Usted está aquí: sábado 22 de abril de 2006 Cultura La magia de la poesía propició una fuga imaginaria en el Reclusorio Norte

Ejercicio libertario del editor Fernando Valdés y sus compañeros presos

La magia de la poesía propició una fuga imaginaria en el Reclusorio Norte

ARTURO JIMENEZ

Desde la cárcel, la literatura refrendó sus propiedades libertarias y el editor Fernando Valdés y un puñado de compañeros presos, montados en cuentos y poemas leídos por los propios autores, pudieron escapar por unos minutos de las rejas, alambradas y gruesos muros del Reclusorio Norte.

La fuga imaginaria, en la que participaron culpables e inocentes, sucedió durante la presentación, quizá sin precedente, de un libro dentro de un penal: la antología Doce afectos, editada por Plaza y Valdés, la empresa del reconocido editor.

Con ocho meses recluido por un caso en el que alega inocencia, Fernando Valdés y los poetas y narradores Antonio y Claudia Martínez-Parente Ricaud, Sara Robbins y Martha Vázquez Lacroix, además de los reclusos Ariel Maldonado y Carlos Padilla, quienes también leyeron textos, pudieron captar la atención de varios compañeros del dormitorio 2 y sus familias, reunidos en el comedor, el jueves de visita.

Entre el público estaban Ernesto Alverdi, José María Urquijo y Asier Arronategui, tres de los seis presos vascos detenidos hace casi tres años acusados de colaborar con ETA y quienes han recibido la visita solidaria de personajes como Carlos Montemayor y Cuauhtémoc Cárdenas.

También estaban la esposa del editor, Guadalupe; su padre, don Fernando, y sus hijos Fernando y Claudia, quien con la encargada de prensa de la editorial, Gina Clavel, colocó el escenario para la fuga de la imaginación: tres sillas y dos mesas de plástico, una manta azul marino y los soportes para tres ejemplares de Doce afectos.

''Este es un día de poesía en la cárcel'', dijo el moderador y animador Fernando Valdés. Y luego, Ariel Maldonado reflexionó: ''El poema ajeno se vuelve propio. La poesía es un espacio a la vida y a la libertad. Para la mente no hay muros, y para la pasión, menos''.

Fueron pasando entonces los escritores invitados, y Claudia Martínez recordó que una de las maravillas de la literatura es su capacidad para transportarnos, con toda libertad, a mundos internos y externos, reales e imaginarios.

Mientras Antonio Martínez, hermano de Claudia, dedicó la lectura de su relato El gordito a los presos vascos, Sara Robbins compartió su poema Semblanza agradecida, en el que da las gracias a situaciones y personajes que han desfilado por su vida.

Luego, escritores y presentadores leyeron textos de otros de los 12 participantes de la antología.

Al final, Fernando Valdés anunció que el 23 de abril, Día Internacional del Libro, será cerrado el teatro Buñuel en protesta ''por los muchos inocentes que estamos aquí''. Antes de la presentación, el editor compartió varias reflexiones, algunas ya publicadas por La Jornada (3/febrero/ 2006), como sus cálculos de que 40 por ciento de los internos son inocentes.

''La cárcel se tiene que escribir desde dentro. Quienes la construyeron desde fuera no saben nada'', comentó Valdés, y agregó: ''Aquí se destruye al inocente, el cual vive atemorizado y no tiene la fortaleza de los verdaderos delincuentes. Tampoco se rehabilita al culpable, sino que se le dan motivos para continuar su actividad en caso de ser liberado.''

Y como promotor cultural, dijo: ''Al salir de aquí, debo dejar una huella, y por eso otros compañeros y yo organizamos un grupo cultural que pueda seguir trabajando independientemente de las personas''.

 
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