Usted está aquí: jueves 27 de abril de 2006 Mundo Homenajes y protestas a 20 años de Chernobyl

Homenajes y protestas a 20 años de Chernobyl

Abre Ucrania documentos secretos: millones de seres estuvieron expuestos a la radiación

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Ante el monumento a las víctimas del desastre nuclear de Chernobyl en Kiev, Ucrania, una mujer muestra el retrato de su hijo, quien murió de cáncer tras participar en las labores para descontaminar las zonas aledañas a la planta atómica Foto: Ap

Moscu, 26 de abril. El vigésimo aniversario de la peor catástrofe nuclear de la historia, que se cumplió este miércoles, devino en una jornada de emotivos actos en memoria de las víctimas de Chernobyl en Ucrania, Bielorrusia y Rusia, pero también sirvió de referencia para protestas de la oposición en Minsk y de los ecologistas en Moscú.

Miles de velas se encendieron esta madrugada en Ucrania, donde ocurrió la doble explosión del cuarto reactor de la central nuclear de Chernobyl por una combinación de errores humanos y tecnológicos.

A la una con 23 minutos de hoy, la hora exacta en que se registró el primer estallido el 26 de abril de 1986, sonaron en señal de duelo las campanas de todas las iglesias de esa república eslava y se celebró una misa de réquiem.

Junto con los miembros de su gobierno, legisladores y destacados intelectuales, el presidente ucraniano Víktor Yushenko asistió a la ceremonia religiosa oficiada por el arzobispo metropolitano de Kiev, Vladimir, en el templo de San Mijail, en cuyo territorio se ubica el monumento a los héroes de Chernobyl.

Hacia el mediodía, Yushenko viajó en helicóptero a Chernobyl y sobrevoló la zona de exclusión, territorio altamente contaminado por la radiación que abarca 30 kilómetros alrededor de la planta atómica, clausurada definitivamente hace cinco años y cuatro meses.

"Debemos devolver Chernobyl a Ucrania como zona de desarrollo. Después de 20 años de dolor y sufrimiento, tenemos que recuperar esta tierra sagrada para todos nosotros", dijo Yushenko en un mitin solemne junto a la antigua central.

Ahí se rindió homenaje a los liquidadores, voluntarios que en su momento llegaron de toda la antigua Unión Soviética para, al costo de su salud y muchas veces de su vida, sofocar el incendio de nueve días, desactivar durante años el vasto territorio contaminado y construir el sarcófago de hormigón y acero que selló el reactor.

Aún queda mucho por hacer en Chernobyl y, por lo pronto, es indispensable construir otro sarcófago sobre el reactor. En caso contrario, de no poder reunir las grandes inversiones que requiere la magna obra, habrá nuevas y muy graves fugas radiactivas, pronostican los científicos ucranianos.

Yushenko también visitó Slavutych, que se construyó para reubicar a los sobrevivientes de Pripiat, la hoy ciudad fantasma donde, a 900 metros de distancia de lo que sería el foco radiactivo, vivía el personal de la central nuclear y sus familias.

Con ocasión de este aniversario, el servicio de seguridad de Ucrania desclasificó algunos documentos relacionados con la catástrofe, entre éstos un peritaje que cuantificó en el equivalente a 30 toneladas de trinitrotolueno la potencia de las explosiones que destrozaron el cuarto reactor.

También se expusieron al público gráficos elaborados para las autoridades de entonces, hasta ahora secretos, que revelan la dinámica de la radiación en Kiev, las primeras semanas después del desastre. Estos gráficos confirman que cientos de miles de habitantes de la capital ucraniana desfilaron el primero de mayo de 1986 bajo una lluvia, tan intensa como imperceptible, de partículas radiactivas.

En Bielorrusia también hubo actos oficiales y ceremonias religiosas. El nuevo balance de ese gobierno, a 20 años del desastre, es: un tercio de su territorio contaminado y 20 por ciento de la población, esto es, cerca de un millón 800 mil personas, sometida en mayor o menor grado a la radiación.

Igual que en Rusia, donde resultaron expuestas a elevadas dosis de radiación más de 3 millones de personas y afectadas 2 millones 900 mil hectáreas de tierras cultivables.

Rusia es la república ex soviética que aportó el mayor número de liquidadores de las secuelas de la catástrofe de Chernobyl, y la víspera el presidente Vladimir Putin condecoró a un grupo de éstos, en representación de "todas las personas que, con valentía admirable, realizaron la proeza de detener la fuga radiactiva en Chernobyl, sin pensar en el costo que tendría para sí mismas".

Una de las condecoradas, Proskovia Britskaya, miembro de la Unión de Inválidos de Chernobyl, rompió el protocolo y entregó en mano a Putin la solicitud de construir un centro de rehabilitación para liquidadores que lo necesitan igual que ella.

Putin prometió atender esta demanda, después de que Britskaya, aprovechando la transmisión en directo de la televisión rusa, le dijo al mandatario: "Enviamos una propuesta al gobierno y a usted, pero nunca recibimos respuesta".

Protestas en Moscú y Minsk

Un grupo de activistas de la filial rusa de Greenpeace se encadenó hoy a una reja de la catedral de San Basilio, en un extremo de la emblemática Plaza Roja de Moscú, en protesta por los planes del Kremlin de expandir el uso de la energía atómica en Rusia.

"La energía atómica representa un peligro para la ecología, no reporta beneficios a la economía y es inadmisible para la sociedad", sostiene esta ONG en un comunicado.

Sin embargo, agrega, "el Kremlin se propone habilitar, hacia 2030, "cuarenta nuevos reactores nucleares, cuarenta potenciales Chernobyl" y se pregunta: "¿no le bastó con uno?"

Tras cortar con herramientas especiales las cadenas, la policía dispersó la protesta y detuvo a 12 miembros de Greenpeace, que no ofrecieron resistencia.

Mientras, en Minsk, la capital bielorrusa, varios miles de opositores salieron a las calles para expresar su rechazo a la política de repoblación de las zonas contaminadas por la radiación de Chernobyl, practicada por el régimen del presidente Aleksandr Lukashenko.

Las autoridades impidieron que el mitin tuviera lugar en la céntrica Plaza de Octubre, escenario de la impugnación de los resultados electorales de marzo pasado, por lo cual los manifestantes -portando pancartas que decían: "No más Chernobyl" y "Queremos estar sanos"- se reunieron frente a la Academia de Ciencias bielorrusa.

 
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