Usted está aquí: sábado 22 de abril de 2006 Opinión MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Evaluación del FMI sobre el país evidencia los tristes resultados

Ayer, los estudiantes; ahora, los mineros

¿Quién apagará la luz del gabinetazo?

Las rebanadas del pastel:

Ampliar la imagen En primer plano, Jan Willem van der Kaaij, director ejecutivo para los Países Bajos, durante la conferencia Educación para todos, en la reunión del FMI y BM en Washington Foto: Ap

COMO PATADA EN el deteriorado hígado del "cambio" cayó la más reciente evaluación del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la economía mexicana, el gran "tesoro" presumido por el inquilino de Los Pinos y su secretario de Hacienda: con Fox, cayó a la posición 14 en el contexto internacional (en 2001 él presumía el noveno escalón); América Latina crecerá 4.3 por ciento en 2006, pero México sólo 3.5; el país se queda a la zaga del mundo en la creación de mayor bienestar económico para su población; el gobierno no aprovechó la bonanza de los altos precios petroleros, y sólo la utilizó para fines de equilibrio presupuestal; sin ingresos petroleros, el déficit fiscal gubernamental -incluyendo pasivos de los "rescates" bancario y carretero- sería de 9.8 por ciento del PIB, y no de 0.2 por ciento considerado oficialmente..."

AL "CAMBIO" LE tiene sin cuidado que en México nadie cree en sus cifras (de bonanza a superación de la pobreza; de recuperación del poder adquisitivo a la "creación histórica" de empleo; de la "democracia económica" a el "modelo sí funciona", de "mañana México será mejor que hoy" a las "manos limpias" -perdón: esa frase es de otro anuncio, aunque forma parte de lo mismo- etcétera, etcétera), pero sí calienta, y mucho, que el Fondo Monetario Internacional dude de ellas.

UN PAR DE años atrás, cuando el propio organismo informó sobre la caída de la economía mexicana en el ranking mundial (del décimo escalón pasó el duodécimo), el raudo inquilino de Los Pinos salió a desmentir la noticia y aseguró que "sólo son evaluaciones parciales y preliminares". En 2006 son totales y definitivas: la economía mexicana cayó, y fuerte, y el crecimiento se mantiene en la lista de pendientes.

EN ESTA OCASION brincó a la palestra el siempre puntual y efectivo vocero presidencial: la caída de la economía mexicana es "absolutamente relativa", porque, según dijo, "ha crecido 46 por ciento durante la administración de Vicente Fox; la Presidencia de la República coincide con la evaluación de la economía nacional del FMI, particularmente en cuando a su crecimiento y a las expectativas de crecimiento para este año, que se ubican en 3.5 por ciento, superior en medio punto a lo registrado el año pasado", pero -de cumplirse- sólo la mitad de lo prometido en (la anterior) campaña electoral. Tampoco perdió oportunidad para justificar a su patrón por encabezar al gobierno con resultados económicos más raquíticos de cuando menos los últimos 25 años: "si el Congreso hubiera aprobado las reformas estructurales podríamos estar creciendo a 100 o 150 por ciento de lo que pudimos crecer en estos cinco años", afirmación que es digna de incluirse en el nuevo libro de Ponchito sobre frases célebres del "cambio".

NI 46 NI 100 por ciento. Mucho menos 150 por ciento. Tiempo atrás, el propio secretario de Hacienda (el mismo del "tesoro") estimó que con "reformas" la economía mexicana crecería un punto porcentual adicional al ritmo reportado.

LAMENTABLEMENTE, LA REALIDAD es muy distinta y, por ello, vale la pena el ejercicio, recordando que Vicente Fox prometió en campaña 7 por ciento anual de crecimiento: en el mejor de los casos la oferta del "cambio" en materia económica se traducirá en un raquítico 2.2 por ciento por año, es decir, 3.2 veces menos que lo cacareado por el candidato panista, y muy lejos de 3.5 por ciento del sexenio zedillista. De hecho, en los últimos seis años de gobierno porfirista el incremento anual promedio del PIB fue de 3.18 por ciento.

DE ACUERDO CON esas cifras (del FMI para la proyección 2006 y oficiales para el periodo 2001-2005), en materia económica el de Vicente Fox es el gobierno que peores resultados ha ofrecido desde el sexenio de Miguel de la Madrid (0.34 por ciento como promedio anual), para no recorrer más el reloj de la historia.

COMO SE HA comentado en este espacio, hasta donde ha transitado, el gobierno foxista ha sido el único, en casi siete lustros, sin macro devaluaciones, crisis económicas, terremotos financieros y demás bellezas que sacudieron a la nación en sexenios anteriores, amén que -dice la propaganda oficial- la economía mexicana goza de todo tipo de tratados comerciales, acumula las mayores reservas internacionales de que se tenga memoria, etcétera, etcétera, pero... no avanza, ni genera empleo, mucho menos distribuye la riqueza.

EN LOS PASADOS seis gobiernos (de Luis Echeverría a Vicente Fox; del populismo a la globalización) la economía mexicana promedia una tasa anual de crecimiento de 3.74 por ciento. En promedio, la economía avanzó 5.96 por ciento en el gobierno de LEA; 6.55 en el de JLP; 0.34 en el de MMH; 3.9 en el de CSG; 3.5 con EZ (todos ellos con macro devaluaciones, fuga de capitales y terremotos económico-financieros) y 2.2 con VFQ. Lo anterior indica que en las dos primeras administraciones el PIB creció el doble que en las cuatro posteriores.

DEL GOBIERNO DE Lázaro Cárdenas del Río al del genocida Gustavo Díaz Ordaz (también seis sexenios, tres de ellos con fuertes devaluaciones), la tasa anual de crecimiento económico en México promedió 5.92 por ciento, es decir, 58.29 por ciento más que en los seis posteriores.

CON LOS GOBIERNOS neoliberales, la situación ha ido de mal en peor: el promedio anual con Salinas de Gortari fue de 3.9 por ciento; con Zedillo 3.5 y con Fox 2.2. Sin cambiar de caballo, como asegura el inquilino de Los Pinos, ¿en serio "mañana México será mejor que hoy"?

EL "CAMBIO" RATIFICA el cinismo gubernamental: fueron los ferrocarrileros (1958); los médicos (1965); los estudiantes (1968); también ellos (1971); los indígenas (1994); los campesinos (Aguas Blancas, 1995) y ahora son los mineros... Pues nada que el vocero presidencial de plano no da una. En enero pasado aseguraba que con la salida de Josefina Vázquez Mota "queda configurado el equipo de trabajo que acompañará al presidente Fox hasta el término de su mandato". Resulta que también eso fue falso, porque ayer se oficializó que otros dos del gabinetazo se van a llorar junto al Jelipollas: Eduardo Sojo, el fiel escudero del inquilino de Los Pinos y ahora ex coordinador de Políticas Públicas de la Presidencia de la República, y Florencio Salazar Adame, que despachaba como secretario de la Reforma Agraria.

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