Usted está aquí: miércoles 14 de junio de 2006 Política Fuego cruzado PAN-PRD previo a firmar el acuerdo

El silencio de Fox el 2 de julio, uno de los ejes del pacto de civilidad

Fuego cruzado PAN-PRD previo a firmar el acuerdo

Deberán partidos cumplir la ley y reconocer a IFE y TEPJF como las únicas autoridades competentes para resolver posibles controversias

ALONSO URRUTIA

Ampliar la imagen Leonel Cota, Manuel Espino, Luis Carlos Ugalde, Mariano Palacios y Jorge Emilio González, en la sede del IFE Foto: Cristina Rodríguez

A la una de la tarde había concluido todo. Ahí estaban los dirigentes partidistas, con esa sonrisa superficial de los actos protocolarios, mostrando copia de su certificado de que habrán de cumplir la ley: el Acuerdo Democrático por la Equidad, la Legalidad y la Gobernabilidad. Apenas unos segundos de remanso para las fotografías en el fragor de una campaña que ni la firma de este pacto pudo detener.

Momentos antes, el fuego cruzado entre esos líderes reventaba cualquier asomo de protocolo ante la presencia del consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Luis Carlos Ugalde.

''El gran desafío en la coyuntura electoral de 2006 es avanzar hacia la consolidación democrática, es evitar el riesgo de que fracase la transición política y regresemos al autoritarismo de Estado o al populismo demagógico e irresponsable que ya demostraron ser perniciosos para el país'', lanzó casi en el arranque el dirigente panista, Manuel Espino.

Réplica perredista

No tardaría el líder del PRD, Leonel Cota, en devolver el golpe: ''Este acuerdo se convino y tiene ya algunos incumplimientos; quiero demostrar coacción del voto en empresas privadas, donde se reúne a los trabajadores para hacer publicidad, y también un periódico de Hermosillo, donde a página entera se publicita la obra pública del presidente Fox''. Todo rubricado con un desplante del dirigente perredista mostrando la citada publicación y el video del proselitismo.

Era el tono de este encuentro para alentar la concordia entre partidos, quizá sólo respetado por el presidente del PRI, Mariano Palacios Alcocer, quien reivindicó la paternidad del acuerdo. Sería el líder del Partido Verde, Jorge Emilio González Martínez, su aliado, a quien correspondería dar el golpe en un discurso donde recriminó las presiones del presidente Vicente Fox para concretar una alianza en los albores de la contienda, y quien recordó que uno de los puntos, la auditoría al padrón electoral, tenía el objetivo exclusivo de tener certeza de que ''la empresa del cuñado de (Felipe) Calderón no tiene absolutamente nada que ver en el padrón con el cual vamos a votar''.

Asimismo, González Martínez reprobó la actitud de Nueva Alianza por no firmar el acuerdo, lo cual atribuyó a que no satisface del todo a sus verdaderos jefes: el gobierno federal y el PAN.

Así, los dirigentes combinaron las frases diplomáticas para profesar su fe en la ley, y de paso en la autoridad electoral, con descalificaciones abiertas. Sentado al centro del presidium, Ugalde aplaudió todos los intercambios en el auditorio del IFE, que fueron preámbulo de la firma del acuerdo.

Dicho pacto obliga a todos los partidos -como si no se hiciera ya- a cumplir la ley, a respetar la competencia electoral y reconocer al IFE y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación como únicas autoridades competentes para conducir el acuerdo y resolver controversias; exigir al Presidente, gobernadores y alcaldes su compromiso de no operar políticamente en favor de un candidato; aceptar los resultados electorales; solicitar una auditoría al Programa de Resultados Electorales Preliminares; mantener el diálogo tras la elección, y demandar al titular del Ejecutivo asumir el compromiso de no declarar ganador alguno.

El papel del Presidente fue el eje del acuerdo y de los pronunciamientos. No hubo discurso de los dirigentes opositores donde no se reclamara el silencio de Fox. A eso se comprometió Espino al plasmar su firma en el acuerdo, aunque en entrevista posterior matizara los alcances y reivindicara que en una reunión previa, en Gobernación, él mismo había sugerido a Carlos Abascal ser el conducto para comunicar al mandatario federal esta decisión de los partidos para que no haga pronunciamientos electorales.

La intervención de Ugalde se centró en enfatizar que el IFE es el garante en la aplicación de la ley, y especialmente en delimitar los alcances de la ''auditoría'' al padrón planteada en el pacto: ''El IFE encomendará a un tercero independiente la revisión administrativa y contable de los contratos celebrados por el instituto desde 1996, en torno al padrón electoral''.

Espino había reivindicado como mérito partidista la ''vigencia plena'' de un estado de derecho, la ciudadanización de la política por encima de intereses particulares o de partido porque, según dijo, ''concebimos la política como exigencia moral, ética antes que técnica, y porque en la democracia que ahora tenemos hay sitio para la libertad y para el diálogo''.

La teoría lanzada por el panista sobre el deber ser de la política no inhibió una dura respuesta de Cota, quien advirtió sobre los alcances del acuerdo: no puede haber maniobras como en el pasado, ni caídas del sistema ni tentaciones de fraude que pongan en duda el pacto, dijo

Luego, arremetió contra el panismo: ''Rechazamos cualquier tipo de populismo, especialmente el de derecha, que decide que todo ha resuelto en este país y los problemas se sienten con mayor agudeza''. Cota Montaño subrayó el sesgo más preocupante para el PRD: que el Presidente no salga la noche del 2 de julio a proclamar ganadores sin pruebas, y concluyó su discurso reclamando poner fin a las campañas de descalificaciones en contra de la coalición Por el Bien de Todos.

Mesurado, Palacios destacó que más que un acto protocolario, se trataba de un compromiso con la gobernabilidad democrática, que había sido originalmente promovido por el candidato de la Alianza por México, Roberto Madrazo. ''Se trata de un primer paso, no despreciable, donde reiteramos el compromiso con el respeto a las reglas'', y añadió que el acuerdo obliga a promover la gobernabilidad a través de exigencias de diálogo y al respeto a la autoridad electoral.

El priísta llamó a los dirigentes a abatir el abstencionismo y pugnar por que ''los votos se cuenten y la elección se califique con base en la ley, y que tengamos un gobierno legítimo que fortalezca las instituciones''.

A su vez, los líderes del PT, Alberto Anaya, y de Convergencia, Luis Maldonado, exigieron a Fox evitar más intromisiones en la contienda, cesar de actuar como si fuera candidato en campaña y terminar con su apoyo al abanderado panista. En tanto, el dirigente de Alternativa, Alberto Begné, advirtió que si no se establecen las condiciones para la gobernabilidad democrática, el país quedará atrapado en una dinámica estéril de confrontación, que al menos ayer continuó enmedio de discursos en este martes 13.

 
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