Usted está aquí: domingo 30 de abril de 2006 Opinión Levántate y anda

Bárbara Jacobs

Levántate y anda

Me gusta encontrar la palabra que busco tanto como me gusta encontrar la frase hecha precisa. Este gusto equivale a de pronto entender un término en una lengua que no conozco. Identificar "Salí con la cola entre las patas" con lo que experimento al salir de la oficina de un editor, me gratifica tanto como el "Sálvense quien pueda" que un profesional aconsejó a una pareja que buscaba saber si seguir juntos o mandarse a volar. ¿Y qué tal este "Mandarse a volar"? ¿No es una frase hecha precisa? Sálvese quien pueda, corre para salvar la vida, son expresiones ilustrativas y contundentes.

Hace mucho entré a la oficina de un editor y lo vi sonriente, pero extenuado. "Si cumplidos los 50 años de edad despiertas y no te duele algo, es que estás muerto", se justificó o me advirtió. En vista de que yo estaba lejos de haber cumplido la edad temida, en aquel momento reí; pero, a medida que me acerqué a los 50 y, sobre todo, desde que los rebasé, no sólo recuerdo la advertencia, sino que diariamente constato no estar muerta, pues cada día trae consigo un dolor nuevo al que despertar. ¿O no te ha dolido a ti el pelo? ¿No te han dolido las uñas?

"Levántate y anda", ordenó Cristo a Lázaro muerto, y Lázaro se levantó de la tumba y resucitó. Con las reservas del caso, pero cuando yo me doy la misma orden y no me obedezco, forzosamente me doy cuenta de una que otra realidad. La primera, que no estoy muerta. La segunda, que no soy Lázaro ni tengo el poder de resucitar. Pero de paso también me doy cuenta de que algo me sucede, pues quiero obedecerme, pero como nunca me resulta cierto que una cosa es querer y, otra, poder. Sé que algo me sucede, y sin embargo asimismo sé que no sé qué es. Se trata de un mal, ya que detiene; se trata de un mal que no se deja identificar. ¿Qué es? ¿Cómo se llama? Yo lo asocio con una sensación, que es la de vacío. ¿Tiene nombre?

Al aprender o entender finalmente algo, en México dices, "Me cayó el veinte" y es una frase hecha perfecta, porque cuando caía la moneda de veinte centavos en la ranura adecuada del aparato de teléfono público, de inmediato se hacía la conexión, en seguida se entablaba la comunicación; al caer el veinte, sucedía lo que se esperaba que sucediera, y ¿hay mayor satisfacción? Hay frases hechas como la del veinte que definen lo que sin ellas no sabrías explicar con precisión.

Al dar con la palabra que busca, un escritor exclama ¡Eureka!, o "Di en el clavo" o en el blanco, pues la palabra encontrada le sienta como anillo al dedo en su intento de expresión. Pero al no dar con la palabra que busca, en cambio, echa pestes con razón, porque no da pie con bola, no da una a izquierda ni a derecha y el suyo es un humor de perros.

Precisamente, es el humor que tiene un escritor cuando por esto o por aquello se queda en blanco, o sea, vacío, es decir, extenuado, sin fuerza, debilitado, antes o después de los 50; sea hombre o mujer. No tira la toalla; la toalla se le cae de las manos.

Nada ni nadie lo tira a uno al suelo; uno mismo se cae de sí mismo, sin razón y sin peso. Por esto o por aquello ha quedado vacío y sin nada que lo haga tenerse de pie. Se quedó sin palabras, sin clichés; se quedó hueco y en silencio.

Como sin embargo se mueve, si le preguntan cómo está, en México hoy contesta "Ahí la llevo", que quiere decir exactamente lo mismo que "bien pero mal"; se desplaza, pero arrastrándose. No a la manera de un ciempiés, aunque tal vez sí al modo de una lombriz.

¿Sabías que una lombriz decapitada sigue viva y por lo tanto arrastrándose? Esta noción, ¿es más aterradora que repugnante, o al revés? Comoquiera que sea, define lo que siente el escritor cuando se queda vacío de tópicos y de palabras. Por más que "Le eche ganas", no logra levantarse y andar. "La lleva"; sólo que igual que una lombriz; sigue viva, pero decapitada.

La situación en la que un escritor padece este mal del vacío, o de la lombriz sin cabeza, es cuando termina de escribir un libro. ¿Con qué palabra puede definirse con exactitud el estado por el que atraviesa? No quiere hacerse de la metáfora del parto; ni tampoco quiere caer en la terminología médica que lo llamaría surmenage en francés y breakdown en inglés. ¿Bastaría referirse a él en español con un "Apaga y vámonos" clásico?

 
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