Usted está aquí: domingo 30 de abril de 2006 Opinión JAZZ

JAZZ

Antonio Malacara

El crisol de Patricia Carrión

LA AUTENTICIDAD ES sólo una de sus virtudes, una de sus potestades, y ésta brota de inmediato apenas la miras. Ya después vienen el impacto, el brillo o la fuerza de su voz, que vibra en una amplitud inaudita para atraparte sin remedio y dejarte a merced de la belleza. Es por eso, y más, que no dejamos de preguntarnos los porqués de la virtual ausencia de Patricia Carrión de los escenarios.

EN 2002, DESPUES de una temporada cantando en Cozumel, se fue a trabajar un año a Florida. "Regreso en 2003 y se me muere mi master -nos comenta Patricia-, Juan José Calatayud. Nunca, nunca en la vida imaginé a qué grado me iba a afectar que mi master se fuera. El fue quien me dio la oportunidad y con quien comienzo realmente a nadar en esta agua del jazz, que yo no tenía ni idea. Fue muy paciente, muy como era Juanjo. El día que murió, bueno, vamos al velorio, etcétera; el lunes siguiente era el entierro, y no me pude levantar de la cama, porque, físicamente, todo mi cuerpo me dolía; nunca había sentido eso".

PATRICIA GUARDO SILENCIO por dos años. "Por ahí de julio (de 2005) nace el proyecto de Crisol -continúa la vocalista-, con ganas de hacer también un poco de variación en cuanto a los músicos; porque con todos los músicos del Arcano, que fueron Chilo Morán, Enrique Nery, Calatayud, Leonardo Corona, Agustín Bernal y Héctor Infanzón tuve una época, y de repente cada quien siguió su camino. Entonces me dije 'debe haber más opciones; vamos a buscar gente joven, madera blanda para ir creando'; y esa gente abunda. Estoy feliz, porque cada vez hay más talento; en México hay muy malos políticos, pero tenemos buenos músicos, buenos artistas".

CRISOL INICIO COMO trío, con Mateo Aguilar, ex pianista de Eugenia León, y el contrabajista clásico Héctor Ramírez, interpretando temas como Cuatro vidas, Bésame mucho, Silenciosa, Debería conocerla mejor (los Beatles pasados de cuatro a tres cuartos), y varias composiciones de la propia Carrión. Aunque la omnipresente falta de fuentes y jales en el jazz local empezó a hacer de las suyas. Pepe Morán suplió por momentos a Mateo, Héctor decidió emigrar y Patricia se fue a trabajar un mes a Taiwán, donde la esperaba Benjamín Willis, contrabajista estadunidense que trabajó durante años en Xalapa, con el grupo Jazz entre Tres.

A FINALES DEL AÑO pasado Crisol se fundió en un nuevo grupo, con una alineación dominguera y deslumbrante que de un solo trazo da fe de las temperaturas alcanzadas y por alcanzar. Baldomero Jiménez está en el piano, Emmanuel Mora se encarga de la guitarra, Alberto González, El Jorongo, del bajo, y en la batería una joven promesa: Mauricio Blas.

"A MAURICIO ME lo recomendó Pepe Morán -apunta la Carrión- para empezar una temporadita que tuvimos hace poco en el Nueva Orleáns. Y fíjate que el chavo lo hace muy bien; me gusta mucho porque pone mucha atención a las dinámicas, al diálogo interno; no es el típico baterista que se va solo. Siempre trata de ver qué onda con la interacción, agarra figuras del bajo, del piano."

EN ESTOS ULTIMOS días de abril, Patricia Carrión se encuentra grabando un nuevo disco en Chicago, junto con el pianista Ben Patterson, "un chamaco blanco de 22 años que tiene el alma de un negro de 80. Es impresionante su concepto y su sentido de la música". Este cd llevará el título Daa, y debe estar listo para los últimos días de mayo. Inmediatamente después, Patricia Carrión terminará de grabar las voces de un proyecto con Agustín Bernal en el contrabajo, Miguel Villicaña en el piano y Gabriel Puentes en la batería, con temas compuestos en su totalidad por la cantante.

SON LAS MIL caras de un Crisol que, al parecer, está en el mejor de sus momentos y a punto de retomar los escenarios. Oj Alá.

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