Usted está aquí: viernes 28 de abril de 2006 Espectáculos Triunfal debut de Juan Gabriel en el Auditorio

Primer concierto con que celebra 35 años de carrera

Triunfal debut de Juan Gabriel en el Auditorio

ARTURO CRUZ BARCENAS

Ampliar la imagen Juan Gabriel en acción * Fernando Aceves

Juan Gabriel, el divo mexicano de verdad y el más querido, cantó la noche del pasado miércoles 26 canciones y dos popurríes, en tres horas, durante el primero de sus conciertos en el Auditorio Nacional con los que celebra sus 35 años de carrera, en los cuales ha logrado que todos sus compatriotas se sepan, por lo menos, una de sus composiciones.

A las 20:35, luego de un intro de cinco minutos orquestal y síntesis de algunas de sus cientos de melodías que están en la memoria colectiva, apareció en el escenario. Vistió un traje negro satinado que irradiaba destellos. En tres pantallas se proyectaron imágenes de sus inicios, cuando ya había dejado su tierra natal, Parácuaro, Michoacán.

Abrió con Lo pasado, pasado, que aumentó la fama de José José. En la frase de "pido un aplauso para el amor que a mí ha llegado" miles de seguidores respondieron.

El sonido diáfano, bien ecualizado, dejó oír con toda su potencia a la orquesta de 30 músicos. Más los coros y bailarines, y un mariachi. Unas 70 personas llegaron a estar en el escenario.

En un alarde de buena salud, Juanga, como se le conoce popularmente, bailó, giró sobre su propio eje, a pesar de su cuerpo hoy voluminoso. Algunas de sus piezas ahora tienen arreglos rumberos y el ritmo de su concierto es trepidante.

Miles agitaron los pañuelos blancos que les dieron a la entrada, en la repetición de una costumbre en sus conciertos. Catorce acróbatas maromearon, danzaron la rumba. Al acabar la rola Juan expresó: "¡Ay, qué sustote!", en referencia a los torsos desnudos de los hombres.

Bésame fue un delirio y en las pantallas hubo imágenes de películas de la época de oro del cine nacional y de los años 60. Juan Gabriel ejecutaba pasos de charlestón, que le salen muy bien.

Su respiración se oye agitada. "Se me olvidó que estoy en la capital." Salen bailarinas vestidas a lo flamenco, de trajes rojos. Se para en una esquina del escenario.

"Podría volver, pero no vuelvo por orgullo simplemente." Bajó a la primera fila, donde sacó un acordeón con la letra e hizo que Enrique Guzmán cantara con él.

Querida, su composición que cierto público gay hizo su himno. Los miles de asistentes se vuelven un solo eco. "Dime cuándo tú vas a volver", pronunciado por miles de gargantas.

Como dijo el Eterno, quien no baile y cante se va a ir al infierno, y sale el mariachi. La gritería con Se me olvidó otra vez. El público la cantó toda y Juan guardó silencio. Abrázame muy fuerte. Por primera vez en la noche se proyecta la imagen de Rocío Dúrcal. La canción se convierte en una abrazo colectivo. Un abrazo para Celia Cruz, para Lucha Villa, para Lola Beltrán.

Cierra con el clásico de clásicos, su primer éxito: Noa Noa. Y todavía, al salir, se escuchó: "Le faltó cantar..."

 
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