIENDEN el porqué del excesivo número de diputados y de senadores? Los propios legisladores sabían que basta una Cámara de Diputados con 300 miembros y un Senado con 64. Pero hay 500 diputados y 138 senadores. ¿Sabe a qué se debe esta multiplicación fantástica, cuyos propósito y tareas no están justificados? Son invenciones progresivas del PRI para apaciguar y mediatizar a la oposición, dándole "espacios" donde las burocracias de los partidos podían colocar a los militantes y alentar a mucha gente a incluirse en sus listas, sin hacer peligrar el control priísta.

AL REPASAR LOS reglamentos que organizan la vida en la Cámara, me doy cuenta que todos parecen diseñados para permitir una manga ancha que facilite la vida de los diputados y les permita hacer lo que saben: "la grilla", mexicanismo que puede traducirse como intriga.

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