Usted está aquí: sábado 29 de abril de 2006 Política Arau externa su apoyo al boicot de migrantes

Arau externa su apoyo al boicot de migrantes

El director de Un día sin mexicanos verá cómo se escenifica en la realidad su película

TANIA MOLINA RAMIREZ

Ampliar la imagen El cineasta Sergio Arau cuenta que cuando rodó la cinta tenía la intención de que ésta fuera una especie de caballo de Troya que sacudiera la conciencia del público estadunidense ­no sólo de la comunidad latina­ y se reconocieran las aportaciones de los trabajadores migratorios. A partir de las recientes protestas contra la criminalización de los indocumentados, la demanda de la película Un día sin mexicanos aumentó 352 por ciento en Estados Unidos, según la distribuidora Xenon Pictures Foto: Carlos Cisneros

En una de las pasadas marchas multitudinarias por los derechos de los migrantes en Estados Unidos, la reportera Lila Rodríguez y el investigador Abdul Hassan aparecieron nuevamente en las calles de Los Angeles. Quienes vieron la película Un día sin mexicanos, en la que los latinos repentina y misteriosamente desaparecen, recordarán que Rodríguez era, al parecer, la única hispana que no lo hizo, y Hassan era un investigador académico que explicaba la extraña situación.

Así que primero salieron de la pantalla Rodríguez (o sea, la actriz Yareli Arizmendi) y Hassan (o sea, Raúl Hinojosa, quien de verdad es investigador) para luchar por los derechos de los trabajadores indocumentados.

Ahora, inmigrantes en todo Estados Unidos prometen sacar la película entera de la pantalla y llevarla a las calles el próximo primero de mayo, para mostrar al mundo lo que ocurre si dejan de trabajar un solo día.

Para culminar este ir y venir entre ficción y realidad, quizá se proyecte Un día sin mexicanos en la pared del City Hall al finalizar la marcha en Los Angeles la próxima semana.

Los realizadores de Un día sin mexicanos hicieron la cinta con la intención de que fuera una especie de caballo de Troya que lograra meterse en el público estadunidense, no sólo entre el latino, cuenta su director, Sergio Arau, en entrevista con La Jornada. Querían, sobre todo, que los estadunidenses apreciaran la contribución de los latinos en aquel país, que vieran que sin ellos esa nación se iba "patas pa'rriba".

La sorpresa fue que también sirvió de espejo para los mismos latinos: "Creo que ayudó a que tuvieran confianza en sí mismos: andas con miedo, sin papeles, escondido, y te muestran en la pantalla que con lo que estás haciendo haces ganar al Estado millones de dólares. La gente salía muy contenta, inclusive había quienes lloraban", dice Arau, quien radica en Los Angeles y está de visita en la ciudad de México.

En la primera gran movilización del 25 de marzo en la capital californiana, cuenta también en entrevista el coguionista de la película, Sergio Guerrero, "tuve esa misma sensación: la gente se volteaba a ver y decía: '¡Ah, cabrón! ¡Cuántos somos! ¡Qué fuerza tenemos!' En la calle estaban los cocineros, las nanas... toda la fuerza de trabajo que está tras bambalinas y que decía: 'aquí estamos'". En estos días, subraya, "estamos haciendo conciencia de quiénes somos".

"Una cosa que me maravilla", dice Arau, es que no hay caudillo, no hay un Martin Luther King, un César Chávez, ahora sí que es la raza".

Las marchas son algo así como la otra cara de Un día sin mexicanos. Un lema de la cinta era: ¿cómo hacer visible lo invisible? Quitándolo. En el caso de las movilizaciones, los inmigrantes se hicieron visibles saliendo a la calle, mostrándose no sólo ante el mundo, sino ante sí mismos.

En una palabra: "La historia es otra desde las marchas", resume un entusiasmado Arau. "Fue un cambio cualitativo, como cuando el agua pasa de los 99 a los cien grados y se vuelve vapor, así fue esto".

El director comparte la opinión de muchos de que no hay manera de saber hacia dónde van las movilizaciones.

Respecto al boicot, Arau, inventor del art naco, lo apoya: "Muchas de las quejas contra los migrantes es que afectan la economía, quiero que vean lo que producen y consumen".

"Al parar ambas fuerzas, van a dejar esto más claro."

