Usted está aquí: domingo 23 de abril de 2006 Estados Abarrotarrán miles templo en Mecatepec; esperan un milagro del Señor de la Salud

Desde hace 70 años fieles adoran una réplica de esa imagen extraviada

Abarrotarrán miles templo en Mecatepec; esperan un milagro del Señor de la Salud

RENE ALBERTO LOPEZ CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Templo donde se encuentra la réplica del Señor de la salud, en la comunidad de Mecatepec, municipio de Huimanguillo, Tabasco. Foto: René López

Ampliar la imagen El arroyo del poblado de donde los creyentes llevan agua supuestamente milagrosa Foto: René Alberto López

Mecatepec, Tab., 14 de abril. En una noche lluviosa, ocho pobladores lo sacaron del santuario en una hamaca, tapado con una sábana, como si llevaran un enfermo. Desde entonces nadie sabe con exactitud su paradero, pero los habitantes de Mecatepec añoran su regreso.

Fue de este modo como hace más de 70 años la imagen del Señor de la salud, santo patrono de esta población del municipio de Huimanguillo, se salvó de ser quemada por las fuerzas garridistas.

La población católica de Mecatepec y de otros lugares del estado, inclusive de la República, mantienen viva la fe y cada 24 de abril comienzan las ceremonias en su honor con una procesión nocturna que dura siete horas, y concluyen el 3 de mayo cuando miles de veladoras, y flores colman su altar.

La historia del "santo que se extravió" es comentada a detalle por los pobladores. Los más ancianos aseguran que la imagen se encuentra en una iglesia del municipio de Cosoleacaque, Veracruz, "pero no la quieren devolver".

El sentir de todo el pueblo es que estamos venerando una imagen que no es la nuestra, le rezamos a una réplica, pero igual seguimos con la misma fe, la gente llega a cumplir sus promesas, aunque deseamos que algún día regrese aquí nuestro señor", dice Miguel Angel Jiménez López.

Las versiones varían, y aunque nadie precisa la fecha del suceso, todos coinciden que fue en los tiempos de Tomás Garrido Canabal, quien gobernó el estado de enero de 1931 a diciembre de 1934.

"Fue en la época de la represión contra la Iglesia católica y los sacerdotes, y cuando los garridistas quemaban santos", acusan todas las voces.

A la señora Andrea Torres Alvarado, de 76 años, la historia sobre este hecho se la contaba su padre, Natividad Torres García, ya desaparecido.

"Me platicaba que por esos días, en la comunidad se decía que iba a llegar la gente de Tomás Garrido, y todos los católicos comenzaron a esconder sus santos. Mi papá escondió una virgen de Guadalupe en una montaña, donde le hizo un pequeño nicho.

"Al Señor de la Salud lo sacaron ocho hombres en una hamaca, tapado como si llevaran a un enfermo. La imagen que se llevaron era más grande que el santo que ahora tenemos, contaba mi papá. Estaba lloviendo y eso ayudó a que se perdieran en la oscuridad de la noche y lo pusieran a salvo".

Según la versión de doña Andrea Torres, relatada por su padre, cuando llegaron los garridistas "ya no estaba la imagen del divino señor". Entonces comenzaron a destruir el santuario con pico y pala, también el altar que tenía oro y otras ofrendas valiosas.

En la versión de don Miguel Angel Jiménez, el santuario fue derribado de un cañonazo.

Hace unos 15 años, los lugareños se organizaron, alquilaron un camión que los trasladó a Cosoleacaque, Veracruz, para intentar recuperar al verdadero Señor de la Salud. Llegamos, fuimos a la iglesia, hablamos con los católicos, pero nadie nos dio razón", narra con tristeza doña Andrea.

Se mantiene la tradición

Cuentan que años después de la desaparición del santo original fueron "personas de buena posición económica" de Huimanguillo, ubicada a 20 kilómetros de Mecatepec, quienes aportaron los recursos para construir la actual iglesia y donaron la imagen que hoy se encuentra en el santuario.

Recuerdan entre los donantes a los señores Francisco de los Santos, Tiburcio Hernández, Rubén Zepeda y doña María Aguirre.

Del primero al 3 de mayo, cada año este lugar es abarrotado por miles de devotos, tanto de esta entidad como de otras regiones de la República, que buscan curar sus males. Los pobladores relatan historias sobre acciones milagrosas ocurridas entre la gente de esta demarcación.

El ritual es, "primero que nada", visitar la iglesia donde se encuentra la réplica del Señor de la Salud. El 3 de mayo, que es "el mero día", cientos de veladoras, quizás miles, al igual que flores, colman su altar.

Luego los creyentes se van al arroyo de la salud, a bañarse y tomar de sus aguas en jícara con la esperanza de aliviar sus males. También la envasan en botellas con "poquita arena", que después llevan al santuario para que se las bendiga el sacerdote. Esta "agua milagrosa" la utilizan para sus enfermos.

"Hay la creencia de que si te vas directo al río sin primero pasar a la iglesia a encender tus veladoras, te puede pasar una desgracia en el arroyo", cuenta Lucía García, una joven que desde el municipio de Cárdenas cada año visita el lugar.

Pero antes, cada 24 de abril, se realiza la peregrinación anual en honor al santo patrono. El contingente, que ha llegado a reunir a casi mil católicos, sale de Huimanguillo a las 10 de la noche y arriba a Mecatepec a eso de las cinco de la madrugada.

Francisco Olán López, que ha tomado parte en cuatro procesiones, narra que durante las siete horas de trayecto la gente va cantando la tradicional alabanza: "Al Señor de la Salud/ gracias vengo tributando/ ante tu templo divino/ las gracias te vamos dando".

De acuerdo con el testimonio de Olán, al frente de la peregrinación colocan al santo patrono y los participantes lleva velas encendidas, mientras que otros de vez en vez lanzan cohetes al aire. "La gente participa con mucha fe, pidiendo por su enfermos, es algo muy emotivo", dice.

"Fue en una peregrinación que pedí mucho por mi hijo que ya estaba desahuciado por los médicos, y gracias al divino señor, hoy está lleno de vida", cuenta doña Andrea Torres.

Entonces refiere la anécdota sobre su hijo Jesús Manuel Torres Alvarado, hoy de 28 años, que se le enfermó cuando tenía 10. "Se le hinchaba el cuerpo, todo parejo, desde la cara hasta los pies. Los doctores nos decían que podía estar mal del riñón y le daban medicina y nada que le bajaba la hinchazón a mi pobre muchachito".

Fue cuando en una peregrinación le pedí mucho al señor, participé en ella con mucha fe y lo llevé a él. Caminamos con nuestras velas encendidas y con todo corazón le pedía al señor divino. Viera usted que a los pocos días mi niño comenzó a caminar y la hinchazón desapareció".

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.