Usted está aquí: domingo 28 de mayo de 2006 Política Argentina: un balance provisorio

Guillermo Almeyra

Argentina: un balance provisorio

El 25 de mayo, día del comienzo por una independencia aún no conquistada, Néstor Kirchner llenó la Plaza de Mayo con más de 150 mil personas, algunas de las cuales acarreadas por el aparato peronista, pero la mayoría de ellas deseosas de dar su apoyo a un gobierno claramente diferente de los que hundieron la Argentina en los pasados 50 años. ¿Cuál es el balance, forzosamente provisorio, de un gobierno que cumple tres años? ¿Cómo llegó Kirchner a la Casa Rosada?

El oscuro gobernador de una de las provincias menos pobladas (aunque rica en petróleo) y más marginales del país, que había convivido sin problemas con el gobierno de Menem y había apoyado la privatización del petróleo, tomó partido en la lucha interna peronista por Duhalde, contra Menem. La profunda crisis del Estado y de las clases explotadoras, divididas y desunidas por dicha crisis y la irrupción de los movimientos sociales en diciembre de 2001, de modo incontrolable, desmantelaron al peronismo. La sociedad cambió cinco veces a los presidentes en pocos días y el aparato de Duhalde, al cual pertenecía Kirchner, se vio obligado a dar elecciones anticipadas e intentó presentar como candidatos al gobernador de Santa Fe, Reutemann, o al de Córdoba, De la Sota, totalmente carentes de apoyo. Kirchner, el gobernador desconocido, fue la opción y llegó a la Presidencia de un país que se derrumbaba con el apoyo menor jamás obtenido por presidente alguno (cerca de 23 por ciento) y gracias a la decisión de impedir que reflotara Menem. Ahora tiene una aceptación de 65 por ciento, pero no un apoyo organizado ni un partido, ya que se enfrenta en el peronismo a Duhalde y a Menem, a golpes de cooptación de muchos de los corruptos seguidores de ambos, y consigue el sostén de los "transversales" (nacionalistas, temerosos de la derecha o simples oportunistas deseosos de acercarse a los puestos estatales). Así va a las elecciones del año próximo, aprovechando la división de la derecha económica y política, y la inexistencia de una opción socialista que se le contraponga, dada la imbecilidad y el sectarismo de los grupos de ultraizquierda.

¿Qué hizo ese presidente de un país capitalista, que acepta el sistema aunque lo quiera reformar y hace una política burguesa que los sectores burgueses (el capital financiero internacional, la oligarquía terrateniente-industrial-financiera a aquél ligada, los mismos industriales "nacionales" prácticamente desbaratados) aborrecen? En el campo de los derechos humanos persiguió y condenó a los genocidas de modo ejemplar y descabezó sus apoyos en la jerarquía militar. En el de la justicia, echó a los peores jueces de la Suprema Corte menemista y trató de limpiar el estercolero. En el campo social, elevó los ingresos de los jubilados y de los maestros más allá de una simple recuperación del desgaste inflacionario. En el campo internacional logró un muy gran descuento de la deuda privada argentina y se sacó de encima al Fondo Monetario Internacional, que era un virrey estrangulador. Además, intentó reforzar el Mercosur recurriendo al aporte de Venezuela al mismo y se opuso al ALCA, así como a la política belicista de Estados Unidos. Aunque no tocó ni la tenencia de la tierra ni los intereses de la oligarquía exportadora de carne, soya y otros granos, sí intentó en cambio controlar las ganancias excesivas de los ganaderos, tratando de obligarlos a vender prioritariamente en el mercado interno, así como los precios de los supermercados, casi todos extranjeros. El secreto de la recuperación argentina reside en una tasa de cambio que requiere un dólar alto, y en una enorme tasa de ganancia y altísima productividad, mientras los salarios siguen siendo muy bajos (y por eso los productos de consumo popular deben ser baratos). Contener los salarios, aliarse con los peores charros antiobreros y serviles (los Gordos de la CGT), e impedir el surgimiento de un movimiento obrero y otros movimientos sociales que sean independientes del Estado (no le concede la personería jurídica a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), parte de cuyos dirigentes son kirchneristas), ha sido la política oficial inamovible. Todos los aumentos de salarios (o sea, la extensión del mercado interno) fueron conseguidos por huelgas ilegales y sólo recientemente el gobierno pacta aumentos con gremios, para preservar, esencialmente, la dirección oficialista de los mismos.

Kirchner ha hecho una política nacionalista, pero de una burguesía nacional que no existe y que es remplazada por el Estado. Enfrenta la acción subversiva de la derecha (paro nacional de los terratenientes, ganaderos y exportadores, protesta organizada y virulenta de los militares genocidas y de sus cuadros actuales en las fuerzas armadas), pero también hace frente a los intentos de autorganización independiente de los trabajadores (petroleros de Las Heras, en Santa Cruz). Intenta someter los movimientos sociales al control del Estado, en parte para apoyarse en ellos contra la derecha y en parte para no tener problemas por la izquierda. Ahora, el 25 de mayo, proclamó una política "pluralista": eso significa, en castellano, una apertura, inclusive en el gobierno, a radicales, ex menemistas, ex duhaldistas, socialistas. No significa, en cambio, reconocer a la CTA, que no sólo existe sino que acaba de declarar que en las próximas elecciones presentará un candidato obrero a la Presidencia y candidatos obreros a todos los puestos electivos, independientemente del peronismo, del gobierno, de la ultraizquierda, de todos los partidos...

 
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