Usted está aquí: lunes 29 de mayo de 2006 Capital Ejidatarios de la delegación Tláhuac crean cortina rompevientos natural

Siembran árboles frutales como alternativa a cultivos tradicionales de la zona

Ejidatarios de la delegación Tláhuac crean cortina rompevientos natural

Buscan reactivar la actividad agrícola, así como revertir los suelos semidesérticos

ROCIO GONZALEZ ALVARADO

Ampliar la imagen Ejidatarios plantan árboles como parte del programa de cultivos alternativos de huertos frutales, realizado en la Sierra de Santa Catarina Yecahuizotl, en Tláhuac Foto: Roberto García Ortiz

Antes que abandonar sus tierras o permitir que la mancha urbana las aniquile, ejidatarios de San Francisco Tlaltenco, Santiago Zapotitlán y Santa Catarina Yecahuizotl, en la delegación Tláhuac, buscan reactivar las actividades agropecuarias de la región con el cultivo de árboles frutales, como una alternativa a la siembra tradicional de semillas y forrajes.

Al pie de la sierra de Santa Catarina, caracterizada por sus suelos semidesérticos, este fin de semana cuadrillas de campesinos terminaron de levantar el primero de 16 huertos con ciruelos, rojos y amarillos, duraznos y cinco diferentes especies de manzana, traídas del estado de Veracruz, que se desplegarán en 10 mil metros cuadrados.

Asesorados por el químico fármacobiólogo César Basilio Reyes, y con el apoyo de las autoridades delegacionales, los productores pondrán en práctica también una nueva técnica agrícola que les permitirá regar sus plantíos una vez al año, dado que se trata de tierras de temporal.

El secreto de este singular proyecto radica en la forma de plantar los árboles, reveló el especialista durante un recorrido en los plantíos. "Primero se hace una zanja de un metro con diez centímetros de fondo por dos metros de ancho, después se colocan 20 centímetros de arenilla, que funciona como captador de agua, y el resto es cubierto con composta", explicó.

Con ello se arropan las raíces, lo que impide que el viento reseque la tierra y requiera más agua en todo un año, más que la que se agrega en el momento del sembrado, refirió.

Señaló que también se ahorra espacio, pues en lugar de diseminar las plantaciones por todo el terreno se colocan como cortinas rompevientos en torno de cada una de las parcelas.

El área que ocupa cada huerto es de dos metros de ancho por 200 de largo, en el que se logran plantar alrededor de 500 arboles frutales. "Esta modalidad permite contener la erosión del terreno y a la vez dejar un espacio suficiente para que los agricultores no interrumpan sus otros cultivos de temporal como los granos forrajeros, el maíz o el frijol", expuso.

Rafael Rioja Gamboa, representante de la Unión de Pequeños Propietarios de la Sierra de Santa Catarina, y uno de los ejidatarios beneficiados, precisó que el objetivo es aprovechar terrenos de este tipo, pues si "queremos que la gente conserve sus tierras y no siga creciendo la mancha urbana sin ton ni son, debemos lograr que nuestras tierras sean productivas".

"Imposible seguir la siembra tradicional"

"Tenemos la fortuna de decir que mucha gente profesionista se lo debe a sus padres que trabajaron de sol a sol sus parcelas, pero ya es imposible mantenerse con la siembra tradicional", comentó el agricultor, al destacar que este proyecto, en el cual se plantarán 8 mil 500 árboles frutales, es magnánimo en todos los sentidos.

"Se van a proporcionar muchos beneficios a la comunidad, desde los naturales, como el oxígeno o la recarga de los mantos freáticos, hasta los materiales, como la creación de fuentes de empleo, la reactivación del campo y la adquisición de productos sin intermediarios", comentó.

Cuatro días ocuparon los nuevos fruticultores sembrar el primer huerto -en cuyos árboles, de dos a tres metros de altura, ya se asoman los primeros frutos-, pero los trabajos previos datan del año pasado. Los terrenos pedregosos y con pequeños desniveles se convirtieron, tras arduas jornadas, en superficies planas delimitadas con muros de piedras extraídas de los propios terrenos.

Francisco Valdés Martínez, también integrante de la Unión de Pequeños Propietarios de la Sierra de Santa Catarina, explicó que el proyecto originalmente estaba planeado para ponerse en marcha en la primera quincena de febrero, pero el retraso obedeció a que en lugar de recibir apoyo se enfrentaron a la oposición del director de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corena), Nicolás Mendoza Jiménez.

"Este proyecto se concretó con el recurso que gestionó la delegada en Tláhuac, Fátima Mena, en la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, que aportó un millón 300 mil pesos para apoyar la limpieza del terreno, la colocación de 15 kilómetros de bardas, y el establecimiento de los 16 huertos", refirió.

En principio se favorecerá a 16 familias de San Francisco Tlaltenco, Santiago Zapotitlán y Santa Catarina Yecahuizotl, pero el objetivo es extender el beneficio a los 2 mil 900 pequeños propietarios que se dedican a la siembra tradicional del nopal, la calabaza, el tomate, el maíz y el frijol, en las 2 mil hectáreas cultivables de la Sierra de Santa Catarina.

Pero todo dependerá de que "el gobierno vuelva a poner los ojos en nuestras comunidades", admitieron los agricultores, quienes tienen la esperanza de que el próximo año realicen su primera cosecha, aunque no a todo su potencial, como se espera en dos años más, cuando confían en obtener entre 20 y 30 toneladas de fruta en cada huerto.

 
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