Usted está aquí: lunes 12 de junio de 2006 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Angel Velázquez

Ya se terminó el gas para Calderón

Mediciones de una legación diplomática

Ventaja para AMLO de poco más de 3%

Hace algunos días, en un desayunadero de la colonia Condesa, un grupo de amigos ocupados en diferentes disciplinas conversaban sobre futbol, hasta que alguien introdujo el tema de la política. Fue a causa de un jugador, el tontín Fonseca, o algo parecido, que la materia de la plática se desvió, y después de oír algunas barbaridades, uno de ellos, dedicado al levantamiento de encuestas, puso a todos a reflexionar.

El hombre advirtió que los dolores de estómago no iban a cesar para Felipe Calderón, por el contrario, los momentos gratos que le permitieron sentirse triunfador habían pasado -advirtió el profesionista- para siempre.

Lo que sucede es que el personaje había terminado de levantar una encuesta en la cual los números ya no se parecían a los del mes pasado, es más, eran completamente divergentes.

Este señor, que acostumbra sopear las conchas de chocolate en un café expreso doble, expuso, frente a los alegatos de unos y otros, los hallazgos de su trabajo, que seguramente habrán de causar otro dolor al candidato de los azules.

Para empezar les dijo que el censo que él realizó no sería publicado, pero que tiene las cifras y que éstas dan por cierto que el gas con que se infló a Calderón desde las televisoras, principalmente, y luego en la radio, ya se terminó.

Se diría que la medición, en circunstancias como las actuales, no tendría porqué quitarle el sueño, ni menos aún graduar hacia arriba la histeria que ya brotó en el candidato de las uñas largas, pero el censo del que hablaba el personaje significaba mucho más que la propia encuesta.

Así, reveló que el censo fue mandado hacer por una muy importante embajada que se ubica sobre Paseo de la Reforma, y que da resultados contrarios al discurso triunfalista y desquiciado de Calderón.

Las cifras, según dijo, establecen una ventaja para López Obrador de poco más de 3 por ciento, síntoma indiscutible de que se mantiene en el primer lugar de las mediciones.

Pero después, alguno de los presentes dijo algo que parecía no haber gravitado, hasta ese momento, en la plática. La embajada que mandó hacer la encuesta es, seguramente, la única que le interesa al Partido Acción Nacional, la única que le importa a Vicente Fox, y por eso el peso de la medición podría llevar a Felipe Calderón a otro ataque de histeria, como los que ha exhibido en días recientes.

El debate por el GDF

Y ya que hablamos de encuestas y mediciones, es bueno recordar que hoy se llevará a efecto el debate entre los candidatos a la jefatura de Gobierno que organizó el Instituto Electoral del Distrito Federal.

Marcelo Ebrard por el PRD, Beatriz Paredes por el PRI y Demetrio Sodi, el tránsfuga de todos los partidos, por los azules. A la contienda inútil llega Ebrard con un ventaja difícilmente superable, ganada a base del trabajo de la administración de Andrés Manuel López Obrador, y a una campaña a ras de medios electrónicos.

Su defensa parece sólida, por esos mismos hechos, aunque Sodi ya amenazó con exhibir alguna parte de su pasado político para derrotarlo, pero dicen en el PRD que al debate Ebrard llegará blindado en contra de la calumnia, y su ataque tendrá como fundamento su conocimiento de la ciudad, es decir, estará en la contienda listo para las propuestas.

Sus contrincantes de PRI y PAN parecen tener poca oportunidad. La primera llegó en el momento menos indicado a la candidatura equivocada, como ya se ha mencionado en infinidad de ocasiones, y es sólo su trabajo el que puede llevarla a recuperar el segundo lugar electoral en el Distrito Federal. Su campaña ha sido muy costosa y se ha dirigido, principalmente, a grupos de la llamada clase media y alta.

Paredes cuenta, desde luego, con un voto duro que aunque no ha sido tomado en cuenta por la candidata, tiene el mérito, dicen los priístas, de seguir siendo fiel, pese a todo. Sus armas principales para el debate serán su experiencia y su agudeza mental, pero tiene en contra al fantasma de Roberto Madrazo, que le espanta a cualquier ánima generosa que se le acerca, así que llegará, casi seguro, con la pólvora mojada, a menos que se arriesgue a ser apabullada por el pasado de su partido.

Sodi, el vociferante, igual que Calderón, el de las manos limpias y las uñas largas, ha gastado millones y millones de pesos en una campaña destinada al fracaso. Sus videopanfletos, cuajados de mentiras y lugares comunes, más que convencer irritan.

Sus mejores armas, si así se les puede llamar, serán el cinismo y la mentira. Nadie descarta que en el show pretenda atacar a López Obrador, más que a Ebrard, para hacerle el favor al panista del cuñado incómodo. Se juega su última carta, otro fracaso será el último, ningún partido serio recogerá lo que quede de este empresario metido a la política, después de la elección del 2 de julio.

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