Toros de La Joya
Aunque César Jiménez, El Cid, y Pablo Hermoso de Mendoza triunfaron y los aficionados los llevaron a hombros por la calle de Alcalá, fue Enrique Ponce, el que sacudió las gradas de la Monumental de la Ventas, en la feria de San Isidro de este año. Feria que se ha caracterizado, como ya es costumbre en los grandes seriales, por toros descastados, inválidos, rodando por el suelo y en ocasiones broncos.
Ante este tipo de ganado se estrellan las ambiciones de los jóvenes matadores, sin la escuela, la malicia y la técnica para lidiarlos. Máxime que llegan al ruedo madrileño con la faena hecha en su mente que resulta imposible de realizar con ganado de seria presentación, descastado y de contra agravios. Más allá o más acá es lo que ha sucedido en la mini temporada torista de la Plaza México. Mas, con la agradable sorpresa de lo realizado por Arturo Macías y el espléndido juego de los toros de la Cardenilla.
Por eso se requiere ese "algo más" que el resto de la torería, para llegar a ser figura. Son pocos, los que en la historia del toreo poseen ese "algo más" que los diferencia. Llámese personalidad, estilo o como se quiera, agregado a un valor sereno permanente, no fruto de una tarde. Los aficionados, los cabales de la México, esperamos que se solidifique Arturo Macías que tiene todo lo que hay que tener, y ya más tranquilo, aprender los secretos de la técnica y la lidia, de lo que salga por la puerta de toriles.
Esa puerta por la que ayer aparecieron los toros de La Joya, bien presentados, impresionante arboladura, bravos en general y movilidad, especialmente el tercero y el sexto, algunos soseando -el cuarto- y toreros a los que le pesó la corrida. Que difícil es el camino para llegar a ser figura, y más cuando los toros han sido toros en la mini temporada torista. La corrida terminó con la salida a los medios del ganadero José González.