Arau parece tener una inclinación natural por creer que las cosas van a salir de la mejor manera posible. Sin embargo, en el caso del boicot, también es consciente de que la comunidad migrante está dividida, así que es imposible saber cuáles serán los resultados: "Hay que comprometerse. Si hay divisiones, no va a ser tan fuerte el impacto".

El miedo a ser deportado o despedido (alimentado por las deportaciones masivas de días recientes) ha provocado que muchos migrantes duden unirse al paro. Pero, "¿a quién van a contratar ahora que corran a todos?", revira Arau, fundador de La Jornada. "Creo que la mayoría de la gente que ha ido a las marchas tiene la consciencia de que mientras más unidos más fuerza van a tener". Los migrantes, dice, no deben sentirse solos. Hay, por ejemplo, "muchas organizaciones listas para atender a quienes despidan".

Aumento de demanda de la cinta

En las semanas recientes la demanda de la película Un día sin mexicanos, entre documental y comedia de humor negro, aumentó 352 por ciento, informó Xenon Pictures, la distribuidora en el país vecino.

Y, como se sabe, la acción del primero de mayo se anuncia con el título de la cinta.

Arau expresa: "Era un sueño que esto pasara (que los migrantes pararan labores un día), ¡pero no pensé que tan rápido!"

La cinta, filmada en California, fue su debut como cineasta, con guión del propio Arau, Yareli Arizmendi y Sergio Guerrero.

La idea inicial surgió en 1994, de Un día sin arte, en el cual las galerías y museos de Nueva York no abrieron en homenaje a los artistas víctimas del sida.

En 1997 realizaron un cortometraje con la idea de Un día sin mexicanos, que fue exhibido a partir de 1998, principalmente en universidades. Tuvo tal éxito, que decidieron hacer un largometraje.

En la cinta, presentada en mayo de 2004, los restaurantes no abren, la basura se amontona en las calles, se pierden las cosechas. Los estadunidenses "empiezan a comprender que lo que se ha perdido es precisamente aquello que mantiene el sueño americano funcionando -cocineros, jardineros, policías, niñeras, doctores, granjeros, trabajadores de la construcción, artistas, atletas, además del sector de consumidores en mayor crecimiento", se lee en el sitio electrónico de la película (www.undiasinmexicanos.com).

Todos los personajes, resume Guerrero, están basadas en "cosas que hemos experimentado o que les han pasado a amigos nuestros".

La película, coproducida por Estados Unidos y México y aceptada tal cual por los productores, tuvo un enorme éxito en las salas de cine del país vecino.

Al cruzar la frontera, en agosto de 2004 (distribuida por Televisa Cine), también le fue tremendamente bien acá: fue la película más taquillera del año y la segunda en la historia del cine mexicano en nuestro país.

En el Festival Iberoamericano de Cine de Guadalajara fue galardonada con el premio a la audiencia como la "mejor película mexicana", y el Mayahuel a la "mejor opera prima". También ganó el premio especial del jurado en el Festival de Cartagena 2005.

Gigante trabajando

Al platicar con Sergio Arau queda claro que trabaja desde el corazón, con la intención de querer transformar el mundo en un mejor lugar. "Uno siempre hace las cosas pensando que ojalá influya en algo", dice.

Arau no tiene sólo una cachucha (probablemente se desesperaría si la tuviera). Simplemente hace arte: dibuja (fue caricaturista político de unomásuno y La Jornada), compone música (uno de los creadores del guacarock, ex integrante de Botellita de Jerez), hace cine y promueve el arte de otros (fundador del emblemático espacio rockero de nuestra ciudad de México: Rockotitlán -estuvo en México, entre otras cosas, para celebrar el 20 aniversario de este lugar).

Actualmente trabaja en la película Plan B, la verdadera historia de Botellita de Jerez, basada en hechos más o menos reales.

El equipo que realizó Un día sin mexicanos ha estado filmando en Los Angeles escenas de las movilizaciones de estos días y realizando entrevistas, pero sobre todo le interesa registrar lo otro: los negocios cerrados, la ausencia de los migrantes. Esto es parte de lo que quieren hacer el primero de mayo. De las marchas, expresa Arau, sobran imágenes. En una "había unas 500 cámaras de todos lados" registrando al "gigante" que, por cierto, todos repiten que "se despertó". El opina distinto: "No estaba dormido, estaba trabajando".

 
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