La Jornada Semanal,   domingo 23 de abril  de 2006        núm. 581


U2, después del vértigo

Alonso Arreola

I was on the outside when you said you needed me.
I was looking at myself. I was blind. I could not see.

"I Will Follow", Boy, 1980.

Fresas con Crema fue un grupo mexicano de música pop, verdaderamente espantoso, que a mediados de los ochenta solía vestirse así. ¿Así cómo?

Pues como U2 en sus presentaciones del Estadio Azteca. Porque no me van a decir que ése es el vestuario de un grupo de señores irlandeses de cuarenta y cinco años de edad que ha llegado a la "cúspide de su madurez artística". No me van a venir con que así se ve, en el año 2006, "la banda de rock más importante del mundo" (como la calificaron los periodistas que cubrieron sus conciertos y que atestiguaron los encuentros de su cantante, Paul Hewson alias Bono, con dos grandes personalidades de nuestra intelectualidad: Jaime Camil Jr. y Salma Hayek).

Bueno, ya’stuvo bueno. No seamos tan superficiales ni tan sarcásticos. ¿Qué importancia tiene la ropa carajo? Lo sustancial es lo que dicen y cómo lo dicen, lo que hacen a favor de quienes menostienenoye (así, pegado)… ¿verdad? Claro. Además, qué tiene que Bono no sepa quiénes son los Camil. Por qué debería saber de los mentados negocios de compraventa de armamento militar del padre, o de sus supuestas y numerosas actividades de coyotaje en la asignación de contratos públicos, sobre todo durante la administración del ex presidente Zedillo (su compadre). Qué tiene que dudar este buen señor Bono de tan finas amistades que lo trasladan en jet privado, le muestran caballos y le regalan vinos con paella (gente bonita pues). Digo, el hecho de que hable y opine de todo no lo obliga a saber de todo, ¿o sí? Para eso es un ídolo pop. Ya bastante es que se recite unos versos y se los adjudique erróneamente a Borges, en medio del Teletón, como para exigirle que además sepa que don Jorge era argentino y no chileno, como señaló. No seamos injustoscaray. Ha hecho muchas cosasbuenaschingá.

De hecho y pensándolo bien, qué bueno que nadie le dijo que la susodicha familia Camil ganó millones durante el susodicho sexenio del susodicho Zedillo, quien precisamente contrató, para la protección de sus hijos, a esos malandrines que golpearon a su propio personal (al de U2) en la gira Pop Mart; un incidente que, supuestamente, causó que el grupo no reapareciera en suelo azteca sino hasta el 2006. ¡No’mbre, si se hubiera enterado… en una de ésas no viene… y qué hubiéramos hecho!

Ahora que, pensándolo bien tengo una pregunta: ¿también los hijos de los ex presidentes de Argentina y Chile golpearon al personal de la banda? Si no es así, ¿por qué las giras se suspendieron allá también durante ocho años? ¿No será que quedamos fuera de su calendario por motivos puramente económicos? ¿Les dio tanto coraje como para tachar tres países de jalón? ¿No cabe la duda de que simplemente no quisieran venir, de que no nos amaran como nosotros a ellos?

Calma. Sé que estos terribles cuestionamientos pueden hacer llorar a más de uno, que se trata de un tema fundamental para la subsistencia de México como república soberana pero, ¿podríamos cuestionar a Bono y compañía como mero ejercicio hipotético y con todo respeto "a sus personas de ellos"? Lo pregunto porque, luego de esta visita (como pasó cuando los Pumas de la Universidad fueron campeones del balompié nacional) todo el df se volvió fanático, literalmente, de la música del cuarteto. Y claro, los fanáticos no permiten críticas, y menos si son fanáticos los que fueron a las presentaciones y que pagaron lo que pagan los fanáticos y esperaron lo que esperan los fanáticos. Digo, ahora no va a venir nadie a decirles que su tiempo y su dinero no valen lo que creen. Ni máis paloma. "Estuvo buenísimo", dicen. "Son los mejores", insisten. "Bono es un chingón, está nominado al Nobel de la Paz", todo eso arguyen, los fanáticos.

Y es que sí, viéndolo bien, es verdad: Bono es un mártir del glamour, un crucificado del rock que ha de expiar nuestras culpas en el limbo de los poderosos. Él, que sí puede, él, que ha de mostrarnos el buen camino, él… ése mester de clerecía plastificado, ese non plus ultra de la sensibilidad que nos grita a los 80 mil que lo imitamos en el Coloso de Santa Úrsula: "No más, no más, no más Chiapas". ¡Eso carajo! No más… sí, este… Mmm… ¿No más qué, a qué se refiere con lo de Chiapas? Bueno, no importa, mira qué chidas las banderitas de todos los países dando vueltas tipo Cantinflas show… Mira, qué padre que la de México se queda solita al centro dando vueltas en las pantallotas (y si se equivocaran de botón y se quedara la de Finlandia); órale, la Declaración Universal de los Derechos Humanos… ése Bono sí que sabe erizarnos la piel… ¡Lo que faltaba, las imágenes de Bush y de Fox juntos! Sílbales, grítales wey (con w), hay que burlarnos de ellos y así (como se dice ahora)... eso… no importa que los de U2 vengan de fuera, que no sepan de nuestra vecindad terrible, de los muertos en el desierto… Para eso somos jóvenes carajo… bueno, ni tanto… Újule, ora sí, las fotos de Frida, Zapata y esta… cómo se llama… es… es ¿Dolores del Río? (Tá bien, tá bien, se le disculpa.)¡Viva México! ¡A güevo!

