Usted está aquí: lunes 24 de abril de 2006 Política Nos van a seguir atacando, eso significa que vamos muy bien: López Obrador

Ofrece promover el gran turismo, pero sin descuidar el medio ambiente

Nos van a seguir atacando, eso significa que vamos muy bien: López Obrador

Necesario, transformar el país, "pues de lo contrario se va a provocar un conflicto social"

JAIME AVILES ENVIADO

Ampliar la imagen Andrés Manuel López Obrador, acompañado de su hijo, viajó en una embarcación a Cozumel, donde encabezó un mitin Foto: Carlos Ramos Mamahua

Ampliar la imagen Muestras de apoyo al candidato de la coalición Por el Bien de Todos en Playa de Carmen, Quintana Roo Foto: Carlos Ramos Mamahua

Playa del Carmen, Q. Roo 23 de abril. Andrés Manuel López Obrador cerró esta tarde aquí su decimotercera gira electoral del año con una indicación muy precisa para sus seguidores. "Como vamos muy arriba en las encuestas, nos van a seguir atacando en el radio y la televisión, pero no se preocupen: eso significa que vamos muy bien. Cuando ya no nos critiquen, ahí sí preocúpense", les dijo.

Miles de trabajadores pobres, hombres, mujeres, adolescentes y niños, congregados en el parque Lázaro Cárdenas -una cancha de cemento rodeada de charcos, en una colonia pobre situada a espaldas de los hoteles de lujo de este balneario-, estallaron en una carcajada y aplaudieron las palabras del candidato de la coalición Por el Bien de Todos, que antes les había dicho:

"Desde la Presidencia de la República vamos a promover el gran turismo, porque es bueno, da empleos y atrae divisas, pero lo vamos a hacer sobre dos principios básicos. Uno, cuidando el medio ambiente, porque eso es fundamental, sin eso no hay futuro para nadie, y dos, evitando que junto a los hoteles de lujo haya zonas de pobreza y marginación social."

Con ese compromiso, López Obrador concluyó un recorrido de 2 mil kilómetros por tierra y 80 por mar, que empezó el miércoles a primera hora y en cinco días le permitió visitar 13 municipios de Tabasco, tres de Campeche y cinco de Quintana Roo, empezando por el de Chetumal, adonde llegó la noche de ayer (sábado), y los de José María Morelos, Felipe Carrillo Puerto y Cozumel, en los que estuvo presente hoy antes del mitin final en Playa del Carmen.

En su periplo de este día, López Obrador pisó las tierras de dos antiguos cacicazgos priístas de este joven estado fundado apenas en 1974: el de la poderosa familia Flota, en José María Morelos, y el de don Nessim Joaquín, padre del ex gobernador priísta Pedro Joaquín Coldwell, en Cozumel.

En el primero, el abanderado de la coalición PRD-PT-Convergencia recibió el entusiasmo de tres mil personas, indígenas mayas en su gran mayoría, que se dedican al cultivo del maíz y son víctimas de una pobreza que se refleja en sus blancas y limpias pero raídas vestiduras, y en los estragos visibles de las enfermedades que padecen, emblema de las cuales era una ancianita de mínima estatura que subió al templete a abrazarlo y a posar junto a él con un prominente tumor en la sien izquierda.

Interrumpido por el grito frecuente de "¡arriba el Peje!", expuso su programa de crecimiento económico, empleo y bienestar social, antes de describir los privilegios de que goza el ex presidente Carlos Salinas de Gortari y afirmar que eso se va a terminar en cuanto asuma la jefatura del Poder Ejecutivo federal. Después exhortó a sus partidarios a que cada uno convenza a 10 personas más "para ganar el voto de los indecisos", pero les recomendó no pelear con las bases del PRI ni del PAN, porque, dijo, "ellos están tan fregados y tan esperanzados como el resto del pueblo, que quiere un cambio profundo ya".

De allí, seguido por una veintena de vehículos, se trasladó a Carrillo Puerto, bastión perredista en la actualidad y corazón de la insurrección maya de 1847, conocida también como la Guerra de Castas, que se prolongó casi 50 años y que, según el maestro de ceremonias que ofició de anfitrión, "todavía no termina", prueba de lo cual, agregó, es que "allá arriba, en el reloj de la torre, es una hora más temprano que en el resto del estado; aquí no aceptamos la hora de verano, la hora del rico, aquí tenemos la hora rebelde, porque somos un gobierno diferente".

En el templete se encontraban todos los dignatarios -generales, sacerdotes y comandantes- de la Iglesia maya-católica, uno de los cuales, don Santos Natividad, le dirigió un mensaje en su lengua ancestral y después en castellano para comunicarle que "todos los pueblos mayas de la península de Yucatán lo van a llevar a la Presidencia".

Derretido por el tremendo calor, López Obrador viajó entonces a Playa del Carmen para tomar el trasbordador a Cozumel, pero se detuvo, como siempre que pasa por Tulum, en el restaurante Don Cafeto, donde sirven, dijo, "el mejor expresso del Caribe", y asediado por parroquianos y meseros que querían retratarse con él, fue interpelado incluso por una sonriente turista japonesa, que también deseaba la foto del recuerdo.

En Cozumel, donde el anciano Nessim Joaquín vive y manda hace décadas a la sombra de su inmenso poder que domina férreamente la costa y las islas quintanarroenes, López Obrador ingresó en territorio priísta y ahora también panista, y se vio inmerso en un mitin animado por una muchacha, donde suscitó calurosos aplausos cuando reiteró, ante unas mil 500 personas, su oferta de bajar las tarifas de luz, gas y gasolinas "desde diciembre de este año".

En el barco de regreso, que a instancias del piloto en jefe gobernó durante algunos minutos, comentó que el mar estaba "un poco picado". A lo que el navegante le respondió: "Ni me diga; a usted le va a tocar una travesía mucho más difícil". De nuevo en tierra firme, se alejó del embarcadero pasando a través de las calles peatonales para los turistas, y se internó en un barrio donde lo aguardaban numerosos trabajadores emigrantes de Tabasco y de Chiapas, así como escasas personas de clase media.

Intercalando irónicas alusiones a la chachalaca -"ese pobre pájaro que se hizo tan famoso que ya no lo puedo mencionar porque se molestan los de arriba"-, explicó su programa de trabajo para los próximos seis años, cuyo objetivo, subrayó, es transformar el país, pues de lo contrario "se va a provocar un conflicto social que no le conviene a nadie, ni siquiera, creo yo, a los que se benefician de los privilegios a costa de la pobreza de la mayoría de la gente".

 
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