Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 4 de junio de 2006 Num: 587


Portada
Presentación
Bazar de asombros
Para alejar la idea de la muerte
CARLOS ALFIERI
ENTREVISTA A KAZUO ISHIGURO
Nota útil sobre Bulgákov
JORGE BUSTAMANTE GARCíA
No hubo mujer más feliz que yo
ALEXANDR SCHUPLOV
Escribir antes que morir
OLGA NAUMOVA
Paul Schreber: en busca del lenguaje genial
ANDREAS KURZ
La senda del color
VLADY
Lo que el viento a Juárez
Mentiras transparentes
FELIPE GARRIDO

Columnas:
Enrique López Aguilar

Verónica Murguia

Angélica Abelleyra

Luis Tovar

Juan Domingo Argüelles

Noé Morales Muñoz


Directorio
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LUIS TOVAR
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LA MONEDA Y SUS CARAS (II Y ÚLTIMA)

La otra película mexicana a la que se hizo referencia aquí la semana pasada es Como tú me has deseado (2005), del realizador Juan Andrés Bueno, veterano responsable de tres bles cintas filmadas en la década de los años setenta, una en los ochenta y una más, ¿Pedro Infante vive?, que data de 1990.

Quizá puede atribuirse a esos quince años de alejamiento de sets y locaciones; quizá más bien al hecho de que Bueno parece haberse quedado, en términos de creatividad y ejecución, instalado en un discurso cinematográfico del que no preocupa tanto su condición definitivamente anacrónica, como la evidente dificultad para llevar, siquiera con una mínima tersura, una trama de principio a fin, por simple que ésta sea; quizá sea una combinación de ambos contratiempos, pero lo cierto es que uno tiene grandes problemas para comprender las razones por las cuales esta película recibió -es decir, mereció (¿?)- el apoyo del IMCINE y del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine Mexicano, Fidecine.

No es fácil elucidar qué hubo en el argumento y el correspondiente guión -también emanado del magín de Bueno- para que alguien más, descontando a su autor, imaginara que esta película sería, de acuerdo con los criterios del citado Fidecine para otorgar apoyos económicos, una cinta con posibilidades comerciales. Al respecto, cada vez resulta más cuesta arriba acogerse a la excusa recurrente según la cual de un guión que se supone plausible terminó haciéndose una película mala sin rodeos; sobre todo cuando guionista y director son una misma persona.

EN EL PAPEL

El argumento indica que un creativo publicitario de mediana edad, exitoso a más no poder en lo profesional, divorciado, acosado de distintos modos -por su socio, por su ex esposa-; desencantado del medio que lo rodea, porque debería poder decirse de él que es un espíritu libre o algo por el estilo; agobiado por las responsabilidades que en él se depositan; irreverente pero no mucho, inteligente pero lo mismo... que este sujeto, cuyos carisma y atributos deben mover -se supone- a una consecuente identificación con el espectador, por homologación o metonimia, o porque de acuerdo con todo lo anterior el publicista aquel es la mar de simpático; este dueño de talentos amenazados por un entorno que sólo quiere vampirizarlo, juega la suerte suprema de la evasión, y para ello se vale, ni más ni menos, que de la irrealidad plasmada en la figura de una modelo de anuncio espectacular. De excelsa figura, claro está. Ataviada sólo con un vistoso bikini, por supuesto. Más anuente y receptiva que Fox con Bush, desde luego.

No hay más argumento. El resto, escaso y epitelial, consiste en el trazo romo de personajes secundarios concebidos y colocados a manera de andamios para que al protagonista se le noten más las virtudes, y para que su final locura se aprecie lo suficiente.

EN LA PANTALLA

A un planteamiento así de menesteroso en términos narrativos no le quedaba más opción que cargar las tintas, una y otra vez, para que su debilidad no dejara pasar tanto aceite, o al menos no tan rápido. Viejo recurso, que todavía le resulta útil a buen número de cineastas, el de hacer énfasis dramáticos donde no hay drama alguno -vía la música, la edición, el manejo de la cámara...-, o aquel otro de histerizar el desempeño actoral para que la expresión supla carencias de contenido. En Como tú me has deseado el problema no son tanto los trucos, sino que se ven tanto, son a tal grado evidentes, que no hay un solo momento en el que uno consiga la sensación de estar presenciando algo verosímil.

En una cinta de sobreabundante pobreza conceptual, como ésta, realizada con la pericia apenas suficiente para que una secuencia y la que sigue no luzcan por completo descoyuntadas, lo escaso del contenido se magnifica por reiteración. Si dicho contenido consiste en una mera colección de clichés, el resultado es, para decirlo con suavidad, un monumento al estereotipo.

En esa línea, repele más aún la chocante y retrógrada cosificación de la mujer. No vale argumentar que es la fantasía de un alienado por su profesión, abundante en modelos de figura cortalientos, ni tampoco que a fin de cuentas es de una imagen y no de una fémina de carne y hueso de quien se enamora el creativo. El hecho concreto es que la mujer aparece aquí como lo hace en cualquier Sexacional de Traileros: siempre semidesnuda, buenérrima, hiperinsinuante, y ni siquiera hay que decirle lo que debe hacer, pues ya lo sabe: besar mucho y hablar poco, y si se puede mejor nada.

Anticlimática, desmañada y para colmo sexista, Como tú me has deseado es, en varios órdenes, la otra cara del cine mexicano actual. Una poco recomendable, por desgracia.

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