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Jueves 4 de mayo de 2006

Angel Guerra Cabrera

Solidaridad versus codicia

En semanas recientes hemos visto importantes acciones contra la ofensiva mundial lanzada por el capital imperialista en los años 70 del siglo pasado. La ofensiva se extendió a todas las latitudes, aunque más en los países subdesarrollados: precarización del empleo, aumento de la desocupación, pobreza y marginación, y privó de educación, salud y seguridad social a millones de seres humanos. Esta tragedia humana forzó en los países del tercer mundo a un creciente aumento de la migración hacia el norte.

Pero, a diferencia del augurio de los neoliberales, la aplicación de estas políticas no llevó al fin de la historia ni a la desaparición de la lucha de clases y de las ideologías. Al contrario, condujo al nacimiento de importantes movimientos sociales antineoliberales e inclusive anticapitalistas. La derrota del Contrato de Primer Empleo en Francia por la movilización unida de estudiantes y trabajadores, así como las multitudinarias manifestaciones de los migrantes hispanos y de otras nacionalidades en Estados Unidos por igualdad de derechos son la más reciente prueba de que la solidaridad consustancial a las fuerzas del trabajo sigue viva y que están decididas a presentar grandes desafíos a las del capital.

En la lucha contra el capitalismo neoliberal, América Latina es la zona del mundo donde se han experimentado los más importantes avances. Estos van desde grandes movimientos indígenas y populares hasta la aparición de gobiernos, con frecuencia resultado de la lucha de aquéllos, que mantienen distintos grados de resistencia a las políticas de imposición y saqueo imperialista. En un hecho notable de este desarrollo han llegado a la presidencia de sus países líderes que encarnan las más sentidas aspiraciones de sus pueblos, como Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia. Ahora bien, este despertar latinoamericano ha sido estimulado en gran medida por la fuerza moral emanada de Cuba, que no rindió sus banderas socialistas ni en los momentos más críticos en la década de los años 90.

Al reunirse en La Habana en los días finales de abril los presidentes Evo Morales, Hugo Chávez y Fidel Castro para acordar la incorporación de Bolivia a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), estaban potenciando las relaciones de hermandad e integración entre los tres movimientos populares de transformación social más vigorosos de la región latinoamericana, en contraposición a los designios de Washington y sus adláteres. Antagónicos a la codicia individualista intrínseca al "libre" comercio, sus objetivos están signados por la solidaridad y el bienestar de los seres humanos. Para ilustrarlo basta citar algunos datos de la relación cubano-venezolana.

Cuba recibe de Caracas petróleo y otros productos, así como créditos y asistencia en el sector energético en condiciones favorables. A cambio ofrece a Venezuela el capital humano formado por la revolución, especialmente en educación, salud y deportes: 23 mil 601 especialistas cubanos atienden en Venezuela una población de 17 millones que no disponía anteriormente de servicios médicos, la que ha recibido 175 millones de consultas. Con asesoría cubana funcionan, o están por abrir sus puertas en la patria de Simón Bolívar, más de 600 centros de diagnóstico completo, rehabilitación integral y exámenes de alta tecnología. Con el concurso de expertos y métodos cubanos En octubre del pasado año, Venezuela fue declarada por la Unesco territorio libre de analfabetismo y cientos de miles de venezolanos están inscritos en los programas para alcanzar el sexto grado, el bachillerato y seguir estudios universitarios.

Paralelamente a la atención médica, los técnicos de la isla han organizado el deporte en los barrios, lo cual ha mejorado ostensiblemente los rendimientos deportivos internacionales de Venezuela. Este mismo tipo de colaboración se hará extensivo a Bolivia, donde ya trabajan 600 médicos cubanos en 128 municipios y está en marcha un proyecto de alfabetización conjunto con Cuba y Venezuela. En centros hospitalarios de la isla han sido operados de la vista, con tecnología de punta, 220 mil 571 latinoamericanos, de los cuales 188 mil 389 han sido venezolanos. Muy pronto recibirán ese mismo beneficio 100 mil bolivianos anualmente en los centros que Cuba ha donado a Bolivia. Empresas conjuntas venezolano-cubanas operan en varios sectores, esquema en el que entrará Bolivia. Al igual que en las luchas sociales de Francia y Estados Unidos, la solidaridad es el hilo que teje estas realizaciones.

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