Usted está aquí: martes 23 de mayo de 2006 Opinión Los candidatos y la educación superior

José Blanco

Los candidatos y la educación superior

Los días 31 de mayo y 1º y 2 de junio tendrá lugar la 37 reunión anual de la asamblea general de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), en la Universidad Veracruzana.

A ELLA ACUDIRAN los cinco candidatos a la Presidencia de la República, a la hora y el día que cada uno tiene asignado, a intercambiar puntos de vista, información, percepciones, programas, entre los aspirantes a la máxima responsabilidad política de este país, con los titulares de las 144 instituciones de educación superior (IES) agrupadas en esa asociación, que cubre algo más de 80 por ciento de la población escolar superior del país y más de 90 por ciento de la investigación científica, social, tecnológica, humanística.

A partir de entonces, deberá llegarse en el próximo futuro a un consenso entre quien encabezará el Poder Ejecutivo y los titulares de las IES: qué vamos a hacer con la educación superior y la investigación durante el próximo sexenio.

El proceso será arduo porque la ANUIES representa amplia pluralidad y los candidatos aparentemente tienen diferencias acentuadas en ideas y percepciones sobre la educación superior (ES). Por ejemplo, AMLO tiene una percepción según la cual hay un vasto déficit nacional de oferta educativa en relación con la demanda de bachillerato y de educación superior tal que propone la creación de 30 universidades y 200 preparatorias. Los datos, sin embargo, informan que no existe un problema cuantitativo de oferta educativa en esos niveles, sino exactamente lo contrario: un déficit de demanda.

La cobertura hasta secundaria requiere ser efectivamente de ciento por ciento. Actualmente al salir de secundaria ya se ha perdido la tercera parte de los escolares que ingresaron a primaria, y es una fracción de los egresados de secundaria, la que demanda ingreso a bachillerato; después sólo 48 por ciento egresarán del bachillerato y una fracción de estos demandará ES. Las prepas de AMLO quedarían desiertas y no se diga las universidades. El asunto de la oferta de educación superior tiene excepciones parciales, de las cuales la más importante es la carrera de medicina, pero en este caso la oferta no la determinan las IES, sino el sistema hospitalario.

Hoy en Europa se debate la forma de incluir en el marco legal que rige a las IES una cuarta función; además de generar, distribuir conocimiento y difundir la cultura, deben ser una palanca decisiva del desarrollo económico, social, cultural, político; asunto ineludible en la sociedad del conocimiento.

Ello explica las transformaciones educativas en los países desarrollados (Education at glance, OCDE, 2003). En Corea, en ese año: 16 por ciento de la población de 45-54 años contaba con educación superior; en cambio casi 50 por ciento de la población de 25- 34 años la poseía. El esfuerzo educativo detrás de estos indicadores es formidable. Japón: población de 45-54 años, 33 por ciento; la de 25-34, 52 por ciento. Francia: población 45-54 años, 18 por ciento; la 25-34, 37 por ciento (la decisión de este salto educativo se tomó en un momento de alto desempleo profesional). España: población de 45-54 años, 18 por ciento; la de 25-34, 38 por ciento. En contraste, México: población 45-54 años, 13 por ciento; la de 25-34 años, 19 por ciento.

El esfuerzo por aumentar el nivel educativo de la población mexicana es lento, se halla en niveles muy bajos y el crecimiento de la cobertura en educación superior está llegando a un límite infranqueable debido al embudo que representa el bachillerato.

Es imperioso llegar a un acuerdo sobre un plan a largo plazo: una reforma sustantiva que eleve la calidad de las escuelas primaria y secundaria, cerrando las enormes brechas de calidad que existen entre ellas, con apoyos de recursos por necesidad cuantiosos a los alumnos de primaria y secundaria a efecto de que no abandonen sus estudios, y una reforma del bachillerato acompañada de su obligatoriedad jurídica; es igualmente ineludible apoyar a los alumnos de escasos recursos. De este modo crecería la población al menos con bachillerato, y podremos entonces vislumbrar un futuro distinto para este país.

Es preciso crear el sistema de educación superior (hoy sólo tenemos una abigarrada aglomeración); es inexcusable que las autonomías se coordinen para articular al sistema y que sus acuerdos sean vinculantes y así, en diálogo con el Estado, ser el interlocutor de primer orden para hacer de la ES la palanca del desarrollo que hoy no tiene México.

En la reunión candidatos-ANUIES puede inaugurarse una ruta para crear las vías, los instrumentos, los ritmos, las ampliaciones sustantivas del financiamiento público, las fuentes de ingreso que pueden crear las propias IES, las condiciones de transparencia y rendición de cuentas de las IES: la ES será en todas partes un instrumento ineludible del desarrollo futuro. Sí se puede.

 
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