Usted está aquí: domingo 4 de junio de 2006 Opinión ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Elefones, nada más

SON INTERESANTES LAS inquietudes de aficionados serios respecto del futuro de la fiesta en la monumental Plaza México. Si en estas corridas toristas -elucubran intrigados- la nueva empresa ha estado echando los toros más pesados en la historia de la plaza, ¿qué le va a echar a los novilleros, si son muy pocos los que vienen fogueados, y contados los que salen puestos para la alternativa?

LOS TOREROS QUE nomás figuran, pues figura es la que por sí sola llena una plaza, ¿van a salirle a ese toro con edad y trapío, o seguirán exigiendo el novillote bobo, pero repetidor, ideal para faenas bonitas e intrascendentes?

LOS INTEGRANTES DE la nueva empresa, ¿sabrán hacer valer su dinero y aguantar a pie firme los añejos lloriqueos de los ases y sus apoderados o, como en el anciene régime taurino, se plegarán a los caprichos de estos "valientes" a costa, inclusive, de las entradas y de las utilidades de Renovación Taurina 2006?

HABIDA CUENTA QUE la única forma de protestar que conoce el público taurino de la ciudad de México es dejar de asistir a la pobre oferta de espectáculo que recibió durante la pasada década, ¿bastará con echar el toro con cuatro años y sus astas íntegras para que regrese el grueso de ese público al gran coso, o se requerirá, como es lógico, de combinaciones interesantes de diestros?

ESTAS Y OTRAS DUDAS son las que agobian a aficionados pensantes y comprometidos con otra de las tradiciones de México que la negligencia de muchos seudopromotores seudomexicanos y la sistemática estadunidización del planeta, no la globalización, amenazan con suprimir.

LA REALIDAD ES que desde su inauguración jamás se habían lidiado en la Plaza México reses cuyo peso promediara más de 500 kilos por temporada grande. Es regla históricamente comprobada que cada vez que un fenómeno del toreo "sube" en la preferencia del público, quiero decir, un llenaplazas constante no un barbilindo tunante, el toro "baja" en edad y trapío. Si desde la época de Manuel Benítez El Cordobés no ha vuelto a surgir en España otro fenómeno de los ruedos, se explica que la primera figura taurina en aquel país siga siendo el toro con edad y trapío.

SI EN MEXICO, desde la primera retirada de Manolo Martínez, hace 24 años, no han surgido uno o varios diestros con verdadera capacidad de convocatoria, lo menos que se le debió haber garantizado al público, a falta de carácter, sello y competitividad en los toreros, son toros de lidia mexicanos con la edad y el trapío reglamentarios.

TANTO ABUSO NO podía durar mucho. Con renovados criterios empresariales, la flamante empresa de la Plaza México ha decidido poner un hasta aquí al amiguismo ocioso y al proteccionismo sin sentido de toros y toreros "chicos". ¿La fórmula secreta? El elefón, ejemplar entre el elefante y el ratón. Ni el mastodonte con cuernos descomunales ni el novillote despuntado; simplemente el auténtico toro de lidia mexicano, que puede llegar o no a la media tonelada de peso, pero con la suficiente bravura y movilidad para dar un espectáculo que supere las cursiladas de los pegapases nacionales e importados. Lo demás es el tíololismo de siempre.

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