Usted está aquí: domingo 7 de mayo de 2006 Política Dos atenquenses recibieron atención por heridas de bala

Estuvieron en el sanatorio, "pero ya no volvimos a verlos"

Dos atenquenses recibieron atención por heridas de bala

Coraje entre pobladores "por la forma violenta en que las autoridades sofocaron la organización del frente campesino"

ROBERTO GARDUÑO Y GUSTAVO CASTILLO; JAVIER SALINAS Y RENE RAMON ENVIADOS Y CORRESPONSALES

En la incursión policiaca del miércoles pasado a San Salvador Atenco, suceso en el que murió el adolescente Francisco Javier Cortés, dos habitantes de la comunidad también fueron heridos de bala, confirmó personal del sanatorio Los Angeles, sitio donde fueron atendidos los dos hombres por daños en fémur y tobillo, respectivamente.

El balance de la toma del pueblo, al alba del jueves pasado, es de temor entre los moradores del lugar a nuevas operaciones de fuerza, que se conjuga con el coraje -sobre todo de las mujeres- por los métodos violentos utilizados por las autoridades para sofocar la organización del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT).

Al margen de las contradicciones entre el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, y el comisionado de la Agencia de Seguridad Estatal, Wilfrido Robledo, sobre si se usaron o no armas de fuego contra los habitantes de San Salvador en aquella jornada, es un hecho incontrovertible el ventajoso uso de ese tipo de arsenal contra personas que respondieron a los policías con piedras, petardos, palos o machetes.

El miércoles, tras la caída de Francisco Javier, dos hombres heridos fueron trasladados por separado al sanatorio Los Angeles, único centro de atención médica en el pueblo, para ser tratados por daños en las extremidades inferiores.

Personal del sanatorio -que solicitó el anonimato- relató a este diario que el día de la refriega se "presentaron dos hombres heridos de bala". El primero, que fue trasladado en vilo, llegó con el fémur destrozado; "se le quebró el hueso porque la bala le impactó en el tercio proximal del fémur", se dijo a este diario.

Tal revelación manifiesta que en la intentona policial por despejar los bloqueos instalados en la carretera Texcoco-Lechería sí se utilizaron armas de fuego contra los atenquenses que protestaban por el cerco impuesto en Texcoco al líder del FPDT, Ignacio del Valle, y se contrapone a las negativas constantes de Wilfrido Robledo a reconocer el uso de éstas.

Según personal del sanatorio, aquel día enviaron al herido de fémur a tomarse una radiografía antes de proceder a entablillarlo; no obstante, "ya no supimos su destino; se fue y se perdió contacto con él".

Minutos más tarde, el lesionado de bala en el tobillo recurrió al nosocomio, pero no ingresó, "fue atendido sobre la acera; se le bloqueó la hemorragia que lo estaba desangrando. Necesitaba intervención quirúrgica, pero no estaba grave, por lo que se fue".

Auxilio a golpeados

El médico también hizo un recuento de los heridos que recurrieron al lugar: "llegaron otros cinco habitantes del pueblo con golpes contusos, algunos policontundidos y otro con un corte en la cara, al que suturé porque llevaba una apertura grande -señala el área derecha de su rostro, debajo del pómulo-; le recomendé que fuera a ver a un cirujano maxilofacial; tampoco volví a verlo".

Al recorrer el pueblo se ve con facilidad que el miedo hizo presa de los habitantes de San Salvador Atenco. La intervención violenta de las policías federal y estatal propició sentimientos de rechazo. Los pobladores reprochan el uso de la fuerza y del poder de las armas contra los moradores.

Algunas personas testifican así:

Dependienta de la farmacia El Rosario. "Yo ya no quiero saber nada; todo esto está vuelta y vuelta..."

María, joven de 18 años. "Fueron unos desgraciados los granaderos. No hay palabras para explicar lo que hicieron".

Guadalupe, habitante de Acuexcomac. "Hace cuatro años el pueblo se juntó para luchar por una causa justa; defendimos nuestras tierras, pero luego el movimiento se fue desvirtuando. Ahora ya me retiré de todo esto, y es una verdadera lástima lo que estoy viendo (solloza)... esto se perdió por causas que ya no eran del pueblo".

En el Centro Gineco-Obstétrico de la doctora Elizabeth García, ubicado en la calle Libertad, una de las enfermeras informó: "el miércoles pasado atendimos a los siete policías que se encontraban en el pueblo, y la doctora (García) fue la que ordenó que los agentes fueran trasladados a un hospital, y fue ella quien pidió las ambulancias".

María Aidé, propietaria de una tienda de ropa. "Estamos espantados, tenemos miedo, y más nos dio cuando vimos a los policías que se metieron a las casas a saquear. A mi vecino le encontraron una guadaña y un machete, que usaba para el campo, y se lo llevaron sólo por eso. Estamos bien tristes y bien temerosos, ya no vamos a poder salir a la calle, y tan unidos y tan fiesteros que somos...".

En la carnicería ubicada frente a la Casa de la Cultura del pueblo, una señora se quejó: "No quiero decir nada a ustedes; nos han echado mucha tierra. Son de Televisa y de Tv Azteca... no quiero decir nada, nos han echado mucho".

 
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