Usted está aquí: lunes 12 de junio de 2006 Opinión La política exterior en el debate

Hermilo López Bassols*

La política exterior en el debate

He visto numerosos debates en el mundo y, en especial en Estados Unidos, por mis funciones oficiales en los años setenta y ochenta. Allí la confrontación es más libre, más abierta; sí hay auténticas réplicas y el talento de los actores fluye mucho mejor al grado de que pueden determinar un resultado. Aquí en un tono más moderado que el anterior debate y obviamente que el de las campañas de dos, surgió un tercero que los descalificó y en vez de ir frenéticamente por su última carta, que debió ser propositiva mas no exhaustiva, dado que el auditorio sólo memoriza los grandes temas, pero no un listado interminable de propuestas. Quien se autodenomina "la sensatez" habrá ahora de probar con el dardo más venenoso de los monólogos: corrupción en su familia.

Ahora me refiero a lo que me debe incumbir por los 35 años en el Servicio Exterior Mexicano: la política exterior y su novedoso correlativo: la política migratoria. En esencia, veamos qué se dijo a través de Chachalaca.org, dado que el Instituto Federal Electoral no tiene hoy el texto disponible. En orden de aparición.

Madrazo con la asesoría de quienes conocen el tema, como la ex embajadora de Fox en Argentina, aseveró que habíamos abandonado nuestros principios básicos (Ver: Emilio O. Rabasa coord., Los siete principios básicos de la política exterior de México, México, UNAM, 2005, con ensayos del ex canciller Emilio Rabasa y los embajadores Bernardo Sepúlveda, Eugenio Anguiano, Francisco Cuevas Cancino y el suscrito) y que se deberían adoptar tres acuerdos: migratorio con Estados Unidos, la construcción de la Comunidad de Naciones de América del Norte (sic) (¿del Distrito Federal al sur se inicia Mesoamérica?) y el aprovechamiento del acuerdo con la Unión Europea. Calificó a la política exterior como "zona de desastre" proponiendo que se revise el TLCAN, a fin de lograr fondos de cohesión -que tanto éxito han dado a ciertos países europeos-, pero que desde 1991 rehusó Estados Unidos que se mencionaran. Con esa misión fui a Irlanda como primer embajador de México para conocer su desempeño. Finalmente, exigió recuperar nuestro prestigio en América Latina y dijo valorar el Servicio Exterior Mexicano.

Calderón entiende la política exterior como un instrumento para competir, para lograr mayor inversión extranjera, y en directa censura a su ex jefe dijo que "debemos reasumir el liderazgo de nuestro país en todos los foros multilaterales y en todas las regiones del mundo empezando con América Latina" y el fundamentalista señaló tres ejes de su política migratoria. Primero, lo que se recaude en nuestros consulados en Estados Unidos, se quede para nuestros paisanos (¿tendrá idea de lo que se recauda y cómo respondería Hacienda?) Segundo, un acuerdo migratorio que ampare a quienes tienen más de cinco años de "estancia legal" (¿habrá pensado que esas personas ya con inglés, historia de Estados Unidos, pago de multas y fichados como propone el Congreso podría darles la nacionalidad como Bush anunció ayer?). Esto podría equivaler en "cierta forma" a que una decisión soberana del gobierno estadunidense se podría convertir en una versión contemporánea de los tratados de Velasco y de Guadalupe Hidalgo, con los que muchos mexicanos adoptaron la ciudadanía estadunidense o la texana, que luego fue lo mismo al permanecer por su voluntad en los territorios perdidos. Tercero, trabajadores contratados como fueron los programas Bracero desde la Segunda Guerra Mundial (¿los contratarán los empleadores teniendo mano barata en la esquina?). Agregó que invitaría a Canadá y a Estados Unidos en el programa Por esta Tierra a que inviertan en las zonas expulsoras de inmigrantes (léase todo el territorio, incluyéndose Veracruz y el Distrito Federal), y que así "permanezcan en nuestros pueblos". (¿Cree que Canadá estaría dispuesto a hacerlo?) Respecto al sur, acertó el mencionar que se requiere de una frontera libre de drogas y delincuencia.

AMLO ratificó que nuestro gobierno debe sujetarse a los siete principios básicos y aseveró que se pronuncia por una política exterior "mesurada y no protagónica". (Pero México es sin duda el líder natural de una región del continente que está usurpando Venezuela). Subrayó que no debemos injerir en la vida interna de otros países y se fue al fondo al decir que el presidente de México no va a ser "pelele de ningún gobierno extranjero." Con Estados Unidos promoverá la cooperación y el acuerdo económico, dado que los muros no resuelven nada. En migración sostiene que hay que crear empleos y ordenar los flujos migratorios (¿cómo?) y que nuestros consulados allá deben convertirse en procuradurías del inmigrante. (¿No bastaría cumplir con el artículo 5 incisos a), e), i) de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares examinado exhaustivamente en el Tratado Derecho Diplomático y Consular, publicado por editorial Porrúa este año y del cual el suscrito es autor?)

En grandes trazos y con ciertas coincidencias al fin se abordó el tema. Comencemos por despejar cuál es el proyecto de nación que queremos y luego, para impulsar su desarrollo, apliquemos una politica exterior de Estado, cuyos artesanos serán los miembros del Servicio Exterior Mexicano.

* Embajador [email protected]

 
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