Usted está aquí: lunes 22 de mayo de 2006 Opinión Sorprendió Arturo Macías

José Cueli

Sorprendió Arturo Macías

Apenas se coloreaba la monumental Plaza de las Ventas, animada por la presentación en la feria de Enrique Ponce, después de sacudir la real Maestranza de Caballería Sevillana -más allá de orejitas que ya casi nada significan- y bajo la presión de esa afición que le exige más que a nadie y no le perdona el mínimo defecto.

El diestro valenciano se encontró con un toro de Javier Pérez Tabernero que venía dispuesto a mandar al torero al otro mundo: bronco, áspero, tirando cornadas a diestra y siniestra, revolviéndose en un palmo de terreno y que de salida puso la carne de gallina a las cuadrillas. Ponce cual su costumbre se encargó de la lidia, difícil el burel en varas, siguió tirando cornadas a lo que se movía y no se movía y repitió la dosis en banderillas.

Al igual que en Sevilla, Ponce demostró que es el número uno de la torería actual. Metió al toro en canal con doblones de los suyos, hasta que lo quebró y se dio el lujo de torearlo por redondos. Mientras que los aficionados y cuadrillas paralizados ante el dominio del torero frente a burel tan peligroso, no daban crédito a lo que veían. A la hora de la suerte suprema, lo mismo en Madrid, Sevilla, Valencia o México, Ponce se arruga. Para matar a los toros hace falta ese algo más que su poderío y maestría. No obstante reventó a la plaza madrileña que lo ovacionó delirantemente.

Y si Ponce confirmó su majestad en Madrid, en la Plaza México en la minitemporada torista, sorprendió Arturo Macías al debutar en el coso. Macías aprovechó la bravura de sus toros de Barralva y al sexto con unos pitones que eran dos leños le bordó el toreo por la derecha y la izquierda en la lentitud de un sentimiento muy mexicano, después de recibirlo con unos redondos de rodillas en el centro del redondel y entusiasmar a los aficionados. No fue el caso de Leonardo Benítez que desaprovechó dos toros, nobles y bravos. Excepcional corrida de Barralva toda ella brava con los caballos y calidad de la embestida, aplaudidos en el arrastre. Macías apuntó como una promesa del toreo mexicano.

 
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