No pus conciertazo eh. La neta. Lo que más me gustó es que Bono saliera con su chaleco del club de motociclistas de Jaimito Camil, detallazo. Terminando nos vamos a chupar y que nadie nos contradiga, porque si no... ¡Bo-no, Bo-no! ¡Mé-xi-co, Mé-xi-co! Ya pidió que saquemos los celulares. ¡Mira todas las lucecitas! Hay un número telefónico en las pantallas. Es para lo de votar en julio. Piensan en todo estos canijos, me cae… "wheeeere the streeeeeets have no nameeeeee". ¡Cómo me gusta (o gustaba) esa rola (ya no sé)!

Sí, sí me sigue gustando. ¿Por qué derribar esta posibilidad en la que todos creemos? ¿Por qué aceptar que el sonido en el Azteca es espantoso, que Bono raya en el mesianismo, que U2 ha perdido espontaneidad como conjunto y que su propuesta gráfica es infantil? No sé por qué, pero no. En el transcurso de la vida seremos capaces de criticar a nuestros padres, pero no vamos a decir de pronto "sí, la verdad es que Bono es medio payaso", ni madre. Hemos recluido nuestras más profundas necesidades en ese bastión paradisíaco que se llama música, rock, U2, Bono… Cantando por un sueño. Sólo ahí se pueden cumplir las cosas que deseamos y que se nos niegan día a día. Así que, si no logramos ser superhéroes, que él sí lo logre, y que lo logre por todos nosotros. Y él: "gracies… Méxique es uin peis del future… U2 es une bande del future…"; y nosotros "eeeeeeeeeeeeeeeeee"; y él "cielito lindeeeeeee"; y nosotros "aaaaaaaaaaaa".

Y sí, ahora es difícil columbrar al Bono del Under a Blood Red Sky, a ése que caminaba firme con su bandera blanca, ingenuo pero valiente; a ése que vino al Palacio de los Deportes y preguntaba los precios de los boletos para sus conciertos, pues no estaba de acuerdo con los montos excesivos. Es difícil recordar sus inicios en una cocina de Irlanda hace treinta años, cuando en 2005 su grupo se embolsó 152 millones de dólares por un costo promedio de noventa y siete dólares por boleto (más de mil pesos). Es difícil reconocerlo, sí... Porque ¿de qué se trata hoy, de que Bono es Robin Hood y nosotros los ricos a quienes asaltar para mejorar la balanza mundial? ¿Tanto hemos cambiado?

Por un lado el Bono que besa la mano del papa, que negocia las deudas del tercer mundo con Bush y con las Naciones Unidas, que viaja a África y se pone el overol al lado de su esposa y de sus cinco hijos, y por otro el Bono business man con gafas de mujer y zapatos de plataforma (¿le saca de onda su estatura?, siempre me lo he preguntado), el rock star que se disfraza de íncubo, vaquero o mosca y que pide millones por show, millones por vender un iPOD especial para MP3, millones por permitir que sus fieles se inscriban a un sitio en internet y puedan entrar a preventas que no les aseguran la misa gloriosa; el Bono que dice a sus feligreses: "gracias por permitirme tener una vida tan fabulosa", o "en cierto punto sentí, tú sabes, que Dios no está buscando almas, Dios está buscando acciones"; en la misma onda de Arjona con su "Jesús es verbo, no sustantivo". Y claro, ¿quién llevará a cabo tales acciones? Pues ese mismo Bono con su cinta de tela en la frente, la del concierto, ésa con la estrella de David, una cruz y la palabra "coexistir"… Wow, no manches… eso estuvo… uf… casi se me salen las lágrimas… y así.

Y así pasó el Vértigo Tour, algo no muy interesante para los tarahumaras o los tzotziles, ni para los poetas o los empresarios, ni para los políticos o los obreros; algo importante para unos cuantos millones de citadinos a quienes hoy vale la pena decir: U2 fue una gran banda de aliento oceánico, ahora es un grupo cotizado, sólo eso. Bono fue un cantante inspirado, ahora es un líder reconocido, sólo eso. Tenían talento, hoy tienen oficio, sólo eso. Quien lo niegue es buen teórico, pero mal psicólogo, solamente eso, y nada más.