Usted está aquí: lunes 8 de mayo de 2006 Mundo Los vuelos de la CIA con sospechosos de terrorismo evocan la Operación Cóndor

Expertos señalan que el "tronco común" está en EU y sus intereses sobre seguridad

Los vuelos de la CIA con sospechosos de terrorismo evocan la Operación Cóndor

STELLA CALLONI/I ENVIADA

La Habana, 7 de mayo. El traslado ilegal de sospechosos de terrorismo de un país a otro que realiza Estados Unidos, en recorridos que comprenden Europa, países árabes, traslados a América Latina y otros lugares, es similar a la Operación Cóndor, coordinada en los años 70 y parte de los 80, entre las dictaduras militares del Cono Sur y que fue extendida a Centroamérica y el Caribe, como lo denuncian los familiares de las víctimas de aquellas acciones en la región.

Es también una conclusión que surge de las entrevistas con varios analistas en la búsqueda de nuevos descubrimientos sobre la actuación de la Operación Cóndor en su saga centroamericana y caribeña, para cometer crímenes de lesa humanidad.

La similitud está en el tronco común: Estados Unidos y sus agencias de seguridad y en los objetivos que responden a las necesidades de Washington. En su fase latinoamericana este tipo de operaciones de contrainsurgencia trató de esconder la mano de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) muy visiblemente acudiendo a grupos de terroristas mercenarios, y a los dictadores de la Teoría de Seguridad Nacional, pero ahora los vuelos de la muerte con su trágica carga los realizan pilotos estadunidenses en sofisticados aviones de la CIA.

Otras de las conclusiones es que los crímenes de guerras encubiertas son ahora crímenes de guerras abiertas, sin final y sin fronteras.

Pero las similitudes en los mecanismos directos de la acción contrainsurgente son señalados tanto por el Premio Nobel argentino (1980) Adolfo Pérez Esquivel, como por el descubridor de los llamados Archivos del Horror de Paraguay (diciembre1992) Martín Almada.

Esto abrió nuevas posibilidades para ampliar las bases de los juicios contra los responsables de Cóndor, especialmente a partir de los nuevos archivos que aparecen, la apertura de documentos desclasificados, y las investigaciones periodísticas y jurídicas.

Así como La Jornada estuvo desde un primer momento siguiendo la apertura de los archivos de Paraguay, que contenían toneladas de papeles de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), donde se encontraron algunos documentos importantes sobre la Operación Cóndor, las nuevas investigaciones llevan los pasos hacia países como Perú, Venezuela, Colombia, que en su momento participaron o apoyaron, y también hacia Centroamérica y el Caribe en la ruta de la muerte.

En estos días hemos estado siguiendo los laberintos de esta misma operación contrainsurgente en estas regiones, después de los avances en el Cono Sur.

El comienzo

La Operación Cóndor comenzó sus acciones en 1974 montada sobre otros antecedentes de acciones conjuntas entre algunos países en 1973, para "institucionalizarse" en marzo de 1976, en el momento en que se produjo el golpe militar en Argentina y este país se unió más "formalmente" al acuerdo entre las dictaduras de Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia.

En una serie de entrevistas que realizamos con diversos especialistas e investigadores de Caribe y Centroamérica, se logra establecer la magnitud de aquella acción que tuvo un simbolismo especial por las víctimas elegidas y por su escenificación en diversos países del mundo eliminando fronteras.

Hablando con Philip Agee, ex agente de la CIA, donde trabajó 12 años hasta principios de 1969, tiempo en que estuvo enviado por la agencia en Ecuador, Uruguay y México, se puede advertir que el trabajo que la compañía realizó en todos nuestros países le permitía aportar a las dictaduras una base única y completa de datos actualizadas hasta en mínimos detalles, que eran infalibles a la hora de la represión.

Agge, graduado en la Universidad estadunidense de Notre Dame, y entró a la CIA en el programa de reclutamiento de estudiantes universitarios, y en este caso por un ánimo de aventuras y de viajes, escribió un libro que causó impacto en su momento La Compañía por dentro: Diario de la CIA, publicado en Londres en 1975 y en español en 1978. La razones de su alejamiento fue el confirmar que ninguno de los trabajos realizados para la compañía estaban destinados a ayudar a los pueblos de América Latina, sino a proteger los intereses de Estados Unidos, para lo cual se recurría a todo tipo de acciones, como la implantación de criminales dictaduras.

Recuerda para La Jornada el tipo de operaciones que realizaba como agente de la CIA que iban desde "recolección de inteligencia, contrainteligencia, penetración de otros servicios, acciones encubiertas y además operaciones de enlace con otros servicios.

"Tuvimos operaciones montadas con los servicios de inteligencia locales en todos los países latinoamericanos, salvo Cuba. Yo estuve encargado de esas operaciones en Ecuador, Uruguay y México", dice.

Las estaciones de la CIA tenían sus operaciones y sus investigaciones al margen de los servicios locales, "pero con enlaces permanentes con éstos" por medio de los cuales hacían averiguaciones en cada país, cuando se elegía la opción de consultar con esos servicios locales, a la vez proveedores de información. Aunque mucho de esto está relatado en sus diarios, Agge lo refiere ahora cuidadosamente ligado a lo que fue base de aquella Operación Cóndor.

"Por ejemplo, consultábamos a los servicios locales en diversos casos y especialmente en el de seguimientos de asilados en Montevideo. Si eran argentinos, a la Policía Federal argentina y otros organismos, y lo mismo si eran de otros países. Y también podíamos hacer operaciones unilaterales. Es decir, sin la participación del servicio local.

"Lo que puedo decir es que en los años 60 hubo operaciones montadas con todos los servicios locales y que en ese tiempo no era solamente un programa en América Latina sino en otros países, destinados a mantener actualizadas las listas de los principales enemigos (la izquierda en general). El programa era llamado lynks (lince). Luego en los años 62-63 se cambió el nombre ya cuando entramos seriamente en la cuestión de contrainsurgencia. Y se llamó en español "Control de subversivos". Yo estuve encargado de esta tarea en Ecuador y lo que constituía la lista no eran sólo nombres, sino todos los datos dirigidos a lograr una detención rápida en tiempo de crisis".

"Las listas tenían una foto corriente de la persona, sus datos biográficos, lugar de dónde transcurrían sus pasatiempos, las escuelas a las que asistían sus hijos, dónde trabajaba la esposa. Era una lista lo más detallada que se podía hacer sobre hábitos, que se mantenía siempre en idioma español, por si las encontraban no se pudiera identificar la mano de la CIA. Era lo que llamábamos un documento estéril. Esos archivos podían tener 25, 150, 500 nombres de personas, lo que se considerara necesario según el criterio de la estación donde estuvieran. Estas listas eran mantenidas para ser entregadas a los servicios locales de inteligencia, que utilizaban ese tipo de herramientas de enlace para un apresamiento rápido de los sujetos en caso de crisis".

El caso de Ecuador

Agge señala el caso de Ecuador en el golpe militar que "ayudamos a fomentar en julio de 1963 para instalar una junta militar. Cuatro oficiales tomaron el poder y en ese caso nosotros dimos una cantidad de información de estas listas a nuestro contacto principal en el grupo de la junta, Marcos Gándara creo, que era el más cercano a nosotros".

Continuando con su relato recuerda que "en Uruguay en 1967 hubo una conferencia de presidentes en Punta del Este, por abril más o menos, y como yo había estado en ese país casi tres años desde 1964 y en el otoño del 66 me había regresado a Washington, me enviaron para estar en esa reunión a la que asistía Lyndon Johnson. La conferencia fue en abril de 1967 y fui enviado para hablar con la policía y los servicios locales con los que había trabajado. La policía de Montevideo era como decir la policía nacional en Uruguay. Fuimos para dar seguridad al presidente y en ese caso, por ejemplo, dimos mucha información y listas. Entonces se produjeron arrestos preventivos como les llamaban. Los detenidos sólo recuperaron su libertad cuando se fue el presidente de Estados Unidos".

Es precisamente esta base siempre actualizada de datos en la CIA en cada uno de los países, lo que Agge relaciona directamente con lo que fue básico en la Operación Cóndor, que era el intercambio de listas de "subversivos", entre otras fases.

¿Eran estas listas entregadas a los militares que en cada país protagonizaban golpes? Le pregunto. "Sí, responde sin duda. Eso fue lo que hicimos en Ecuador. Y cuando se produjo el golpe militar en Brasil en 1964, yo estuve seguro y estoy convencido que desde el primer día, la estación de la CIA en Río de Janeiro entregó ese tipo de información a los militares, tanto para el derrocamiento del presidente Joao Goulart, como para la cantidad de arrestos que se produjeron durante la dictadura fascista que duró 21 años".

 
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