Usted está aquí: domingo 16 de abril de 2006 Opinión La marcha del mercado petrolero

José Antonio Rojas Nieto

La marcha del mercado petrolero

El fenómeno más delicado del mercado petrolero mundial de hoy es la severa restricción en la ampliación de la capacidad de producción. Identificada por especialistas como spare capacity (capacidad en reserva, no utilizada, de ampliación o excedente) ésta se restringe hoy a no más de 900 mil barriles diarios. El número contrasta -vaya que lo hace- con el incremento anual del consumo esperado para 2006: millón y medio, luego de crecimientos de casi dos millones en 2003; cerca de tres millones en 2004; y poco menos de un millón en 2005.

Huelga decir que la baja en esta capacidad excedente, se traduce en mayor presión a un alza de precios que, de suyo, ya tiene presiones por otros lados. Pero, ¿qué hizo que esa spare se redujera drásticamente los últimos años? Ante todo un crecimiento de la demanda que entre 1998 (con precios bajísimos de 17 dólares actuales para el marcador WTI) y 2005 (57 dólares para el mismo WTI) aumentó cerca de 10 millones de barriles al día. Por cierto, no es ocioso recordar que 43 por ciento del incremento neto del consumo mundial de crudo entre 1998 y 2005 correspondió sólo a China y a India.

Pero, sin duda, lo más grave, el correlato negativo de la expansión del consumo: la retracción severa de la exploración y el desarrollo de campos, generada por casi 15 años de precios bajos. Y es que entre 1983 y 1998 el precio promedio fue inferior a 30 dólares, drásticamente insuficiente -a decir de los especialistas- para alentar la exploración de nuevos campos.

Pero, otros factores también amenazan hoy el flujo continuo de crudo. Al menos tres delicados conflictos políticos ponen en riesgo una parte del total de 8 millones de barriles de crudo producidos: 1) El ya permanente conflicto en Irak (con altibajos produce poco menos de 2 millones de barriles al día). 2) La creciente tensión por las actividades nucleares de Irán (establemente produce 3.88 millones de barriles diarios). 3) Los casi ya crónicos y delicados conflictos socio-políticos en Nigeria (con vaivenes produce 2.4 millones de barriles al día). Dos elementos más coyunturales colaboran a presionar aún más los precios: 1) alto consumo de gasolinas; 2) inventarios relativamente bajos. Ejemplifiquemos esto para el caso de Estados Unidos.

Para nuestros vecinos el alza estacional de su consumo significará ventas de nueve y medio millones de barriles al día de gasolinas automotrices en los trimestres segundo y tercero de este año. Se trata de cifras delicadas, pues sus inventarios de gasolinas registran los niveles más bajos de los pasados cinco años: apenas poco más de 21 días de abasto garantizado, frente a un promedio ideal de 23 o 24 días. Para comprender más lo que significan estas cifras, no olvidemos -por favor no lo hagamos- que en Estados Unidos se consume cerca de 40 por ciento del total mundial de gasolinas. Y que éstas representan 46 por ciento de un consumo de petrolíferos que ya llega a los 21 millones de barriles al día.

Así pues, el efecto conjunto tanto de un importante crecimiento estructural como de un alza estacional de la demanda; severas restricciones en la capacidad de ampliar la producción (por el retraso de la exploración respecto al consumo); y finalmente, unos inventarios relativamente bajos, son los cuatro elementos que, en parte, explican una elevación de precios que hoy los tiene en 70 dólares por barril. Y digo en parte porque hay otros elementos que también lo explican, como el premio especulativo en el precio que los últimos años han ganado los fondos de pensiones y que deberemos abordar en otra ocasión.

Antes de terminar conviene señalar que el viernes pasado, frente a un crudo marcador WTI que prácticamente cerró en 70 dólares, en un interesante movimiento de recuperación de precio de los crudos pesados, vimos una mezcla que casi llegó a los 60 dólares por barril. Para 2006 el precio presupuestal es de 36.50. El promedio anual al viernes pasado se acercó a los 50 dólares. Y las proyecciones internacionales dan a nuestra mezcla, un promedio anual de entre 52 y 53 dólares por barril para 2006. De ser así, los ingresos presupuestales por concepto de renta petrolera en 2006 serán del orden de los 50 mil millones de dólares (184 mil en el sexenio), 15 mil millones más que lo presupuestado (44 mil en el sexenio).

Y, una vez más, la pregunta anual del sexenio: ¿qué se hizo o qué se hará con los excedentes de los excedentes? Sí, este sexenio pasará a la historia por acumular casi 50 mil millones de dólares extra de excedentes petroleros, logrados por un precio superior al presupuestado. Pero también por haber permitido -pese a todo- el inicio del decaimiento en la producción petrolera y la penetración sin precedente de 60 mil millones de dólares de capital privado en producción primaria... la de la renta petrolera... la de la propiedad exclusiva de la nación. Ni más ni menos ¡Qué lamentable!

[email protected]

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.