Pemex: ¿subcontratación médica estratégica?
En diciembre de 2005, Luis Ramírez Corzo, director de Petróleos Mexicanos (Pemex), reconoció que existían tres contratos -por casi dos y medio millones de pesos- a favor de Alberto Sahagún, hermano de Marta de Fox. El director de Administración Corporativa, Rosendo Villarreal, detalló que cubrían la prestación de servicios médicos para 600 trabajadores de Zamora en el hospital San José, y sostuvo que de los tres hospitales de la región, ese era el "más apto".
Sin embargo, registros de Compranet y del portal de transparencia de Pemex mostraron que el hospital de Alberto Sahagún ganó, entre 2004 y 2005, un total de nueve contratos federales, ocho de ellos de Pemex. Su monto máximo combinado ascendía a cerca de 13 millones de pesos. Además, seis de esas adjudicaciones fueron directas.
Para entonces, el hospital ya había sido reconocido -en solemne ceremonia encabezada por Julio Frenk en el Instituto Nacional de Cancerología (14/09/04)- con la "certificación de calidad" a las "mejores" clínicas del país. Casi dos meses después, de paso por Zamora, el propio Fox -cuñado del galardonado- develó in situ la placa alusiva al "certificado de calidad" (12/11/04).
Por su parte, Alberto Sahagún aseguró que él licitaba anualmente los servicios de emergencia que proporciona a "90 empleados" de la planta de almacenamiento de Pemex a los que, en promedio diario, otorga entre dos y tres consultas: "damos un servicio verdaderamente pequeño -agregó-, no pinta; no son más de 300 o 400 personas". ¿Y los montos máximos combinados que sumaban casi 13 millones de pesos tampoco "pintan", señor Sahagún?
Pero sobre todo, cabe preguntar, ¿y qué los servicios médicos de Pemex tampoco "pintan"? Inmediatamente después de las declaraciones de Ramírez Corzo, la Asociación Nacional de Médicos Petroleros, filial Villahermosa, manifestó que la causa de la "crisis" en la paraestatal "no es el servicio médico", y demandó mayor presupuesto, auditar los desproporcionados salarios de funcionarios; equipo e infraestructura; apertura de plazas, capacitación y aumento a tres niveles para médicos generales y especialistas; medicamentos; pago de tiempo insalubre o riesgos profesional; seguro médico-jurídico y rechazo total a cambios arbitrarios en las jornadas de trabajo, si de corregir las deficiencias en los servicios se tratara.
Pero Ramírez Corzo estima que Pemex puede "prescindir" de 30 mil plazas sindicalizadas y que es "urgente" modificar el contrato colectivo de trabajo que ampara a 115 mil trabajadores porque es "extraordinariamente costoso". Y aunque Pemex cuente con la "tercera organización de servicios médicos del país, pero con ineficiencias muy importantes", él está dispuesto a "prescindir" de ella, "desincorporarla y subcontratarla en un esquema atractivo con la participación del sindicato". ¿Tan "atractivo" como la que tiene subcontratada con Alberto Sahagún y a la que el despacho Escobar y Asociados -empleado por una comisión de legisladores- le detectó "irregularidades", toda vez que Pemex "no acreditó" las razones legales de los contratos otorgados al hospital del cuñado de Fox?
Por algo los médicos petroleros consideran que la "desincorporación" de los servicios "no es la solución, es el camino más fácil y la posibilidad de hacer otro negocio con los recursos de Pemex que irán a parar a manos de unos cuantos privilegiados".
Claro que, como buen funcionario del foxismo -y plenamente convencido de su "verdad": los servicios "representan un gasto anual de 5 mil 554 millones de pesos"-, Ramírez Corzo no ha dedicado un segundo de su tiempo a siquiera estudiar cómo mejorar esa envidiable "tercera organización nacional", a pesar de que ella comprende dos hospitales centrales, seis regionales, 12 generales, tres clínicas-hospital, cuatro clínicas, 33 consultorios, 115 unidades de servicios preventivos de medicina del trabajo en centros laborales, 20 consultorios en centros de desarrollo infantil y siete coordinaciones médicas de zona para la administración de los servicios médicos que se subrogan en cerca de 85 localidades. Esta "costosa" red atiende anualmente cerca de 700 mil derechohabientes.
Pero muy al estilo Levy-Frenk, el acucioso "diagnóstico" de Ramírez Corzo descubrió el agua tibia, pues resulta que en esta "tercera organización nacional" se advierten las siguientes "debilidades" (por cierto, casi todas atribuibles a la propia dirección de la paraestatal): incertidumbre laboral, "elevada" rotación de personal, insuficiente y de bajo nivel tabular, "falta" de presupuesto, sobreutilización de medicamentos, ausencia de un "plan" de carrera, carencia de un esquema de evaluación del desempeño en todos los niveles para estructurar un programa de incentivos e insuficiente "supervisión" y control de los servicios subrogados. ¡Cómo los que disfruta el hospital del hermano de Marta de Fox!
Para el ocupado Ramírez Corzo el asunto está claro: hay que "desincorporarla" y rápido, antes que tomarse la molestia de aprender a usarla bien. ¿Y contempla, acaso, alguna otra opción? Por supuesto: ¡alianzas estratégicas con la iniciativa privada para reducir el alto costo que representa mantener la red dentro del presupuesto de Pemex!
No cabe la menor duda de que Fox fue un generoso cuñis y que Ramírez Corzo, Villarreal y Frenk supieron estar más que a la altura.
Como en el IMSS e ISSSTE y cancelando de inmediato el fraudulento Seguro Popular, el gobierno entrante está obligado a poner a flote esa más que envidiable "tercera organización nacional" que, a Ramírez Corzo, siempre tan preocupado con los requerimientos a Pemex de la Security Exchange Comission, no le mereció más que el -afortunadamente fallido- evangelio de la "desincorporación".
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco