Usted está aquí: lunes 22 de mayo de 2006 Espectáculos Colectivo Nortec cerró con cadencioso ritmo el Ollin Kan

El Zócalo fue sede de reunión multicultural

Colectivo Nortec cerró con cadencioso ritmo el Ollin Kan

JAIME WHALEY

En la ardiente plancha del Zócalo -obvia decir que en un caluroso ambiente- el Festival Ollin Kan llegó a su fin tras casi tres semanas de presentar cultura de otras latitudes, caracterizadas por no ser nada gélidas.

Grupos de Malí, Senegal, India, Brasil, Nigeria, España y México pusieron el punto final a la intensa musicalidad en la delegación de Tlalpan -sede principal-, pero que también estuvo en otros rumbos surianos.

Ocho agrupaciones pusieron a bailar a una buena concurrencia que asistió, se fue a dar la vueltecita por el Centro Histórico y regresó para solazarse de nuevo con los ritmos cadenciosos y novedosos, como los del Colectivo Nortec.

"Esto es algo que deseaba conocer, tocar aquí en el Zócalo", señaló Xosé Manuel Budiño, cantor y músico gallego que emocionado abundó que su música es zume de terra, expresión que tomó del dramaturgo Castelao, paisano suyo, quien, exiliado en Argentina a principios de la década de los años 40 del siglo pasado, observó que aunque su trabajo pudiera traducirse a todas las lenguas jamás dejaría de ser una obra de arte gallega, en la que llevaría el jugo de la tierra, y así ha titulado su tercer disco, grabado con los músicos que esta vez lo acompañaron.

Expresión similar de asombro dejó escapar Minaz, del grupo indio Kissmet, cuya actuación no fue muy del agrado de Sabrina, vivaz jovencita que prácticamente no perdió fecha del festival, pero que, por otro lado, cosechó buenos reconocimientos a juzgar por la fuerza del aplauso que saludó su actuación. La agrupación, mezcla de nacionalidades, pues sus integrantes son de India, Argentina, Africa e Inglaterra, hace una fusión del bhargaran con el rock, y los hermanos, Buzz, Ron y Max, de Nueva Delhi, le ponen el feeling con los tamborcillos indios.

Con melodías sabidamente comerciales, pero interpretadas con muy particular estilo, como La chica de Ipanema, el Bossa Cuca Nova, de Brasil, desde luego, le metió cadencia a la reunión.

 
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